La seducción de los relatos. Jorge Panesi

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Название La seducción de los relatos
Автор произведения Jorge Panesi
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789877122015



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Luis Gregorich, en Sosnowski, ob. cit., pp. 121-124. Juan Carlos Martini, “Especificidad, alusiones y saber de una escritura”, en Sosnowski, ob. cit., p. 26. Gregorich, en Sosnowski, ob. cit., p. 114.

      29 Gregorich, en Sosnowski, ob. cit., pp. 121-124.

      30 Juan Carlos Martini, “Especificidad, alusiones y saber de una escritura”, en Sosnowski, ob. cit., pp. 125-131.

      31 Gregorich, en Sosnowski, ob. cit., pp. 121 y 123.

      32 Ibíd., pp. 117 y 128.

      33 Alberto Giordano, “Cortázar y la denegación de la polémica”, en Modos del ensayo. De Borges a Piglia, Rosario, Beatriz Viterbo, 2005.

      34 Liliana Heker, “Los intelectuales ante la instancia del exilio: militancia y creación”, en Sosnowski, ob. cit., p. 196.

      35 Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 517-519, ob. cit., p. 599.

      36 Beatriz Sarlo, “El campo intelectual: un espacio doblemente fracturado”, en Sosnowski, ob. cit., pp. 95-107.

      37 José Luis de Diego estudia los vaivenes y caídas en la valoración de Julio Cortázar en “De los setenta a los ochenta: La curva descendente en la valoración crítica de Cortázar”, en La verdad sospechosa. Ensayos sobre literatura argentina y teoría literaria, La Plata, Ediciones Al Margen, 2006.

      38 Lo expresa con claridad Saúl Sosnowski: “Llegar a Maryland marcaba entonces el primer acto de voluntad para discutir y, por supuesto, para oír las voces del disenso tanto dentro del marco más formal de las reuniones como en los interludios de los pasillos”, en Sosnowski, “Introducción”, ob. cit., p. 8.

      39 Sarlo, en Sosnowski, ob. cit., p. 101.

      40 María Teresa Gramuglio, “Tres novelas argentinas”, en Punto de Vista, año IV, núm. 13, noviembre de 1981, pp. 13-16. Las tres novelas son: No habrá más penas ni olvido de Osvaldo Soriano, La vida entera de Juan Carlos Martini, y A las 20:25, la señora entró en la inmortalidad de Mario Szichman.

      41 Ibíd., p. 16.

      42 Ibíd., p. 16.

      43 Raúl Beceyro, “Los que se van y los que se quedan”, en Punto de Vista, año XIV, núm. 41, diciembre de 1991, pp. 15-17. Beatriz Sarlo, por su parte, cree que las principales determinaciones del campo literario estaban ya configuradas antes de la escisión: “Sin embargo, lo que comenzaba a suceder en el inicio de los setenta no se interrumpió: la crítica al realismo de la representación, la difusión de nuevas teorías sobre la literatura, la llegada de Benjamin y los formalistas rusos, el uso estético y vanguardista de Lacan o de la teoría marxista continuaron pese a la dificultad de conseguir los textos en condiciones de persecución y clausura. De manera paradójica pero explicable, la gloria póstuma de Borges, su reinado, se estableció y se generalizó bajo los militares y, sin sobresaltos, se consolidó durante la transición democrática. Lo que se discutió en arte y literatura a la salida de la dictadura responde a un campo de problemas que no se inscribe en una nueva conversación, sino que se dibujó a fines de los setenta, cuando no antes”, Beatriz Sarlo, “La ficción, antes y después de 1976”, en Ñ (18/03/2006).

      44 David Viñas, De Sarmiento a Dios. Viajeros argentinos a USA, Buenos Aires, Sudamericana, 1998.

      45 Alberto Giordano, El giro autobiográfico de la literatura argentina actual, Buenos Aires, Mansalva, 2008.

      46 Sylvia Molloy y Mariano Siskind (eds.), Poéticas de la distancia. Adentro y afuera de la literatura argentina, Buenos Aires, Norma, 2006.

      47 Ibíd., p. 12.

      48 Álvaro Fernández Bravo, Florencia Garramuño y Saúl Sosnowski (eds.), Sujetos en tránsito: (in)migración, exilio y diáspora en la cultura latinoamericana, Buenos Aires, Alianza, 2003.

      49 Walter Mignolo, “Human Understanding and (Latin)American Interest. The politics and Sensibilities of Geohistorical Locations”, en Henry Schwarz y Sangeeta Ray (eds.), A Companion to Postcolonial Studies, Londres, Blackwell, 2005, pp. 180-202.

      50 “Josefina Ludmer. Los tonos antinacionales del presente”, entrevista de Diego Peller, en Otra Parte, núm. 18, primavera 2009, p. 70.

      51 José Luis de Diego, ¿Quién de nosotros escribirá el Facundo? Intelectuales y escritores en Argentina (1970-1986), La Plata, Al Margen, 2001.

      52 Una discusión de este tema se encuentra en Peter C. Herman (ed.), Historicizing Theory, Nueva York, State University of New York Press, 2004.

      53El Ornitorrinco, dictadura y campo intelectual”, y Alejandro Horowicz, “Rupturas y silencios”, en Contraeditorial, año 88, núm. 16, septiembre de 2009, pp. 48-49.

      4. DISCUSIÓN CON VARIAS VOCES: INSTRUCCIONES PARA ESCRIBIR UNA TESIS54

      El diálogo que me propongo o el diálogo propuesto es, en principio, con la voz de Miguel Dalmaroni, que interviene con marcado sesgo teórico en la amable polémica entre Martín Kohan y Sandra Contreras, a propósito de la obsolescencia del llamado “corpus de autor”.55 Muchas voces resuenan –me digo– en la capilla: señal de que se ha formado un coro, vale decir, el inquieto convencimiento profesional (el asunto aquí no es literario, ni tampoco crítico, sino profesional) de una perspectiva hegemónica relativamente novedosa que podría cambiar paradigmáticamente el modo de hacer y conocer de la crítica argentina. Y reconozco un primer mérito en la intervención de Dalmaroni: encuadrar precisamente el problema del corpus en un contexto profesional (aunque no haya querido desarrollar lo que apunta, y abandonara la cuestión a una nota con sesgos irónicos y festivos). Uso la palabra “profesional” en el sentido que le otorgó Stanley Fish,56 pues como observa muy bien Sandra Contreras, la insistencia para que la crítica literaria abandone el “corpus de autor” proviene del ámbito académico estadounidense, el mismo en el que escribe y piensa Fish. Por cierto, en él la preocupación por el corpus está ausente, pero no la relación (o la falta de ella) entre el discurso crítico y la acción política. Para Fish, los críticos que postulan “anti-profesionalmente” una conexión con la política se equivocan, porque las “comunidades interpretativas” son algo así como mónadas institucionales con sus propios juegos de lenguaje, procedimientos, reglas, protocolos, discusiones especializadas y sistemas de autovalidación y legitimación. Por lo tanto, la postura política de los participantes queda esquizofrénicamente al margen de estos juegos de lenguaje, y su voluntad de transformación es apenas un espejismo:

      I shall be questioning the possibility of transforming literary study so that it is more immediately engaged with the political issues that are today so urgent: issues of oppression, racism, terrorism, violence against women and homosexuals, cultural imperialism, and so on. […]

      The literary critic as I imagine him is anything but an organic intellectual in the Gramscian sense; instead he is a specialist defined and limited by the traditions of his craft, and it is a condition of his labours, at least as they are exerted in the United States, that he remain distanced from any effort to work changes in the structure of society.57

      Se me dirá que los contextos y las historias del mundo académico estadounidense y argentino son diferentes, hasta opuestos.58 Sin duda, porque la impronta determinante en la crítica argentina ha sido siempre la del compromiso político o la imbricación inmediata o mediada respecto de la política (por lo menos hasta 1984). ¿Estamos entonces en el vestíbulo de esa profesionalización que defiende Fish? ¿O estamos de lleno metidos en ella? Porque, planteada de una manera metodológica, epistemológica o gnoseológica, como sucede en esta discusión, la respuesta a la última pregunta debería ser ineluctablemente afirmativa. Podría objetarse también la aparentemente caprichosa delimitación histórica