Название | Adolescencia y familia |
---|---|
Автор произведения | Norman Darío Moreno Carmona |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789587602616 |
De acuerdo con Tenorio (1999), todo parece indicar que la masificación de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías han ido transformando los modelos de relación tradicional de las comunidades afrocolombianas, particularmente por el trabajo de sus mujeres en el servicio doméstico, donde tienen la oportunidad de incorporar las nuevas prácticas de crianza que imponen los modelos modernos.
Ante la precariedad de las condiciones de vida en buena parte de estas comunidades, la crianza se torna dura y los niños deben aprender a cuidarse solos desde temprana edad. Aunque en la cultura afro la maternidad se considera una manera en que la mujer es reconocida como adulta, los hijos implican más trabajo y preocupación porque no se poseen los medios o recursos suficientes para alimentarlos, sobre todo si se tiene en cuenta la existencia de varios hijos para madres muy jóvenes y la ausencia de apoyo afectivo y económico por parte de la figura del padre. Hay una constante queja de las madres por la falta de autoridad de los padres o porque no se responsabilizan de la formación de los hijos, teniendo que recurrir a las abuelas para que asuman la crianza, mientras la madre trabaja (Tenorio, 1999).
Frente a estos nuevos modelos de crianza, algunas comunidades entran en conflicto con la tradición. Así los padres no busquen establecer relaciones con sus hijos basadas en el temor sino en el amor, los discursos contemporáneos sobre la educación democrática los confunden. En este sentido, un alto porcentaje de las madres dicen ser malgeniadas e irascibles, pues con gran facilidad se enojan y castigan, desconociendo una funcionalidad correctiva. Indican que no quisieran pegarles a los hijos, pero que no saben cómo corregirlos ni cómo imponer las normas. Y los papás evidencian la ambivalencia entre ser amigos de sus hijos y conservar su autoridad (Tenorio, 1999).
En general, las transformaciones de la familia se han venido estudiando en la región, esencialmente en lo que respecta a las familias recompuestas (Díaz-Rico, 2002) y al fenómeno de la migración (Ramírez-Martínez, 2014). Se intenta comprender las funciones parentales que se desempeñan en las familias recompuestas de un grupo de mujeres de estrato socioeconómico bajo de la ciudad de Cali, indagando la forma como asumen y distribuyen dichas funciones, tomando en cuenta que las estadísticas muestran un índice importante de abandono de responsabilidades parentales en tales familias. En el caso de las denominadas familias trasnacionales, se analiza el soporte que brinda el uso de las nuevas tecnologías en la cotidianidad y continuidad de las relaciones familiares y afectivas.
Familia bogotana y llanera
Analizar las características de las familias en estas regiones, también supone entrar en un terreno de reflexión social en el que se cruzan diversas deliberaciones en relación con su estructura, dinámica, costumbres y creencias.
Los estudios de Castañeda-Ramírez (2012), Fidalgo y Salcedo (2013), Malaver-Afanador, Maldonado-Sánchez y Colmenares-Romero (2013) y Moreno-Rangel y Olmos-Zamudio (2014) logran visibilizar el impacto de la modernidad en la transformación de la familia bogotana y cundinamarquesa, y el modo en que la familia ha cambiado de manera acelerada sus tradiciones al tener que enfrentar los retos del devenir social. Las familias campesinas han construido cambios en su territorio y en el vínculo, permeando tres generaciones a nivel de estructura, procesos productivos y reproducción del sistema familiar.
Estos cambios revelan que la familia se encuentra expuesta al fenómeno de la modernización trastocando los límites entre lo urbano y lo rural, factor que incide en la modificación de la estructura social al disipar las dinámicas sociales de sus comunidades ancestrales. Como resultado se han desvanecido los espacios diferenciados entre la familia campesina y la familia de la ciudad afectando la cultura familiar, todo ello debido a que existe una urbanización del campo a partir del incremento de las ocupaciones no agrícolas, la irrupción de los medios de comunicación masiva hasta regiones apartadas y el establecimiento de redes sociales por el uso común de tecnologías (Castañeda-Ramírez, 2012).
Otro punto de transformación en la familia bogotana y cundinamarquesa se inserta en el ejercicio de los roles y el poder, temas interdisciplinares y multiculturales que cobran impacto por medio de técnicas como la reconstrucción genealógica y la cartografía familiar. Las investigaciones de Loaiza-Cano (2014), Dueñas-Vargas (2002) y Aguilar-Rodríguez (2013) encuentran que en el siglo xix el estilo de vida de la familia bogotana inscribía el poder y la vida familiar con base en la preocupación por el control social y el protagonismo en la actividad política y sociocultural. En la contemporaneidad estos aspectos se mantienen y representan la reformulación de un patriarcado nuevo con tendencia a subyugar a sus mujeres con este tipo de dispositivos.
Al respecto, Castaño-Herrera, Giraldo-Granada, Avalos-Rojas, Giraldo-Granada y Valencia-Vásquez (2011), García (2013) y Gómez y Moreno (2010) desarrollaron estudios en busca de la trascendencia de la familia como ámbito primario en la construcción de la identidad social, individual y por ende ciudadana. Los resultados evidencian que en la actualidad el concepto de familia trasciende socialmente, en tanto se reconoce el empoderamiento de la mujer en diversos ámbitos más allá de las tradicionales funciones reproductivas, rompiéndose así la supeditación a la voluntad del patriarcado y la imposibilidad de decidir sobre la conformación de la familia y el número de hijos.
Por otro lado, desde el ámbito de la economía familiar y mediante el uso de álbumes familiares, comparaciones y testimonios documentales, López-Uribe y Gómez (2011) y Duarte-Giraldo (2012) presentan una descripción exhaustiva acerca de los patrones de ahorro familiar de los diferentes pobladores de la ciudad de Bogotá, además de la distribución de bienes y servicios domésticos. Estos investigadores encuentran que, en comparación con épocas pasadas, la mujer logra tener una mentalidad más amplia respecto al ahorro como fondo previsivo para situaciones no previstas acorde al momento político y económico y a los eventos que podrían afectar la economía doméstica tales como la enfermedad de los hijos, los conflictos maritales y la decadencia económica.
Los hallazgos visibilizan que en la familia contemporánea el rol de la mujer tiene implicaciones desde el ámbito económico. Su labor es fundamental en la formación integral de la persona, la educación en hábitos de conservación y la proyección en conjunto de la responsabilidad financiera, a propósito de los factores psicosociales y las tensiones propias del acontecer socioeducativo regional.
En el caso de las familias llaneras, la investigación territorial desarrollada por Merlano (2004) muestra que desde tiempos remotos la familia en dicha región se ha caracterizado por mantener el origen andaluz del viejo continente, cuya esencia es la altivez, gallardía y machismo de los habitantes, principalmente del Meta. Esta perspectiva histórica es ampliada por Ortiz-Gómez (2003), de la Fundación Etnollano, quien ha estudiado las transformaciones familiares.
El autor visibiliza la manera en que los diversos grupos y familias responden desde tiempo atrás a las condiciones creadas por la conquista europea, las cuales a partir del siglo xvii se convirtieron en el inicio del ritual de intercambio que formaliza las relaciones comerciales y familiares. De ahí surge el término “cuñado” con el que resalta la amistad y se habla a un desconocido para negociar e implícitamente llegar al intercambio de hermanas. En la actualidad, esta forma de intercambio en el contexto social llanero ha desencadenado situaciones de violencia intrafamiliar contra los niños, niñas, adolescentes y mujeres, situación altamente preocupante.
En esta línea los estudios etnográficos llevados a cabo por Vizcaíno (2011; 2012; 2013) confirmaron que durante mucho tiempo en la cultura llanera el papel de la mujer fue pasivo, en cuanto las mujeres se muestran como amas de casa dedicadas a satisfacer las necesidades de sus compañeros e hijos, conservando una alta carga de responsabilidades familiares no solo en el cumplimiento de tareas domésticas, sino en la orientación social y cultural. Las investigaciones muestran que en la actualidad la región llanera cuenta con una simultaneidad de familias extensas como nucleares de diferentes tipos, y que ellas conviven con otras formas en las que, a pesar de los cambios introducidos por la modernidad, el rol de la mujer no ha cambiado. La mujer continúa siendo quien regula las relaciones entre los miembros de la familia, los valores que se