Enamorado de la secretaria. Noelle Cass

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Название Enamorado de la secretaria
Автор произведения Noelle Cass
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788418616105



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debía ser el dueño de esa voz tan sensual. Y era la voz de una persona joven y no la de un viejo como ella se hubiera esperado, ¿sería alguno de sus hijos, o la del propio Hakim?, se preguntó.

      El resto del viaje lo hicieron en silencio, pues ninguno de los dos volvió a decir ni una sola palabra.

      Alessandro se sentía tan culpable por el ultimátum que le había dado a Stacy. Le dolía verla palidecer con sus duras palabras. Era su primer trabajo, sí, pero no podía permitir que hiciera lo que ella le diera la gana y llegar tarde siempre. Ya le había advertido el día anterior de que era importante que llegara puntual al aeropuerto. Había sido una suerte que la torre de control no hubiera retrasado su despegue. Entonces, hubieran llegado mucho más tarde de lo previsto a su destino.

      Pero no podía darse el lujo de perder un contrato de cincuenta millones de dólares por culpa de una secretaria inexperta. Y si Hakim rompía el contrato con él por alguna tontería de Stacy, no le quedaría más remedio que llevarla ante los tribunales. No era lo que quería, pero no podía permitir que el prestigio que tanto le había costado ganarse, quedara en entredicho. Si la prensa se enteraba de que el árabe rompía el contrato, seguramente otros le seguirían y debía evitarlo como fuera.

      CAPÍTULO 4

      Llegaron al Aeropuerto Internacional de El Cairo a medianoche. Una hora antes, el comandante dio aviso a la azafata de que en una hora aterrizarían en el aeropuerto. Stacy y Alessandro aprovecharon para ducharse, cambiarse de ropa y cenar. Cuando Stacy cruzó la puerta del dormitorio del jet, se quedó asombrada al ver el lujo con el que estaba decorado. Dominaba la habitación una enorme cama cubierta por una colcha de un color granate, que conjuntaba a la perfección con el enmoquetado del suelo. Había también una mesilla de noche con una preciosa lámpara de Tiffany´s. Completaban la decoración, un escritorio y una silla.

      Cuando se duchó pudo comprobar que el cuarto de baño era más de lo mismo, no le faltaba detalle.

      En la terminal los estaba esperando un séquito de Hakim para darles la bienvenida al país. Stacy todavía no se había repuesto de la impresión del lujo del avión, cuando todavía se asombró más al ver los veinte coches negros de alta gama y tanta gente recibiéndolos.

      Al llegar al final de las escaleras, un hombre se les acercó y tras hacer una reverencia y en un perfecto inglés, dijo:

      —Buenas noches, señor Márquez. Nos alegramos de que hayan llegado ustedes sin contratiempos. Esta noche, uno de nuestros hombres los acompañará a registrarse en el hotel, y mañana los llevaremos a la residencia del señor Al-Jasser, su residencia se encuentra a unos doscientos cincuenta kilómetros de distancia.

      Poco después, entraron en un enorme y lujoso todoterreno que los llevó al hotel más próximo, que se encontraba a unos veinte kilómetros de distancia.

      Mientras el coche avanzaba, Stacy se quedó extasiada del paisaje nocturno que ofrecía la ciudad de noche. La luna y las estrellas se alzaban sobre un oscuro cielo e iluminado por las luces de la ciudad.

      —Son unas vistas maravillosas, ¿verdad? —dijo Alessandro, interrumpiendo los pensamientos de Stacy.

      —Sí, parece mentira que en el mundo exista un lugar tan idílico y soñador como este.

      —La primera vez que vine a este país me pasó algo parecido, enseguida me enamoré de este rincón del planeta.

      Siguieron charlando de lo que iban viendo por donde pasaba el coche. Parecía mentira que solo unas horas antes hubieran discutido. En esos instantes, daba la impresión de que se trataba de dos enamorados disfrutando de la noche del desierto.

      El vehículo se detuvo por fin en el hotel. El hombre de Hakim les abrió la puerta, tendió la mano a Stacy para que bajara y después lo hizo Alessandro. A continuación, sacó el equipaje de ambos y se lo entregó a uno de los botones del hotel, mientras ellos iban a recepción a registrarse.

      Entonces llegó el primer inconveniente de la noche, solo quedaba una habitación libre y con cama de matrimonio.

      —¿Cómo dice? —preguntó Stacy a la bella chica que había tras el mostrador de recepción.

      —Lo siento mucho, señorita —le respondió, en perfecto inglés—. Esta tarde ha llegado un autobús de turistas inesperadamente y solo queda disponible una habitación.

      —Señorita… —esta vez fue Alessandro el que habló— por favor, haga todo lo posible por conseguir dos habitaciones.

      —Eso quisiera, señor Márquez, pero es completamente imposible.

      Después de diez minutos intentándolo, a Alessandro y a Stacy no les quedó más remedio que aceptar la realidad que tenían ante ellos, debían compartir la misma habitación de hotel.

      La recepcionista introdujo los datos de Alessandro en el ordenador, luego este le dio la tarjeta de crédito para pagar la estancia del hotel. Pero, su sorpresa fue mayúscula, cuando la empleada le informó de que Hakim-Al-Jasser se había hecho cargo de los gastos.

      Tras darle la llave de la habitación, la chica hizo sonar una campanilla y un botones apareció en el acto para acompañarlos a su respectiva habitación. Mientras se dirigían al ascensor, Stacy seguía sin poder creer que no les quedaba más remedio que compartir la habitación. No se veía acostada con Alessandro en la misma cama y mucho menos tan cerca de él. No, se dijo, en cuanto llegaran a la habitación intentarían buscar una solución.

      El ascensor se detuvo en la octava planta del edificio. El botones abrió la puerta de la habitación y la primera visión que Stacy tuvo del interior fue la enorme cama con dosel que dominaba la estancia; al instante, se le secó la boca.

      Alessandro dio una propina al muchacho mientras Stacy entraba en la estancia. Las paredes estaban pintadas de color burdeos al igual que el color de la moqueta. Aparte de la cama de caoba oscura, a cada lado, había dos mesillas de noche con sus respectivas lámparas. De frente, estaba el armario empotrado, a la derecha, había una cómoda con espejo y a la izquierda, la puerta del baño, el cual tenía una bañera redonda, un armario con espejos dobles y el suelo blanco de mármol. Stacy salió de la estancia y vio otra puerta y se acercó a ella movida por la curiosidad. Una amplia sala de estar apareció ante sus ojos. Pintada del mismo tono que el dormitorio, tenía un amplio sofá negro en el centro junto a una mesita de cristal. Al lado de la pared, un amplio aparador sostenía una gran televisión de pantalla plana. Había también un mueble bar con varias botellas de diferentes bebidas. Stacy respiró aliviada, uno de los dos podría dormir en el sofá.

      Para cuando regresó al dormitorio, Alessandro se había sacado la chaqueta del traje y se estaba desanudando la corbata.

      —Siento mucho este gran inconveniente, señorita Petersen —dijo Alessandro, tan pronto la vio aparecer.

      —Sí lo es, señor Márquez, pero todo esto no estaría pasando si me mandara hacer las reservas con antelación.

      —Ahora ya no tenemos tiempo para lamentaciones, señorita Petersen. Ahora hay que buscar una solución para que ambos podamos descansar con tranquilidad.

      —Señor Márquez, la habitación dispone de una amplia sala de estar con un sofá, yo podría dormir perfectamente en el sofá.

      —Nada de eso, sería muy poco caballeroso por mi parte que la dejara a usted dormir en el sofá. Yo dormiré en él.

      Alessandro abrió la maleta con su equipaje y sacó el pantalón de pijama. Stacy se acaloró con solo imaginarse a Alessandro durmiendo a pocos metros de ella con solo un pantalón de pijama y el pecho descubierto. Sacudió la cabeza para sacar esos pensamientos de la mente. Alessandro era su jefe, ella era su secretaria y que por extrañas circunstancias se veían obligados a compartir habitación de hotel.

      Él le dio las buenas noches y fue a acostarse al sofá, después de que ella le indicara cuál era la puerta. Y se quedó largo rato mirándolo antes de que él desapareciera tras cerrar la puerta.

      Stacy fue al cuarto