Название | Chile 1984/1994 |
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Автор произведения | David Aceituno |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789561709225 |
Varios acontecimientos previos marcaron el escenario del Plebiscito y fueron el marco para el “triunfo“ de la oposición. Hay que enfatizar que el plebiscito de 1988 no es una conquista, en estricto rigor, sino más bien una oportunidad estratégica aprovechada inteligentemente y que fue catalizada por dos acontecimientos relevantes: el intento de asesinato a Pinochet el 7 de septiembre de 1986 y que desató la furia represiva del régimen decretando una vez más el estado de sitio en Chile40 y la visita papal en abril de del año siguiente41. Estos acontecimientos previos al plebiscito fueron catalizadores de un mayor consenso en torno a la salida institucional de Pinochet, por lo menos del grupo indeciso y por otra parte, animó a la ciudadanía a retomar la oposición contra la Dictadura, pese a la fuerte represión iniciada tras el atentado al dictador.
Con todo, el primer escollo que debió saltar la oposición fue el gran debate llevado a cabo en 1985 en torno a la Ley del Tribunal Calificador de Elecciones, que establecía en su primer artículo transitorio que entraría en funciones 60 días antes de celebrarse las parlamentarias del año 1990, es decir, en diciembre de 1989, no para el plebiscito. Por lo mismo, el Tribunal Constitucional debió pronunciarse sobre el asunto y el 24 de septiembre de 1985, en una reñida votación de cuatro votos contra tres, se estimó que dichas normas eran inconstitucionales, señalando que dicha “rígida interpretación del texto constitucional resulta inadmisible, porque ella está en pugna o contradice el artículo permanente y las disposiciones transitorias de la Carta Fundamental“42.
De esta manera, el 15 de noviembre de 1985, se pudo tener el marco regulatorio institucional necesario para las elecciones de 1988. El segundo escollo se superó en 1986 cuando se promulgo la ley 18.556 Orgánica Constitucional sobre sistema de inscripciones electorales y Servicio Electoral. Esta ley permitió que se abrieran los registros electorales a partir de 1987, y se retomaba la institucionalidad perdida en 1973. Paradójicamente el primero en inscribirse en el registro electoral fue Pinochet en la comuna de Santiago, como acto simbólico y político. De aquí en adelante cualquier hombre o mujer y extranjeros residentes mayores de 18 años podían inscribirse en los registros electorales. El candidato por el Sí, sería con Pinochet a la cabeza, convirtiéndose en el candidato de la Dictadura. Por su parte la oposición organizó una férrea lucha mediática que “barrió“ con la propuesta de oposición que destacaba fuertemente el pasado y el retorno del marxismo y la violencia terrorista de grupos de izquierda, mientras hacía ver el progreso económico. Por su parte, la oposición se apropió de un discurso de esperanza y alegría, donde destacaba la libertad y el futuro43.
Las encuestas realizadas en ese momento (Centro de Estudios Públicos y Adimark) evidenciaron que la gente que votaba contra Pinochet, lo hacía considerando preponderantemente los factores económicos, falta de trabajo principalmente (72%). En efecto, lo que más dirimió la elección finalmente era que se acabase el Régimen y con él la miseria económica producida por la desigualdad y el desempleo, muy contraria a la imagen de éxito económico que intentaba proyectar la dictadura. La violencia y el miedo aparecían también como factores relevantes44.
Debemos señalar que si bien no es discutible que el Plebiscito haya sido un “hito bisagra“ en el retorno a la democracia, su valoración debe ser puesta en perspectiva histórica. En este sentido, solo se entiende este acontecimiento, en una mirada más amplia, donde confluyen decisiones en torno a diversas encrucijadas, con acontecimientos que catalizaron las decisiones de las élites, de uno y otro lado y colaboraron en la decisión de la ciudadanía contra la Dictadura.
5. El primer Gobierno de la Democracia y sus desafíos.
A nivel global, 1989 fue un año de grandes cambios. La Guerra Fría ya llegaba a su fase final con la caída del Muro de Berlín entre el 9 y 10 de noviembre, y el consecuente desmantelamiento de varios regímenes socialistas de Europa del Este y de la propia Unión Soviética en diciembre de 1991. Estados Unidos, bajo el gobierno del republicano de George W. H. Bush (1989-1993), implementaba una “nueva agenda hemisférica“ de promoción del libre mercado, que tenía a la Iniciativa de las Américas (1990) como uno de sus ejes fundamentales.
Era sin duda, el inicio del “nuevo orden mundial“. Este nuevo orden, que suponía la reconfiguración del rol de Estados Unidos en un mundo de transición post Guerra Fría, fue el escenario en que se movieron las relaciones internacionales en los años siguientes45. Se trató de un “momento unipolar“, que nunca antes se había repetido en el siglo XX46 y que se caracterizó por el rol activo de instituciones económicas globales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y el G20, concebidas para garantizar el libre movimiento de bienes y capital, la inversión extranjera directa, la asistencia para el desarrollo y como instancias de resolución de disputas, fue crucial en el nuevo ordenamiento47. En este escenario, los Estados Unidos actuaron como un “superpoder“, estableciendo su hegemonía global en cuatro áreas clave: militar, económica, tecnológica y cultural48.
En Chile, luego del triunfo de octubre de 1988, gobierno y oposición llegaron a un consenso para aprobar 54 reformas a la Constitución de 1980, las cuales se ratificaron mayoritariamente ante un plebiscito en julio de 1989. En las elecciones del 14 de diciembre del mismo año, el candidato de la Concertación, Patricio Aylwin Azócar, obtenía un 55,17% de los votos logrando un triunfo histórico en la historia política de Chile.
La administración de Aylwin, entre 1990 y 1994 tuvo que enfrentar varios desafíos que implicaban una inédita transición que se ha definido como “sin derrota“ de las Fuerzas Armadas, como lo habían sido otros cambios de regímenes en Europa y en la propia América Latina. La mantención de Pinochet como Comandante en jefe del Ejército y la existencia de los llamados “enclaves autoritarios“49 en la Constitución, resguardaban algunas de las herencias de la dictadura, reduciendo el margen de acción de la nueva administración.
La posición de las Fuerzas Armadas frente al nuevo gobierno, las actitudes del propio Pinochet, la situación de los organismos de inteligencia militar que continuaban todavía en operación —ex miembros de la DINA y la CNI— parecieron ser los principales temores de un eventual retroceso del proceso de democratización. Por el otro lado, y a pesar de su mayor debilidad respecto a los años pasados, la actividad de la extrema izquierda, principalmente del FPMR -autónomo y el Movimiento Juvenil-Lautaro —en menor medida el MIR— representaron para la transición una eventual amenaza para su éxito. Coyunturas históricas como el “Boinazo“ (diciembre de 1990) y el “Ejercicio de Enlace“ (junio de 1993), fueron claras amenazas del poder militar al civil, constituyendo factores de inestabilidad de la joven democracia.
En los primeros meses, algunas de las demandas ciudadanas más sentidas comenzaron a ser escuchadas por el gobierno de Aylwin. El 25 de marzo —mediante Decreto Supremo N°355 del Ministerio de Interior— se creó la llamada Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, también llamada “Comisión Rettig“ en honor a su presidente Raúl Rettig, ex senador y político del Partido Radical. La Comisión —integrada por miembros de todos los sectores— tuvo por objetivo el esclarecimiento global de la verdad sobre las violaciones a los Derechos Humanos entre 1973 y 1990. El 8 de febrero de 1991 y luego de largos meses de trabajo, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación entregó su Informe Final al Presidente Aylwin, quien casi un mes más tarde emitió un sentido discurso frente a las cámaras de televisión de todo Chile, pidiendo perdón a las víctimas de la represión a nombre del Estado chileno.
El “Informe Rettig“ —y sus diferentes versiones posteriores— se reconoció como uno de los documentos históricos más notables de los años recientes en Chile, reconstruyendo gran parte de la represión política y los costos humanos de la violencia aplicada en el régimen de Pinochet.