Benemérito Doctor. Pietro C. Alvero

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Название Benemérito Doctor
Автор произведения Pietro C. Alvero
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788418587276



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pendiente. Así que, por primera vez desde hacía más de un lustro, podía afrontar un verano con la tranquilidad que ofrece haber hecho todos los deberes. Ese verano, y tras la finalización del curso oficial, los alumnos con asignaturas pendientes tenían la posibilidad de saldar sus deudas educativas a través de una convocatoria extraordinaria en junio. Así, y mientras los lechones menos aplicados sufrían en silencio sus particulares hemorroides, la dirección del IPE había tenido a bien organizar diversas actividades para recompensar el duro año de sus alumnos aventajados y, de paso, para no mantener a una jauría de púberes ociosos dispersos por el patio.

      Aquel olímpico año se decidió que una buena manera de canalizar la energía de algunos dichosos era realizar, parcialmente, el Camino de Santiago. Un Camino que, por aquel entonces, no gozaba ni de la popularidad mediática ni de las infraestructuras existentes en la actualidad. Un hijo de litricista que por allí andaba, creyó conveniente inscribirse en la turné jacobea. El Jacinto, pese a su carácter indisciplinado, había obtenido unos fantásticos resultados y – ¡qué leches! – se había ganado a pulso un pequeño dispendio. De la misma manera, otra actividad sugerida por la dirección fue una excursión de fin de semana por tierras catalanas, concretamente a la localidad costera de Sitges, la romana Tarragona y, finalmente, a una exultante Barcelona olímpica. Sinceramente, ante la disyuntiva existente entre pasarme una semana entera caminando por el monte o pegarme un fin de semana de farra en la playa, opté, pese a que mi fiel compañero Jacinto hubiese elegido un paseo entre las nubes, por rendirme ante el plan de sol, playa y fiestuqui.

      Un día antes de que los aguerridos peregrinos emprendieran la marcha, el Jacinto presentó un importante dolor abdominal. Tras su obligado paso por el botiquín y la valoración del Alférez Médico, se le diagnosticó una apendicitis, por lo que tuvo que ser trasladado de urgencia al Hospital Comarcal de Calatayud. Allí, obviamente, fue intervenido mediante una apendicectomía – palabreja médica para definir una operación de apendicitis – e ingresado durante algunos días hasta su mejoría. Como no podía ser de otra manera, el Jacinto era merecedor de una visita hospitalaria por mi parte. De esa manera, procedí, junto a algún que otro malhechor, a realizarla. Cuando el malogrado peregrino abrió los ojos en su camastro hospitalario, se encontró, no sin sorpresa por su parte, a un grupo de púberes ataviados con bermudas, gafas de sol, sombreros de paja y mochila al ristre, preparados para salir, casi de forma inmediata, a su destino playero.

      – ¡Hijos de la gran puta! – fueron las primeras y últimas palabras que salieron de su boca antes de proceder a una soflama de improperios indignos de ser publicados.

      – ¡Hasta la vista, pringao! fue lo último que escuchó el desdichado convaleciente mientras atravesamos, bailando la conga, la puerta de su habitación.

      Primavera de algún año

      Episodio 4

      Al pan, pan...

      Tarde de sábado en urgencias. El 061, nombre coloquial por el que se conoce al transporte de ambulancia, acude con un paciente víctima de un accidente de tráfico, concretamente, tras caída de motocicleta mientras circulaba en una rotonda.

      Mientras se realizan las primeras actuaciones por parte de enfermería – toma de vías, electrocardiograma, extracción analítica básica, etc. –, aprovecho para ir leyendo el informe del personal técnico de la ambulancia. En este, y con una terminología breve y escueta, alguien había garrapateado lo siguiente:

      Accidente de moto. Consciente, hemodinámicamente estable. HEMATEMESIS FRANCA.

      La hematemesis es un palabro médico que se utiliza para describir la presencia de sangre en el vómito. El adjetivo “franca” que acompañaba al signo médico, indicaba que la sangre que estaba vomitando el accidentado era voluminosa, por lo que se trataba de una emergencia médica. Una hematemesis puede estar causada por diferentes motivos, algunos relativamente leves y otros, en su mayoría, y como podía ser el caso que allí tenía, muy, muy graves. Teniendo en cuenta que se trataba de un accidentado por tráfico, el hecho de que estuviese vomitando sangre indicaba un posible daño orgánico interno, por lo que era menester agilizar el proceso para evitar un fatal desenlace. Había, sin embargo, un factor a favor del paciente, y era el hecho de que, según el técnico de la ambulancia, se encontraba hemodinámicamente estable, por lo que la sangre que presuntamente habría perdido no debería haber afectado todavía a su estado general.

      Me apresuré a valorar al paciente una vez que mis compañeras de enfermería hubieron terminado. Lo primero que me llamó la atención del interfecto fue su estado general. Allí se encontraba, tranquilo y reposado, un caballero de unos sesenta y cinco años, que portaba sobre sus manos una bandeja de cartón, de las que se utilizan para recoger vómitos, llena de una sustancia colorada. Me dirigí directamente al paciente para comenzar la anamnesis. Al acercarme tuve la primera sensación. Un olor muy característico desprendía de todo su él.

      – Buenas tardes, ¿puede resumirme brevemente qué es lo que le ha pasado?

      – Puess no sssé que dessile, dostó – el seseo y la voz gangosa de su presentación alertaron rápidamente a mi córtex frontal – parte del cerebro que se deshinibe con el alcohol –. Cho ssalía de tomá un vermú, cuando he gosido la moto y no m´acuerdo de musso mass...

      – Entiendo – le contesté –. Y ahora, en este momento, ¿le duele algo en concreto?

      – Ssolo un pogco la cabessa, dostó. ¡Ah!, y mussas ganas de gomitar...

      – Pero, llevaba puesto el casco, ¿verdad?

      – Pues ssupongo que ssí, gclaro... ssiempre me lo poncgo.

      Lo que en un primer lugar fue una sospecha se estaba convirtiendo en una certeza incontestable: el abuelete llevaba un pedal del quince.

      – ¿Y qué es lo que ha bebido, si puede saberse?

      – Puess unoss cuantoss vinoss...

      – Ya, entiendo...

      Solicité pues, además de las correspondientes pruebas complementarias, como radiografías o un escáner cerebral, una determinación de alcohol en sangre, dado que, sospechaba, que ya había descubierto el motivo de su hematemesis franca.

      Con los resultados de la analítica en la mano, que objetivaban una alta concentración de etanol en sangre, y la clara evidencia del olor que desprendía el simpático abuelete, corregí el informe médico acuñando un nuevo término médico.

      Tintotemesis: presencia de vino tinto en el vómito.

      CAPÍTULO 5

      Calatayud (Versión 2.0)

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