Название | Hoy camino con Dios |
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Автор произведения | Carolina Ramos |
Жанр | Документальная литература |
Серия | Lecturas devocionales |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877982909 |
No sé cómo te encuentras hoy, pero busca alguno de esos versículos, ora y ten paciencia. Las fuerzas vendrán, ya sea para ti o para que las uses para ayudar a alguien más que parece haberse rendido.
Dios pregunta - 15 de marzo
¿Quién dicen que soy yo?
“–Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” (Mat. 16:15, NVI).
Cierto sábado de tarde, un pastor dijo que había tres preguntas importantes que debíamos hacernos: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy?
Varias veces luché para responder la primera pregunta, y al leer la Biblia veo que muchos personajes también lo hicieron.
Pero, cuando leemos la pregunta que Jesús hace acerca de su identidad, la formulación es bastante diferente. No imagino a Jesús con una preocupación adolescente acerca de lo que la gente pensaba de él. No es que estuviese sufriendo una crisis de identidad o cuestionando su valor propio. Su identidad y su autoestima no dependían de la opinión de los demás. (Tampoco deberían hacerlo las nuestras.)
Jesús no necesitaba saber quién era o qué pensaba la gente de él, pero los discípulos sí. Nosotros también.
Esta pregunta, además de tan profunda y antigua, es sumamente personal y actual. Es incluso más importante que las otras tres mencionadas. A fin de cuentas, para entender quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos, es necesario conocer al YO SOY y tener un concepto claro de lo que creemos y sabemos acerca de él.
Si tenemos una vida diaria de comunión con Dios, no debería ser difícil tener cientos de cosas para decir acerca de él.
El problema es que muchas veces no lo conocemos y nos conformamos con lo que otros nos cuentan de él. O, peor aún, creemos las características negativas que otras personas le atribuyen, distorsionadas por el enemigo. Buscamos nuestras propias respuestas a estos interrogantes en vez de ir a la Roca. Nos valemos de la ciencia para investigar nuestros orígenes y trazamos de forma independiente los planes más sofisticados para llegar hacia donde queremos ir. Y, en el medio, nos olvidamos de que él tiene respuestas para esas tres preguntas y muchas más. Nos olvidamos de que no hay comienzo ni fin que entender, si no conocemos al Alfa y la Omega.
No, Dios no se vale de lo que nosotros creemos de él para existir. Sin embargo, toda nuestra existencia tambalea si no sabemos quién es él.
Su Palabra nos revela una y otra vez características que nos pueden dar fundamento y evidencia suficiente para creer, disipar dudas, generar respuestas a esas tres preguntas nuestras, y dirigir a otras personas a él.
¿Quién decimos que es?
El poder de la música - 16 de marzo
Jesús y la música
“De mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días” (Sal. 90:14).
En el libro La música, de Elena de White, encontramos preciosas verdades acerca de la importancia del canto en nuestra vida; de todos los beneficios que brinda no solo física y emocionalmente, sino también espiritualmente.
Allí se nos mencionan algunos usos que Jesús le daba al canto, y podemos aprender algunas cosas de su niñez que quizá no sean tan conocidas.
En primer lugar, se nos dice que Jesús fue tentado a pecar cuando era niño, pero “los cantos que su madre le había enseñado a entonar acudían a su mente, y él elevaba su voz en alabanza”. Además, su canto era contagioso, y sus compañeros comenzaban a cantar con él (p. 12).
La poderosa asociación que existe entre la memoria y la música es una herramienta valiosísima a nuestro favor, para traer una y otra vez a nuestra mente pasajes bíblicos que de otra forma serían más difíciles de recordar. Aún estamos a tiempo de grabar mensajes espirituales en el “disco duro” de nuestro cerebro. Podremos reproducirlos cuantas veces queramos después.
En segundo lugar, se nos dice que Jesús le daba la bienvenida al día con su canto. Cantar formaba parte de su culto personal. De esa forma, él “llevaba la alegría del Cielo a los rendidos por el trabajo y a los descorazonados” (p. 12).
Para un par de materias, los alumnos de la Universidad Adventista del Plata tenían que cumplir con el requisito de levantarse temprano, salir a hacer ejercicio y cantar. Era común escucharlos en la plaza a la mañana, y el Dr. Pedro Tabuenca, propulsor de esa actividad, acostumbraba recetarles a sus pacientes una dosis de canto también, algo que reportaba mejorías en el ánimo y la salud de ellos.
¡Es un remedio gratuito que podemos probar hoy!
En tercer lugar, se nos dice que Jesús usaba el canto como forma de expresar su alegría. “A menudo los moradores de Nazaret oían su voz que se elevaba en alabanza y agradecimiento a Dios” (ibíd.). ¿Qué registro de voz habrá tenido? No lo sabemos. Pero ¡qué hermoso debió ser escucharlo cantar alegremente!
Cada vez que cantamos mensajes positivos, anulamos la posibilidad de emitir un mensaje negativo.
Hoy podemos imitar a Jesús en este aspecto también y cantar con alegría al comenzar un nuevo día.
Historias de hoy - 17 de marzo
Una turbulencia, dos Biblias
“Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar” (Hab. 3:19).
–¿Cómo te llamas? –pregunté mientras me inclinaba hacia delante para llamar su atención.
–Lautaro, ¿y tú?
El ruido hacía que la comunicación no fuera tan sencilla, aunque estábamos a solo unos metros de distancia. Le respondí y, aunque ya sabía la respuesta, pregunté:
–Eso que estás leyendo ¿es una Biblia?
–Sí. Tú también, ¿no? –dijo, mientras señalaba la especie de mesita sobre la que tenía apoyada mi Biblia.
–Sí. ¿Qué parte estás leyendo?
–Las genealo... ¿cómo es que se dice? Acá en Génesis... Me la regalaron ahora y estoy comenzando a leerla desde el principio. Me encanta. ¿Y tú?
–La historia de cuando Jesús calma la tempestad. Me pareció oportuna –dije con un guiño cómplice.
Es que estábamos a miles de metros de altura, en medio de la tormenta más grande que viví en avión. Los dos estábamos sentados en la última fila, con cuatro asientos vacíos y un pasillo de distancia.
Entre turbulencia y turbulencia, saltábamos de nuestros asientos y nuestras cabezas se golpeaban contra la ventana.
Lo felicité por estar leyendo la Biblia a su edad tan joven, en esas extrañas circunstancias, y aunque alrededor reinaba el caos, los dos continuamos ensimismados en la lectura y envueltos en la paz que nos daba sabernos en las manos de Dios.
En ese momento, recordé el relato del niño que viajaba solo y permanecía tranquilo en medio de una gran tormenta. A su alrededor la gente estaba preocupada, pero la azafata, al verlo tranquilo, le preguntó por qué no temía, y él le contestó: “No tengo miedo porque mi papá es el capitán. Confío en que nada malo nos pasará”.
Esa misma seguridad sentí esa madrugada al volar, y el texto bíblico de hoy cobró otro significado.
Puede ser que hoy no te encuentres en un vuelo a miles de metros de altura, pero puedes abrir tu Biblia en medio de una tremenda batalla espiritual que se está librando, en medio del caos y del ruido. Lo único que te permitirá descansar confiado y hacerles frente a las turbulencias que se presenten hoy es saber que Jesús es el capitán de tu vida.