Название | Ataraxia |
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Автор произведения | Saúl Carreras |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789878723280 |
—No se trata de un lugar, Gino, sino de un estado, que me saques del conflictivo y tóxico estado al que a veces Evaristo me lleva, ¡¡¡hay momentos en los cuales consigue sacar lo peor de mí!!!
Gino, entre sorprendido y protector, sintió una oleada de ternura desmedida y ganas de abrazarla y consolarla. Pero debía guardar las formas. Aunque después de todo Carmen era una mujer hermosa, una treintañera, que por cierto tenía lo suyo, muchas veces Gino jugó con la fantasía de lo extraordinario que resultaría acordar con la genética la unión de los dos costados, el sol y la playa de los mares europeos, con reminiscencia desde el Imperio romano con sus luchas y conquistas, con la exótica América tal vez, desde el sueño de los reyes católicos y que Colón hizo realidad navegando los mares para unir esos continentes inexplorados, llenos de riquezas legadas de los incas, los aztecas o algún recuerdo maya, que lo hacían volar de imposibles pero que recrudecía en sueños de unos ojos claros, color mar del Norte, con la piel morena de las razas entremezcladas, total soñar no se encuentra regulado por ningún impedimento.
Siete años después…
El niño de ojos color mar Mediterráneo, y su piel morena de las Américas, correteaba detrás de una pelota que su padre, en secreto, le había regalado. Dos mundos se habían encontrado y habían coincidido en cada gen liberado, en cada emoción reclamada, en cada silencio escuchado, en cada pena redimida.
Evaristo había fallecido un año antes de cumplir sus 65 años y se llevó a la tumba el secreto de Carmen, ese secreto que si bien conocía pero que se permitió negar hasta su muerte, y nunca se animó a aceptar el momento en el que su honor devaluado por su propia actividad gubernamental, era lastimado con el pecado de su querida esposa, que presa de un rapto de pasión contempló el adulterio como un hecho y se deslizó entre las sábanas de Gino y desde ese día, sus almas se atravesaron y sin control vivieron, no sin culpas, su propia historia prohibida.
Fin
Julio Gerard y el viejo molino
A la altura del km 142 sobre la ruta 14 de la provincia de Entre Ríos, volviendo de Colón, con dirección a Gualeguaychú, vimos el cartel que señalaba EL VIEJO MOLINO balneario/camping, aminoré la marcha y saliendo de la ruta tomé el camino de ripio que me indicaba el cartel, huellas de coches que habían ingresado antes me indicaban que era un lugar muy visitado.
El ingreso con un portal del siglo XVIII nos daba la bienvenida, era domingo a la mañana, una gran arboleda y a través de ella se podía divisar el gran molino, un gigante dormido, en un letargo obligado solo permanecen sus paredes como testigo de una época, del despegue de un pueblo que se empecinaba en crecer y una nación que ya empezaba a caminar sola.
Haciendo un poco de historia…
Hacia 1798 en el talar del Arroyo Largo, hoy Arroyo Urquiza; tenía una gran estancia don José Duval; primitivo colonizador de la zona sobre el río Uruguay. En ese año, como socio y administrador llegó don Josef de Urquiza con su mujer Cándida García y sus primeros cuatro hijos. La actividad ganadera era la principal.
Tenían a su cargo una gran peonada y la propiedad de treinta esclavos, lo que por sí, representaba un gran capital. En tal año, dada la población más las dificultades de traslado hasta la villa de la concepción, solicitan la erección de una capilla, para cumplir con los preceptos cristianos.
Expedienteo de por medio la iglesia accedió a tal pedido. Establecida la capilla, el establecimiento ganadero cobró mayor importancia. Pasadas las primeras dificultades y afincados en el lugar, vieron llegar el nuevo siglo.
El 18 de octubre de 1801, don Josef de Urquiza y Álzaga y su mujer ven nacer a su séptimo hijo a quien llaman Justo José, quien años después sería el organizador de la nación y promotor del desarrollo de esta región.
Los años pasan, sobreviene la Revolución de Mayo, el caudillismo, las luchas internas. El talar del Arroyo Largo y sus moradores ven pasar los acontecimientos. La provincia comienza a cobrar importancia.
En 1842 Justo José de Urquiza es nombrado gobernador y comienza su obra colonizadora. Pero recién en 1857 con la fundación de la colonia San José, el viejo talar es nuevamente el escenario de hechos trascendentes.
Así llega el año 1929. El gigante había concluido su ciclo, lo desplazaba el progreso, un moderno edificio con todos los adelantos de la época y en el puerto de concepción del Uruguay y con vías férreas y navegables a sus puertas. Era su heredero, él lo había engendrado, debía continuar su obra. El 11 de octubre de 1929 el viejo molino detuvo sus máquinas. Tras de sí, cuántas ilusiones, y anhelos están guardados.
Tosca su estructura, su corazón sigue latiendo en cada uno de sus rincones, para mostrarnos la estirpe de una época. El viejo talar del arroyo Urquiza volvía a su antigua mansedumbre. Las máquinas se había detenido definitivamente, todo había sido tan rápido, que parecía un sueño. En su letargo se fue desgastando. Pero orgulloso, está aquí mostrándonos los signos de un pasado de grandeza y esplendor.
Aunque las huellas de sus pesadas carretas ya se hayan borrado…
Ese domingo desviamos nuestro camino desde Colón hacia Gualeguaychú y nos dispusimos a visitar el Viejo Molino, apenas cruzamos el portal de ingreso y bajo una llovizna que nos acompañaba desde Colón, un perro (un Border Collie) nos daba la bienvenida, eran las 10 de la mañana y todos en el establecimiento, dormían.
Solo él estaba levantado, lo vi entre las diferentes edificaciones que componían el complejo, hoy convertido en un balneario / camping, vestía unos harapos de remera y una bermuda, y de calzado unas viejas ojotas, su pelo revuelto que en algún tiempo fue rubio, barba de unas semanas sin rasurar y sus ojos de un color celeste; de típica fisonomía nórdica, después supe que se trataba de Julio Gerard de madre italiana y padre francés el séptimo de 11 hermanos, de los cuales incluido él, solo 8 estaban vivos.
Lo vi y me trajo a la memoria un tío mío que un día desapareció y nunca más supimos de él. Julio vivía en el predio del Viejo Molino, detrás del camping, y los dueños del complejo lo habían adoptado y le permitían estar allí. Sus hábitos estaban vinculado al alcohol, de hecho cuando trabé conversación con él su aliento etílico me lo demostraba, pero lejos de juzgarlo, me interesó su historia y decidí darle entidad a través de este relato, dado que siempre detrás de las personas, indefectiblemente hay una historia, y lo que viene de aquí en adelante surge de mi imaginación, dado que no pude recabar más información, más de lo poco que me pudo transmitir en lo escueto del encuentro.
Supe que es radical, pero también, de su descrédito en la política, que odia a los peronistas, que sus hermanos estaban bien económicamente y que a él no le hablaban, que luego de vender las tierras colindantes con el predio del viejo molino, él decidió permanecer allí hasta el día de hoy, mientras que ellos compraron en Colonia Hughes (a veces llamada Colonia Hugues) una localidad en el departamento Colón, provincia de Entre Ríos, y aún hoy viven allí, distante a pocos kilómetros; sin embargo algo pasó, no sabría precisarlo bien, para que esta disociación entre sus hermanos se produjera, y me movilizó de tal manera que le ofrecí nuestra comida que traíamos con mi mujer, en el coche y unos pesos para su vicio, sé que se hace mal darles dinero a estas personas dado que no hacemos más que potenciar su adicción, pero lo inmediato para él era más urgente y desde mi corto encuentro no estaba en condiciones para darle un sermón, sino tratar de hacer que se sienta mejor y desde mi intención creo haberle cambiado el día.
Imagino a sus padres, un matrimonio de inmigrantes, él francés, ella italiana y solo dos hijos (sus hermanos), que luego de la guerra buscaban un lugar donde, lejos del horror de las explosiones y muertes, afincarse y forjarse un futuro. Y así los años los mostraron como una verdadera familia numerosa, dado que luego de los dos hijos con los que llegaron a estas tierras, llegaron nueve más y entre ellos la oveja negra de la familia, lo llamaron Julio, había heredado