Название | Dragonomics: integración política y económica entre China y América Latina |
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Автор произведения | Carol Wise |
Жанр | Зарубежная деловая литература |
Серия | |
Издательство | Зарубежная деловая литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789972574801 |
El auge de China en la economía global brinda evidencia adicional sobre las limitaciones de este paradigma para explicar el desempeño ampliamente disímil de las EE en cuanto a su economía política. Aunque a China aún le queda un trecho por recorrer para alcanzar un estatus de país desarrollado, los gestores de políticas en Pekín tienen sus miras puestas claramente en esa meta. Según estimados del Banco Mundial, al inicio de la era de reforma en China en 1979, el PBI per cápita ascendía a US$ 182; el último estimado, realizado en 2017, ubica ese mismo indicador en US$ 7.329. Al calcular la paridad del poder adquisitivo, el PBI per cápita en China en 2017 ascendía a US$ 15.30812. En 1979, el PBI total de China era de aproximadamente US$ 76.900 millones, y ahora es de cerca de US$ 11,2 billones. La teoría de la dependencia siempre ha sido hábil para describir los fracasos de las políticas y la movilidad descendente en el mundo en desarrollo, pero encuentra problemas para explicar estos casos exitosos en Asia que rompen con el molde.
Sobre esta cuestión del intercambio desigual, a excepción de Costa Rica y México, es cierto que el patrón de comercio entre China y sus SE ha reproducido el convencional modelo de ventajas comparativas que existía en la región a inicios del siglo XX: los países de Sudamérica exportan primordialmente productos no procesados y materias primas hacia China, y, a su vez, importan de esta bienes manufacturados con valor añadido. La naturaleza asimétrica de la relación entre China y ALC en términos de la IED es otra realidad. Se estima que el monto total de IEDS proveniente de ALC hacia China entre 2003 y 2018 es de aproximadamente US$ 5.300 millones (Americas Quarterly, 2019), versus los aproximadamente US$ 109.100 millones en IEDS proveniente de China hacia ALC entre los años 2000 a 2017 (Dussel Peters, 2018b). Pero, aunque la experiencia inicial de este patrón de comercio e IED inspiró políticas de industrialización por sustitución de importaciones (ISI) y una amplia crítica de los términos desfavorables del comercio para la región, las condiciones estructurales que actualmente prevalecen dentro de la mayoría de estas economías son radicalmente diferentes13.
Tabla I.4
Tasas promedio de manufactura en ALC, 2000-2017
País | Exportaciones de manufactura(% de exportaciones de mercadería) | Manufactura, valor añadido(% del PBI) |
Argentina | 30,9 | 16,5 |
Brasil | 44,4 | 12,5 |
Chile | 14,9 | 13,0 |
Costa Rica | 60,6* | 14,9 |
México | 78,6 | 16,5 |
Perú | 16,4* | 15,3 |
Nota. * Datos disponibles solo hasta 2016.
Fuente: Indicadores de Desarrollo Mundial; datos computados como valores promedio de estadísticas correspondientes a 2000-2017, disponibles en: http://databank.worldbank.org/data/home.aspx
A excepción de Chile y el Perú, las EE en ALC han realizado considerables avances hacia la industrialización, y los productos manufacturados representaban por lo menos el 44,4 por ciento de las exportaciones totales en promedio de Brasil, el 60,6 por ciento de Costa Rica y el 78,6 por ciento de México, entre los años 2000 y 2017 (tabla I.4). Más aún: para todos estos países, a excepción de Costa Rica y México, los términos de intercambio durante el auge de China fueron altamente favorables. El aspecto negativo de esta historia es que, aunque los enlaces hacia adelante en términos de exportación de manufacturas claramente han mejorado en ALC, los enlaces hacia atrás todavía son demasiado débiles para el mercado doméstico. Tal es, por ejemplo, el caso de México, donde la producción de manufacturas depende de la IED entrante al grado que los productores locales de bienes intermedios todavía no son competitivos como proveedores en estas zonas de producción14. En un grado menor, Argentina y Brasil enfrentan el mismo dilema: de ahí la facilidad con la cual China ha conquistado los nichos de exportación para insumos intermedios en Argentina, Brasil y México. Dicho en términos más sencillos: esos bienes intermedios que productores de esas tres EE en ALC importan de China tienen un valor añadido y un contenido tecnológico mayores, y precios más competitivos.
Las EE de ALC no han seguido el ritmo de los logros en cuanto a competitividad que China ha registrado en su sector de manufactura durante los últimos 20 años, avances que son resultado de gastos y políticas muy focalizados que desde inicios de la década de 1980 han promovido la ciencia, la adaptación tecnológica, la educación superior en los campos de las ciencias exactas, y la investigación y desarrollo15. Basándose en su análisis econométrico, Jaime Ortiz sostiene que ALC «ha llegado a un punto en su frontera de posibilidades de producción a partir del cual no es posible incrementar su nivel de desempeño sin una intervención en términos de tecnología e innovación. América Latina debe ampliar su base de productividad, avanzar hacia propuestas más sofisticadas, y diversificar su canasta de exportaciones para ganar una cuota del mercado»75(Ortiz, 2012, p. 188). Pese a su defensa de la sustitución de importaciones y el proteccionismo, incluso los teóricos primigenios del intercambio desigual propugnaban la adaptación tecnológica, el reforzamiento de los enlaces hacia atrás y la diversificación de las exportaciones (Prebisch, 1950). Con el auge de China en mercados regionales, los países de ALC están más apremiados que nunca a trepar rápidamente la escalera de la producción con valor añadido y a articular una visión de más largo plazo para un modelo de crecimiento basado en la eficiencia, la innovación y la competitividad (Devlin, 2008)16.
Los diagnósticos referidos a la maldición de los recursos resultan más convincentes. Este término se refiere a la dependencia de un país con respecto a la exportación de materias primas en desmedro del sector industrial, la creación de empleos y la gestión de políticas macroeconómicas sensatas17. Aunque esta etiqueta tuvo origen en el auge del gas natural y la consiguiente revalorización de la unidad monetaria en los Países Bajos, rápidamente se hizo popular como una lente de análisis para explicar esta similar ocurrencia de la maldición de recursos en países en vías de desarrollo. Antaño, el conjunto de políticas macroeconómicas que sustentaban la maldición de los recursos en América Latina –proteccionismo comercial, represión financiera, derroche fiscal y tasas de cambio sobrevaluadas– preparaban fácilmente el camino para desatar una verdadera crisis de balanza de pagos una vez que los precios de las materias primas empezaban a caer. Tal como sugerí anteriormente, la CFG puso en evidencia el mérito de las reformas macroeconómicas y de los sectores financiero y comercial, emprendidas por muchos países de ALC durante las últimas dos décadas. Los avances de estas reformas ayudaron a contener los tradicionales colapsos de la balanza de pagos que solían aparecer tras el auge de precios de una materia prima. Venezuela, país que se ha rehusado obstinadamente a impulsar reformas de políticas económicas y a la modernización de las instituciones financieras domésticas, brinda aquí el ejemplo contrafáctico, dado que la economía se hundió como nunca mientras los precios del petróleo caían en picada en 2014-2015 (véase la tabla I.1) (Schipani, 2016).
Para las otras EE en ALC, la tasa de cambio ha sido la variable más difícil de controlar. En respuesta a la CFG, el Sistema de Reserva Federal de los EE. UU. implementó una política de tasa de interés cercana a cero desde diciembre de 2008 hasta finales de 2015, y tanto la inflación como las tasas de interés se han mantenido bajas desde