Pisagua, 1948. Anticomunismo y militarización política en Chile. Verónica Valdivia Ortiz de Zárate

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Название Pisagua, 1948. Anticomunismo y militarización política en Chile
Автор произведения Verónica Valdivia Ortiz de Zárate
Жанр Документальная литература
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Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789560014153



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comunista, Natalio Morales». La declaración del Jefe de Zona señaló: «Félix Morales Cortés, de 35 años, de profesión pintor dibujante, domiciliado en Iquique […] falleció en Pisagua hoy viernes 23 a las 7.55 a causa de un ataque cerebral […] en dicha localidad desde el presente mes, en cumplimiento del Decreto Supremo No. 11 de 1948 del Ministerio del Interior»100. Morales había sido detenido el 3 de enero de 1948, siendo redactor deportivo del diario y trasladado a Pisagua el 15 del mismo mes; se había casado un día antes de su detención101.

      2.- Solidaridad

      Angela Mamani, esposa de Gavino Baltazar: «Señor Presidente de la República […] haciendo uso de sus facultades, el Supremo Gobierno dispuso el traslado a Pisagua de mi marido, Gavino Baltazar Supanta, agricultor, de mí mismo domicilio, al puerto de Pisagua. Que se acusaba a mi marido de ser dirigente comunista, no obstante que jamás intervino en política […] Que a consecuencia del traslado, mis hijos, quienes son tres menores de diez años, han quedado en el más absoluto abandono […] en vano he solicitado al señor Jefe de la Zona de Emergencia que me permita reunirme con mi esposo, quien es inocente de la acusación que motiva su permanencia en Pisagua»102. El subsecretario de gobierno rechazó tal petición, toda vez que el Jefe de Zona de Emergencia informó de «su mal comportamiento en Pisagua»103.

      Apenas ocurridas las detenciones, los obreros de El Toco, en Atacama, nombraron una comisión de cinco miembros para ir en su ayuda, con un aporte de $10 cada uno, lo cual fue informado al inspector departamental del Trabajo de Tocopilla, para obtener su reconocimiento legal. Igual iniciativa desarrolló el MEMCH de la localidad para ayudar a las familias de los detenidos, siendo autorizadas por el Jefe de Zona, teniente de Carabineros Alejandro Valdés, reuniendo dinero y víveres104.

      Simultáneamente, en Iquique se organizó un Comité Pro Ayuda de los dirigentes detenidos en Pisagua y sus familias, cuya tarea sería «coordinar y controlar los auxilios destinados a los familiares de estos». Aunque fue organizado por los comunistas, el comité tenía un sentido ecuménico, invitándose a distintos sectores políticos y organizaciones sociales, culturales y deportivas, «ya que no se trata de un organismo político, sino de carácter ayudista (sic), pudiendo participar en ella personas de pensamientos humanitarios»105. Sus organizadores, acompañados del diputado José Díaz Iturrieta, informaron al Jefe de la Zona de Emergencia, General Guillermo Aldana, de su constitución, finalidades y de algunas condiciones que necesitaría para el desarrollo de sus actividades.

      Como explicaron los líderes de esta campaña, la solidaridad era en ese momento «una urgencia mayor». El deber era ayudar a los perseguidos y privados de su libertad, pero también a sus familias, abandonadas en las calles de las distintas ciudades militarizadas, sin posibilidad de subsistencia: «Por eso este Boletín Solidaridad [del Comité de Solidaridad y Defensa de las Libertades Públicas], vuelve a insistir y seguirá insistiendo en lo que a diario y durante meses ha dicho el Comité de Solidaridad: ayuda, más ayuda, toda la ayuda que sea posible. Dinero o especies, o ambos […] dar para la solidaridad con las víctimas de la represión y los perseguidos de la dictadura venal […] Todo lo que llegue será agradecido en Pisagua, en las cárceles, en los sitios de relegación, en todas partes»106.

      Por ello la ayuda era de carácter económico, erogaciones en dinero, en alimento y en ropa-calzado para ser distribuida entre los trasladados y sus familias. El Sindicato de la Planta Embarcadora de Salitre en Construcción, el grupo más activo en esos primeros momentos en la ayuda, consiguió numerosos catres en mal estado del Asilo de la Infancia, para repararlos en la maestranza del puerto de la Compañía de Salitre de Tarapacá y Antofagasta (CSTA), «con el fin de que esta institución social pueda dar asilo transitorio a algunos de los hijos de los obreros expulsados de la industria salitrera»107. Por su parte, la Unión de Profesores de Chile, de la seccional Santiago, envió tres encomiendas con medicamento y comida para los «12 maestros que se encuentran trasladados a Pisagua», las que fueron entregadas al Comité Pro Auxilio, el que, a su vez, lo entregó al Comité de Distribución de Víveres. Este primer embarque de vituallas y medicamentos fue entregado a sus destinatarios por el diputado Díaz Iturrieta, el director de El Despertar, Rolando Araya, y un dirigente del Comité Pro Auxilio108. El comité explicó que la demanda por ayuda se mantendría e intensificaría mientras la represión gubernativa persistiera, así como el Campo de Pisagua, las relegaciones y la indefensión socio-económica de los familiares de los trasladados. Suponían que el número de necesitados aumentaría una vez que estuviera listo el censo que el comité estaba llevando a cabo; a inicios de 1948 decidió incrementar su trabajo para coordinar mejor las realizaciones tanto en Tarapacá como fuera de la provincia109. La gran mayoría de las donaciones eran hechas, al comienzo, por los propios trabajadores, los sindicatos salitreros, otras industrias en el norte y a lo largo del país110. Una vez organizado el Comité de Solidaridad, la ayuda tendió a convocar a un espectro más amplio, incorporar conjuntos sociales diversos, porque se trataba «del hambre que calmar, la miseria que mitigar, las enfermedades que aliviar, el frío que evitar, la soledad que atenuar y la desesperación que aminorar, inmediatamente, antes que sea demasiado tarde»111.

      Para la Navidad de 1947, el comité en Iquique se preocupó de recolectar juguetes y mercaderías para los niños y familias de los detenidos. Se recibieron erogaciones de Tocopilla y la oficina Prosperidad. El Despertar informó, igualmente, que se estaban recibiendo juguetes y golosinas para entregarlos a «los hijos de los trasladados que se encuentran al lado de sus padres en Pisagua»112.

      El Comité Pro Auxilio empezó a realizar gestiones para lograr un local para su funcionamiento y recibir los alimentos, ropas regaladas, y establecer la tesorería. No obstante, trascurrido un mes de su constitución, no reunió las condiciones demandadas para realizar dicha asamblea: «Dificultades surgidas en cuanto a las medidas de control hechas valer por funcionarios de Investigaciones […] hubo de dejarla sin efecto»113. Es probable que la negativa se relacionara con la participación comunista.

      El 24 de octubre de 1947, en Santiago, «un grupo de ciudadanos de convicciones democráticas […] bajo la presidencia de don Carlos Vicuña fundaron el Comité de Solidaridad y Defensa de las Libertades Públicas, al cual se incorporaron más tarde numerosas instituciones y personalidades, y se entregaron con ahínco a la tarea de cohesionar las fuerzas populares, detener y derrotar la represión. La lucha por la disolución del Campo de concentración de Pisagua, vergüenza y maldición para el pueblo de Chile, y por la ayuda y defensa de millares de presos y relegados, demandó inmensos esfuerzos que contaron con la simpatía y la colaboración de amplios sectores de la ciudadanía»114. Con la central participación comunista, el Comité logró adquirir un carácter ecuménico. Carlos Vicuña Fuentes, eminente abogado, radical, uno de los más tenaces líderes de la lucha contra la dictadura ibañista en 1927 y obstinado defensor de las libertades, fue el más importante portavoz, no comunista, en la lucha contra la persecución de 1947-1949 y la Ley Maldita. El comité más tarde fue presidido por el radical Leonardo Guzmán, connotado antimilitarista, Ministro del gobierno provisional de Manuel Trucco en 1931 y de Pedro Aguirre Cerda; Carlos Vicuña Fuentes oficiaba de vicepresidente; Raquel Weitzman –secretaria– era abogada y militante comunista; Santiago Labarca, vicepresidente del comité, fue un destacado dirigente estudiantil de la FECH en 1920, posteriormente diputado radical y Ministro de Educación y Hacienda de los presidentes Juan Esteban Montero y Juan Antonio Ríos, respectivamente; Luis Valente Rossi –tesorero–, era profesor y militante comunista; y Óscar Waiss, socialista, fue el secretario de la organización. Posteriormente, la FECH se integró formalmente al comité y además la JUNECH115. En San Javier, por ejemplo, también participaban militantes del agrariolaborismo, socialcristianos, socialistas populares, sectores del radicalismo y democrático populares. Como señala Rolando Álvarez, el Comité de Solidaridad permitió el acercamiento de quienes, a lo largo de la década del cuarenta, fueron persistentes opositores, tanto dentro de la propia izquierda como con parte del espectro partidario de centro, los que en los comités de solidaridad provinciales, departamentales y locales restablecieron contactos en defensa de las libertades y garantías constitucionales116.