Poder Judicial y conflictos políticos. Tomo III. (Chile: 1973-1990). Brian Loveman

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Название Poder Judicial y conflictos políticos. Tomo III. (Chile: 1973-1990)
Автор произведения Brian Loveman
Жанр Документальная литература
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Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789560013781



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Política15. No se pensaba en una dictadura militar sin fin.

       Las relaciones de la Junta Militar y el Poder Judicial

      Los ministros de la Corte Suprema reconocieron a la Junta Militar instalada desde el 11 de septiembre de 1973 como legítima. Habían terminado los ataques de la UP y de la izquierda rupturista. No habría tribunales populares ni la amenaza del fin de la carrera judicial. Los militares eran la salvación frente al peligro marxista16.

      La Asociación Nacional de Magistrados señaló que «frente a la constitución de una Junta Militar de Gobierno que ha asumido el mando supremo de nuestro país con el afán de producir una profunda rectificación de la vida nacional, inspirada en altos ideales de solidaridad y bienestar colectivos, los jueces chilenos, incorporados a la Asociación Nacional de Magistrados, manifestamos a la opinión pública, (...) que prestamos nuestro más decidido apoyo a las nuevas autoridades gubernamentales convencidos que el Poder Judicial encontrará en ellos el respeto, últimamente olvidado, a las decisiones que pronuncien y a los fallos que emitan, como lo ha manifestado en su primera declaración pública el Excelentísimo señor Presidente de la Junta de Gobierno, General don Augusto Pinochet Ugarte»17.

      A fines de septiembre, la Junta Militar visitó a la Corte Suprema en el edificio de los Tribunales de Justicia. El presidente de la Corte Suprema, Enrique Urrutia Manzano, les expresó que la Corte Suprema «recibe con satisfacción y optimismo esta visita vuestra, y la aprecia en todo su valor histórico y jurídico» (…) «Os deseamos el mayor de los éxitos en vuestras acciones, para el bienestar de nuestros conciudadanos y para el país entero»18. En esa reunión, el general Augusto Pinochet reconoció «el respaldo moral que este Excelentísimo Tribunal ha prestado a la Junta de Gobierno, [que] nos ha dado nuevos bríos para proseguir en la inmensa y patriótica labor de recuperación nacional en que estamos empeñados»19.

      El Mercurio, 14 septiembre de 1973, portada.

      Desde el 11 de septiembre de 1973 el Poder Judicial dependía de la Junta de Gobierno en relación con sus salarios y jubilaciones, sus carreras y sus vidas. La falta de interés del Ejecutivo y el Congreso respecto al Poder Judicial y su penuria presupuestaria eran problemas de larga data. El 30 de octubre de 1974 algunos ministros de la Corte Suprema asistieron a una sesión de la Junta Militar para reafirmar su colaboración con la misión salvadora de la Junta y para solicitar mejorías a su situación económica. Asistieron el presidente de la Corte Suprema, Enrique Urrutia Manzano, y los ministros José María Eyzaguirre, Juan Pomés e Israel Bórquez20. Solicitaron que se formulara un proyecto para mejorar los montepíos de las viudas de ministros y las jubilaciones de los mismos, debido a que en esas jubilaciones no se incluía el 35% de asignación profesional. Se declararon «consciente[s] de la situación extremadamente grave desde el punto de vista financiero en que se encuentra el país», pero dijeron que existía «una situación realmente dramática en el Servicio», con ministros enfermos, hasta un ministro de la Corte Suprema que era un «despojo humano», sin poder jubilar por no poder vivir dignamente con un salario reducido, al faltar la asignación mencionada.

      El ministro Pomés explicó: «Si el día de mañana me sintiera cansado, ¿cómo me retiro? ¿Cómo me retiro perdiendo más de la mitad de lo que recibo hoy día, de estos 700 mil escudos, que es lo que yo recibo en cheque de sueldo? Seguramente, mi jubilación sería inferior a 320 mil escudos. No podría sufragar los gastos de mi hogar»21. El ministro Bórquez dio una larga explicación de las diferencias entre la jubilación del Poder Judicial y la Administración Pública, comparándolas, incluso, con las jubilaciones militares:

      (…) tomando la cabeza del Poder Judicial: don Enrique Urrutia. Si él jubilara, tendría una jubilación de 411.460 escudos, en circunstancias de que un Coronel en retiro con 30 años de servicios obtiene una jubilación bruta de 550 mil, o sea 470 mil escudos líquidos; un General de División obtiene 538 mil 610 escudos bruto, y líquido, 438 mil escudos, pero parece que estas cifras no tienen el reajuste del 24%. Y si sobre eso se calcula el montepío, por ejemplo, el de un General de División deben ser alrededor de 403 mil escudos. La renta líquida de don Enrique Urrutia son 722 mil 422 escudos con todo, con asignaciones familiares, movilización, etc. Y, al jubilar, se pierde naturalmente el 35% de asignación profesional, que es la que hace aumentar la remuneración, porque la hace ascender en 216.700 escudos. También pierde una asignación que tienen todos los empleados públicos, absolutamente todos, que va hasta un 25% de seis sueldos vitales con un máximo de 30 mil escudos. Eso también lo pierde el Presidente de la Corte Suprema y, entonces, quedaría con un líquido de 411 mil escudos como jubilación. Y ni siquiera me atrevo a decir que causaría un montepío de más o menos 190 mil escudos ahora22.

      Los ministros de la Corte Suprema siguieron describiendo las lamentables condiciones económicas y laborales del ejercicio de su labor judicial suplicando por medidas que mejoraran sus condiciones. Sus peticiones, no solo implicaban –dicho coloquialmente– «llorar miserias»; también pretendían consideraciones acordes con su lealtad y apoyo:

      El señor PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA. - Como les expresó el Ministro Eyzaguirre, nosotros comprendemos la situación en que está la Junta y la situación del país. Hemos prestado el mayor apoyo posible que hemos podido a la Junta, porque estamos convencidos de eso y lo hemos hecho sinceramente, sin esperar nada.

      Pero hoy día nos encontramos con una situación francamente insostenible, como manifestó el Ministro Pomés. Ahí está el Ministro señor Ortiz, que está pidiendo permiso tras permiso y, entonces, tengo ahí un hueco y tan es así, que ni hemos querido nombrar suplente. Él no se anima a jubilar y tampoco lo podemos echar porque es inamovible. Mi escalafón no tiene tiraje. Por ello, no existe interés por entrar a la carrera. Yo tengo 47 años de servicio. Hace 17 años que debería haber dejado la Administración Pública. No me he ido por razones que no son del caso señalar, pero me iba a ir en 1970.

      El señor EYZAGUIRRE, MINISTRO DE LA CORTE SUPREMA. - El Poder Judicial ha sido maltratado desde hace muchísimo tiempo por una razón muy sencilla: porque siempre fue tremendamente legalista; porque impuso el cumplimiento de la Constitución y de las leyes valientemente contra cualquier tipo de Gobierno. Y al actual Gobierno la Corte Suprema le tiene una especial estimación. Uds. tienen un testigo presencial a quien pueden interrogar acerca de esto: el Auditor General de Guerra, que una vez a la semana está precisamente en la primera sala, en la Sala mía, trabajando con nosotros. Y él ha visto cuántas veces la Corte Suprema ha sorteado riesgos para evitar que se deslice un comentario en el exterior que pudiera perjudicar a nuestra Junta de Gobierno, pues eso la Corte Suprema no lo acepta, y hemos buscado con él la manera armoniosa de salir del tranco para que no salga a la publicidad algún error que ha podido cometer algún fiscal, por ejemplo, alguna petición que no debió haberse hecho, y lo solucionamos siempre así, amistosamente, para que las cosas no trasciendan afuera, porque para nosotros es fundamental eso: la colaboración que nosotros podamos prestarle a la Junta de Gobierno honesta y sinceramente

      El señor URRUTIA, PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA. - Eso le está probando a US. que si hemos venido aquí es porque estamos en situación desesperada23.

      El general Pinochet, presidente de la Junta Militar, escuchó las súplicas y respondió: «Solucionemos primero uno de los problemas. Después solucionamos el otro. Podría ser, por ejemplo, que a un funcionario que ha estado más de 40 años en el servicio la asignación de título le valga. Algo así, pero hay que buscar la solución. No hay un no. Todo lo contrario. El mismo cariño que Ud. me expresaba en días pasados es el que tenemos nosotros por Uds.».

      Aprovechándose del cariño de Pinochet, el presidente de la Corte se refirió a otro tema pendiente:

      Tomándome la libertad, sólo deseo agregar algo completamente al margen de esto. Tenemos problemas: los famosos informes de los Ministerios en los recursos de amparo. Tengo 300 informes pendientes. A petición de la Corte Suprema, envié al respecto