Argentina: Las canciones de su folklore. Felipe Pinto

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Название Argentina: Las canciones de su folklore
Автор произведения Felipe Pinto
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9788417659615



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       A los tres días fuimos invitados a comer un asado en Villa de María del Río Seco; se inauguraba un quincho en la casa de «Lito» Montenegro, entre asado y vino, dije algunas palabras de agradecimiento, hablé del estreno de «A Don Ata» y con Isabel la cantamos a dúo, siendo padrinos del bautismo los amigos Hugo Cabanillas, Sánchez, Caticho, Guevara y otros. Esa noche supe, que en esa casa don Atahualpa solía pasar días inmemorables. A la madrugada cuando nos despedimos, desde una foto abrazado a una guitarra; el duende de don Ata me guiñaba el ojo.

      Mario Alvarez Quiroga, autor

      A DON ATA

      Chacarera

      Letra: Mario Alvarez Quiroga

      Música: Mario Alvarez Quiroga

      Grabado por: Mario Alvarez Quiroga,

      Horacio Guarany y Soledad, Soledad Pastorutti, Los Cantores de Quilla Huasi, Los Nocheros, Yamila Cafrune y Los Cantores de Quilla Huasi, Huella Pampa, Los de Salta…

      Por el camino del indio el ánima de Don Ata.

      En su alazán montado lo vio pasar la vidala.

      El aire del cerro, las flores del valle.

      Se le enriedan en el aire alla a Don Ata.

      Una Luna Tucumana alumbra piedra y camino

      y junto a la Pobrecita lo lloran montes y ríos

      por Tafí del Valle, campos de Acheral

      también por la Bomba e’ Lules, igual por Amaicha.

      La criollita santiagueña para aliviarlo del frío

      le teje un poncho pampa al Payador Perseguido.

      Haya por Barranca, y por Salavina

      La Humilde con la vidala le buscan guarida.

      Ahí anda Don Atahualpa por los caminos del mundo.

      Con una copla por lanza marcando los cuatro rumbos.

      Que Dios lo bendiga, lo tenga en la gloria

      por tanto recuerdos lindos y por su memoria.

      Un arriero solitario pasó por Altamirano

      con un silbo nostalgioso en busca de sus Hermanos

      arriando su pena por no encontrarlo

      se fue yendo despacito del pago entrerriano.

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      Se viene clariando el día por el Cerro Colorado

      y en las espinas del churqui se estrella un rayo cortado.

      Despierta La Añera, o la Guanchaqueña

      San Francisco del Chañar, también Santa Elena.

      Un aire de Buenos Aires le dio su canto del viento

      Y se durmió en una huella en un estilo sin tiempo

      Allá en Pergamino, tal vez Santa Rosa

      lo llora toda la Pampa en una bordona.

      Ahí anda Don Atahualpa por los caminos del mundo

      con una copla por lanza marcando los cuatro rumbos.

      Que Dios lo bendiga, lo tenga en la gloria

      por tantos recuerdos lindos y por su memoria.

      002. A Doña María Ríos

      Esta zamba nace de la creación de dos grandes figuras salteñas: el poeta José Ríos (1923-2004) y el músico Marcos Tames (1917-1992), quienes registraron esta zamba en 1972, otra de las zambas que parecen que fueran hechas para ser cantada por «LOS CHALCHALEROS».

      María Ríos nació en El Tala, el 8 de Octubre de 1907, se hizo conocida por en la zona por su destreza en los quehaceres del campo, actividades que desde niña aprendió de su padre y con las que supo salir adelante cuando éste falleció. Ruda mujer de campo, se mantuvo activa en sus labores y trabajos de campo hasta poco meses antes de morir en Junio de 1996. Esas habilidades y destrezas fueron la inspiración para que Marcos Thames y José Ríos, compusieran la zamba que posteriormente popularizara el referido conjunto salteño Fue nombrada madrina de distintos festivales folklóricos de la zona y entrevistada por los periodistas Mónica y César Mazzetti.

      Sobre José Ríos, autor de la letra de esta zamba, decir que se trata de un poeta salteño de larga trayectoria. Escribió abundantes canciones, especialmente zambas, milongas y serenatas que le dieron justo renombre. Trabajó con grandes de la música salteña, de la talla de Eduardo Falú, el «Cuchi» Leguizamón, y los mismos Chalchaleros. Además de A DOÑA MARIA RIOS, sus composiciones más recordadas son probablemente «Zamba del carpintero» , «La Felipe Varela», «La buena moza» y «La Guitarra Perdida».

      A DOÑA MARÍA RÍOS

      Zamba

      Letra: José Ríos

      Música: Marcos Tames

      Grabado por: Los Chalchaleros, Alma Salteña…

      Paisana de verdad

      curtida por el sol

      mujeres de esa laya

      no pienso que haya otra mejor.

      Por estos pagos va

      con ganas de bailar

      en su caballo manso

      hasta el remanso del carnaval.

      Para usted

      tengo en mi bandoneón

      Doña María Ríos

      el canto mío de corazón.

      Ella sabe enlazar

      en cualquier ocasión

      y rejuntar la hacienda

      poniendo rienda a su cimarrón.

      Su sangre gaucha está

      en cada amanecer

      y por Ruiz de los LLanos

      los tucumanos la suelen ver.

      003. A jardín florido

      Jardín Florido fue un piropeador respetuoso, excéntrico y —sin dudas— el más famoso que pisara alguna vez la ciudad argentina de Córdoba.

      Fue dueño de frases bellas e inocentes —pero a la vez ingeniosas—, que engalanaron las calles de aquella tranquila Córdoba. Su nombre verdadero era Fernando Albiero Bertapelle y había nacido según algunos en Santa Fé, y según otros en Bassano de Grappa, Italia. Tampoco parecería no haber certeza sobre el año de su nacimiento que suele ubicarse en 1875.

      Cuando Bertapelle se radica en la ciudad de Córdoba, rápidamente comienza a trabajar en diversos rubros llegando a ser mozo de las confiterías más elegantes del centro de la ciudad, en donde se destacaba siempre por sus «abarrocados» modales. Era un entusiasta hincha de Instituto. Hacia mediados de los años ’30 conoce al abogado y político conservador Aguirre Cámara, con quien traba amistad y consigue un puesto de camarero en uno de los puntos de reunión más exclusivos a los que acudía la aristocracia local: el Jockey Club.

      Pero había un detalle que empezó a llamar la atención, era que cuando Bertapelle terminaba su trabajo y emprendía el regreso por la céntrica calle 9 de julio, lo hacía vistiendo frac, guantes, galera, un bastón rematado con una bola de billar de marfil a modo de