Residuos del insomnio. Juanjo Fernández

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Название Residuos del insomnio
Автор произведения Juanjo Fernández
Жанр Книги для детей: прочее
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Издательство Книги для детей: прочее
Год выпуска 0
isbn 9789972404641



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físicos a los infractores de las medidas.

      Cuidado. Perú es un país en cuya reciente historia aún se recuerda la matanza de ocho periodistas en Uchuraccay, por una turba azuzada por el pánico y el sinsentido de la violencia extrema del terrorismo. Si no te mataban los unos, lo hacían los otros. Esa era la realidad de cientos, miles de pequeñas comunidades de la sierra, olvidadas de la mano de Dios. Y ahora la amenaza es un virus que no se ve. Cualquier desconocido puede traer la muerte, y la autoridad dice que la única protección es el encierro, y si no estás en casa eres una amenaza. Cuidado, protejan también a esos hombres, trabajadores clave para garantizar las comunicaciones del país, y que están solos frente moradores asustados, sin apoyo, sin información templada y útil, sin respaldo.

      Vuelvo a Gonzalo. Hablamos de Iquitos, de Loreto, de las comunidades. Antes de todo esto, ambos estábamos atentos a los esfuerzos del estado por acelerar el desarrollo en las comunidades que moran en las zonas productoras de petróleo. Estas han sido empobrecidas por dicha actividad, que ha llevado riqueza a todas partes menos a ellas, que solo han sufrido tensiones sociales y ambientales. Cierre de brecha, le llaman en el decreto promulgado con tal fin. Y la palabra pobreza aparece una y otra vez. ¡Qué carajo, pobreza! Nadie es pobre en estas comunidades, tienen su río para pescar, su monte para cazar, su chacra para cultivar; con un machete hacen una casa y una barca. Eso no es pobreza. Ahora sí, porque petróleo y dinero han contaminado el agua y los corazones de los hombres. Hablamos de pobreza y pensamos en qué pasará si el virus llega a las familias humildes de Iquitos, de Belén, de Santo Tomás, de San Juan, de Punchana. Hay en Punchana dos asentamientos humanos, Iván Vásquez y 21 de Octubre, que ganaron una demanda constitucional interpuesta para reclamar su derecho a la salud y la vida, porque viven junto a una alcantarilla a cielo abierto y no les llega el agua corriente. Acabo de decidirlo, voy a poner unas fotos para mostrároslo. Pueden llegar a vivir varias familias en la misma casa de tablas y la mayor parte de los hombres trabajaban como estibadores en el puerto de Masusa, que ha cerrado toda actividad. ¿Cómo van a protegerse esas familias del virus?

      Ya lo he hecho otra vez. Me van quedando los temas pendientes. Voy sumando otros nuevos. Los presos, hablar en la calle, bajar la basura. No, no voy a hablar de bajar la basura, es que ya se me ha pasado la hora. Qué desorden, en fin, mañana más.

      12

      jueves 2 de abril

      casos confirmados: 91

      muertes: 8

      Me dice Rosa que se me ve el plumero. Pues menos mal, que se me vea el plumero y la pluma. Que si en un relato en primera persona no se ve plumero, qué penita de relato.

      Hoy he ido a la playa a ver esas masas de aves que ocupan la arena, y los delfines saltando en el horizonte, en el horizonte de Facebook por lo menos. Pero nada, todavía no estamos alcanzando nivel Soy leyenda. Hablo con un sereno de Miraflores y me dice que sí, que se ven más aves, que las que estaban en los cables de la luz ahora ya han bajado más confiadas a la playa. Que el agua está más limpia. Que la naturaleza necesitaba un descanso. Asiento a la vez que pienso que ojalá. Reproduzco con la bici el mismo paseo que recuerdo haber hecho el primer lunes que quedé solo en Lima. Rosa y yo llegamos juntos un viernes. El sábado compramos un teléfono para mí y el lunes Rosa se fue a trabajar. Baje a pasear por la playa, era fácil, por el malecón hasta el Puente de los Suspiros, Bajada a Baños y de frente a la playa. Fui hacia la derecha, hacia Miraflores, y ya hice alguna foto con el celular, seguí por las piedras y llegué a donde estaba esta mañana, cuando recordé la historia. Quise hacer una foto de un cartel de vía de evacuación en caso de tsunami y no encontré el teléfono en mis bolsillos. No me he cruzado con nadie, no me lo han podido robar, pensé. Volví sobre mis pasos, y justo detrás de uno de los restaurantes allí estaba, sobre las piedras, sin que el mar lo hubiera malogrado ni ningún otro paseante lo hubiera encontrado. Supe en ese momento que Lima me iba a tratar bien, que Perú me iba a tratar bien. Y así ha sido hasta el momento.

      Continúo junto a la playa. Por donde salen habitualmente los surfistas encuentro dos botes que van a iniciar su jornada, acortada por los acontecimientos. Les cuento que vengo de Chorrillos y había buena pesca ¿Buena? me interrogan. Bueno, no era harto, pero sí bastante. Ah, ya. Mi dominio del peruano es cada día mayor.

      Poco más que contar, más colas en los bancos que en los supermercados, el mercado de Santa Cruz, en Miraflores, contrasta con el de Surco, en todo. Ahí están las fotos para comprobarlo. La prensa al unísono habla de plata, de pensiones y AFP. Y no sé qué de una liga segura.

      Dejo mi salida, que si se me olvida algo ya lo contaré en otra, que el tiempo se ha parado e ir hacia delante y hacia atrás empieza a resultar una costumbre. Ayer me escribió una amiga de Iquitos, Hanna, es transexual, muy guapa y muy buena gente. Tan guapa que se coronó como Miss Amazonas 2019, y está en pleno ejercicio de su reinado, que dedica en gran parte a labores altruistas y solidarias. Ella trabaja en una peluquería y está pasando el aislamiento con su hermana y sus sobrinas. Se sabe bien afortunada de trabajar en una empresa en la que la aprecian, y de ser querida por su familia. Sabe que no es el caso de la mayoría de las trans que han de ofrecer sus cuerpos para sobrevivir y ahora están en una situación de gran calamidad, viviendo en asentamientos humanos, sin ninguna clase de ingresos, muchas con VIH, sin poder seguir sus tratamientos ni ir al hospital a hacer su seguimiento. Las que están mejor han creado una línea de ayuda para apoyar a sus amigas menos afortunadas. Tienen una cuenta para recibir donaciones y un número para atender sugerencias o ideas para apoyar. Bromeamos sobre las medidas anunciadas hoy de alternar los días en los que podían salir solo hombres o solo mujeres. ¿Y tú, cuando vas a salir? ¿Todos los días o ninguno? Nos alegramos al escuchar a Vizcarra: «sabemos que en igualdad de género hay ciudadanos que se encuentren en otro tipo de su sentimiento. Las Fuerzas Armadas y la Policía tienen instrucciones para no tener actitudes homofóbicas. Nuestro gobierno es inclusivo». Bien, presidente.

      13

      viernes 3 de abril

      casos confirmados: 181

      muertes: 6

      Mi amigo François me llamó preocupado. Ayer trató de ir al supermercado Metro de Balta y el Ejército no le permitió avanzar. Ya no me queda cerveza. No te preocupes, pásate mañana que te alcanzo un sixpack. Me gui monamí, trevián, mersí... Pero, ¿qué he dicho? Un sixpack, estoy loco, ya me empieza a afectar el encierro. Tanto altruismo y no sé dónde voy a ir a parar. ¿Y si aplican la ley seca? Lo hacen siempre antes de las elecciones. Que mira que esto se pone serio, que ya hasta veo a diario a Vizcarra en su aló presidente particular. ¡Un sixpack!

      Mañana le digo a Rosa que traiga más cerveza, que es sábado y le toca a ella. Y tónicas, que no se olvide de las tónicas.

      Yo he estado esta mañana en Makro, pero eran compras de encargo. Como soy el que vive más cerca del de Surco, he ido a comprar útiles de aseo para los españoles privados de la libertad y que purgan condena en Lima. Los presos, vamos, que llamándoles de otra manera ni se van a acortar sus penas ni van a tener más espacio en el sistema penitenciario peruano, cuya población triplica la capacidad de los centros de reclusión. Hace unos días mencioné a los presos y hoy voy a hablar de ellos. Reos, entalegados, reclusos, encanados, guardados. Hay algo más de noventa mil para una capacidad que no creo que llegue a las cuarenta mil plazas. La paila sigue siendo para cuarenta mil: arroz con huesos, básicamente. No la he probado, aunque Simón me insistiera. Siempre he preferido los espaguetis con salchicha de Jesús. Son nombres inventados, la privacidad aquí sí es importante. Si voy a visitarles es porque +34 es una ONG española que trata de cuidar que los españoles cumplan su pena carcelaria con los mismos derechos y condiciones que tendrían en España. Sabemos que es algo imposible, pero el mero hecho de recibir una visita, escuchar una voz si no amiga, al menos no reprochadora, que les pregunte cómo están, ya es toda una labor. Hace ya algún tiempo que formo parte de +34 y hago lo que puedo. En esta ocasión me ha tocado la compra y el reparto, un poco más complicado de lo normal, pero nada que no se pueda hacer con un salvoconducto del consulado español, gracias mil, y el apoyo de Francisco con la movilidad y su ayuda como un voluntario más.

      Pero lo de menos es lo nuestro, que vivimos todos muy bien acá afuera. En Perú hay una