Residuos del insomnio. Juanjo Fernández

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Название Residuos del insomnio
Автор произведения Juanjo Fernández
Жанр Книги для детей: прочее
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Издательство Книги для детей: прочее
Год выпуска 0
isbn 9789972404641



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muchos de ellos en el ámbito de la propia familia. Pero para conseguir plaza en cualquiera de los penales del país es suficiente con dejar de pagar la pensión alimenticia a los hijos. No hay límite de edad para seguir dentro y los beneficios penitenciarios para acortar la pena son difíciles de conseguir y de hacer que se cumplan, aunque se los obtenga. Todo esto hace que la población de reclusos sea tan abundante. La seguridad al interior de las prisiones está, en la mayor parte, en manos de los propios reclusos. Cada pabellón tiene su delegado que impone ley y orden con la asistencia de los encargados de la disciplina. Los técnicos del INPE −Instituto Nacional Penitenciario del Perú− vigilan el perímetro y las puertas, se hacen cargo del orden en entradas y de todos los accesos entre módulos y pabellones, pero apenas si entran en ellos para ejercer su vigilancia, a menos que haya algún desorden. Cada pabellón tiene sus patios de comida, con sus correspondientes negocios −que pagan el respectivo cupo, al igual que cada actividad que se desarrolle en el mismo, y no voy a describir las actividades que hay, pero os podéis imaginar que son todas las requeridas para que ningún inquilino forzado se quede sin ver cubiertas sus necesidades. Todo en el presidio se paga. Si fuera de ellos se emulara la perfección del sistema de compensaciones por actividades económicas y servicios comunales, como se hace al interior de los penales, Perú sería una potencia. El hacinamiento hace que hasta un escalón sirva como lugar para dormir. En cada colchoneta duermen dos, pies con cabeza, una botella para no levantarse al baño. Más caro es el alquiler de la plaza dentro de la celda que en el pasillo; los de los escalones igual no pagan, pero no se libran de pagar el correspondiente cupo por la limpieza y la luz, y cualquier cosa que se necesite.

      Los españoles están ya, la mayoría, en Ancón II, penal también conocido como Piedras Gordas. Están más o menos bien, mejor que en Sarita, donde suelen caer en primer lugar, porque es la cárcel del Callao, donde está el aeropuerto, y donde les suelen coger con su «error» a cuestas. Porque todos lo admiten, yo cometí un error, pero sigo siendo una persona, no nos pueden tratar como animales. Ya quedan muchos menos de los más de trescientos que llegó a haber cuando la crisis económica atacó España. Aquellos fueron tiempos bravos para ellos y para los voluntarios de +34. No me canso de elogiar su labor. No me canso de decir cuánto he aprendido y aprendo con ellos. Hoy no etiqueto, no toca, ya saben que me refiero a ellos. Son muchos; ellos y los ellos que importan, que son los que están dentro. Sé que los primeros, los que están en Ancón, ya han recibido sus packs de aseo personal y han sonreído. Esas sonrisas compensan cualquier esfuerzo. Están preocupados, asustados, no es para menos, tienen televisión en el pabellón. Desde diferentes instituciones se ha solicitado al gobierno que indulte a los adultos mayores y enfermos en grado de vulnerabilidad. Lo hacen con insistencia CEAS (Comisión Episcopal de Acción Social), las asociaciones de abogados, las de familiares de presos... pero el gobierno dice que es innecesario, porque no hay ningún caso. Pero no está entrando nadie, más que el personal del INPE y de la dirección de los centros. Doctores tiene la Iglesia.

      La Cocha de los Libros hace entrega de una donación a los privados de libertad del penal Castro Castro, Lima.

      Taller de cerámica en el penal Castro Castro.

      Creo que me he alargado y no he contado ni una ínfima parte de lo que habría que contar. El tema lo requería. Las fotos que voy a compartir son del Castro Castro, del día que entregué una donación de libros que La Cocha de los Libros pudo conseguir gracias a la generosidad enorme de otro buen amigo, cuya imprenta, gracias a la labor de su padre y la suya propia, marcó la diferencia durante más de tres décadas. También del Señor de los Milagros, que el año pasado procesionó por los doce pabellones del mismo penal por primera vez, buena medida, enhorabuena director.

      No me olvido de lo que se me va quedando en el tintero, ayer por ejemplo se me pasó hablar de la intriga que pude resolver por fin respecto a unos camiones cisternas de la Municipalidad de Miraflores que veía con sus tubos en el mar. Que no era el mar, que es una poza de agua dulce donde corre agua fresca que viene sabe dios de dónde, por los chorros que brotan de los acantilados, que por eso Chorrillos se llama Chorrillos, que la tierra en Perú a poca agua que le pongas reverdece, no como en Chile, me cuentan los operarios que manejan los camiones. Como los hombres, pienso yo, que a poco que se les regara con dignidad, esperanza, oportunidades... reverdecerían como la tierra, la mayoría por lo menos. Otros hay que no tiene remedio, tanto dentro como fuera.

      14

      lunes 6 de abril

      casos confirmados: 280

      muertes: 9

      Ya sabéis todos que el viernes pasado empezaron las nuevas medidas de aislamiento que separan la semana en días femeninos y masculinos. Y, como dice el libro, el séptimo día toca descansar y que no salga nadie. Yo salí. Una agencia contrató mis servicios para fotografiar mujeres y vacíos. A los hombres para qué.

      Así que el sábado decidí ir a Chorrillos para ver cómo ellas resuelven. Las colas en el Banco de la Nación ordenadas, tres filas diferentes, sillas para las muy mayores, soldados en la otra dirección para sus cosas, la espalda no contagia así que la usamos de mesa. ¿Y usted qué hace? pregunta un oficial en chándal. Fotos. A veces las respuestas más simples son las más efectivas. Hay algunos hombres, los que tenían programada la cita para cobrar el bono de subsidio monetario, que así se llaman los 380 soles de ayuda a la población vulnerable. Se juntan con las mujeres que van a cobrar la Pensión 65 y la 19990, y las que tengan que hacer operaciones de retiro, giro o depósito. La fila casi da una vuelta a la manzana; va camino de completarse antes de la apertura de la oficina. Esto nos lo quitamos de inmediato, me dice optimista un empleado que parece mandar. No seré yo quien le quite el ánimo. Qué bien, me limito a decir.

      Sigo con el cometido y busco un mercado. A dos cuadras y a la izquierda está la Paradita. Dale. Ato la bici en una esquina con una hiperfarma llena de peluches, lógico, y cruzo hacia el mercado orientado por las mujeres que vienen con bolsas llenas de comida. Volteo otra esquina y allí está, todo un bullicio de mujeres buscando orden o haciendo que lo encuentran. La distancia social entre caseritas pierde ceros por la derecha, y los fiscalizadores van y vienen enseñando cuánto es un metro a las buenas señoras. No faltan chistes sobre las mujeres y su sentido de la medida. Los hacen para reírse de los hombres, y realmente los merecemos. No creo, sin embargo, que merezcamos tantos memes de nuestra jornada anterior, en la que nos tocó a nosotros salir a hacer la compra. Cómo se exagera con esto de los roles del sexo. Veo a una señora comprando rocoto y a punto estoy de decirle, señora que es rocoto, no pimiento, pero pienso, antes de precipitarme, es mujer, igual sabe lo que hace, y decido dejarla y, si acaso, compartir todas las recetas que he encontrado para saber qué hacer con el rocoto.

      Soldados en el Banco de la Nación de Chorrillos. La espalda sirve de mesa, parece no contagiar.

      No insisto en la descripción ni tampoco en cómo encontré al día siguiente, domingo, la ciudad. También descansaron muchos policías y militares, y digo de verdad qué merecido descanso es. En mi paseo por la ciudad no encontré contratiempos. Pero sí me di de bruces con uno de mis mayores temores: me topé con el patrullero solitario, casi un género, en sí mismo, del cine norteamericano cercano al terror. Allí estaba, antes de la incorporación a Javier Prado, con las características propias del patrullero solitario, mal encarado, impositivo y poco leído, no digo ya de textos legales o literarios, de purititos documentos que tiene ante sus ojos ¿Y dónde está su DNI? Lo tienen delante. ¿Esto? ¿Pues no ve que es el carné de extranjería? ¿Y usted de dónde es? −ya os dije que estoy progresando en mi dominio del peruano, pero ¿tanto?−. Nadie puede estar en la calle. Ya ve que no, usted lo está y yo también, cada uno haciendo su trabajo, ¿desea algo más? Uf, terminó bien, ya dije que sin contratiempos. Pero no tiene ninguna gracia, ¿recordáis aquella amiga que llevaba comida a un confinado y a la que le retiraron el brevete, además de ponerle una papeleta? Pues con toda probabilidad tendrá que enfrentarse a un proceso judicial... Y saca pecho el gobierno,