Cita con el arte. Martin Gayford

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Название Cita con el arte
Автор произведения Martin Gayford
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9788432159664



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en gran medida espacios «públicos», lo que en esa época quería decir que la élite, unos pocos privilegiados, podían acceder a ellos.

      Donatello, David, c. 1430-32. Bronce, a. 158. Museo Nazionale del Bargello, Florencia. Foto Scala, Florencia — cortesía del Mnistero Beni e Att. Culturali.

      Donatello, San Jorge, c. 1416. Mármol, a. 214. Museo Nazionale del Bargello, Florencia.

      En el Vaticano del siglo XVI también había espacios «públicos», y le pidieron a Bramante que diseñase un lugar en el que mostrar las antigüedades del Belvedere, que había pasado a formar parte del mismo Vaticano, y que fue donde se instalaron el Laoconte y el Apolo de Belvedere epónimo. Fueron descubiertos a comienzos del nuevo siglo, y el Laoconte fue reconocido de inmediato gracias a la descripción de Plinio el Viejo, con la que estaban familiarizados todos los humanistas y artistas, y casi toda la clase ilustrada. Es significativo que se la considerase una obra suprema de la Antigüedad, y por eso se la valoraba tanto. Que representase al héroe troyano de Virgilio, al que habían condenado por advertir contra los griegos y sus regalos, tenía una importancia secundaria. Ese cambio en el significado primitivo de los objetos es también un precursor de los museos: las consideraciones estéticas se imponen sobre su función original o posterior.

      MG Es cierto. En cuanto un objeto entra en un museo, su significado cambia. Sin embargo, hay una enorme variedad de obras de arte renacentistas con un carácter transitorio. Los Medici tenían la escultura del David de Donatello en el patio palaciego, en parte, por el simbolismo político al que has aludido, pero también porque era una obra espléndida, de un artista famoso y en un estilo muy avanzado, y que acabó rodeada de estatuas y relieves clásicos que mostraban el gusto refinado de la familia.

      Puede que el motivo por el que esta estancia del Bargello parezca tan adecuada es porque, aunque la disposición responde a un motivo —en esta sala todo es del siglo XV—, también posee algo del carácter de una colección de patio, como la que se encontraba en su día en el Palazzo Medici.

      PdM Que no estén alineadas es otro factor. En cualquier otro lugar no se encuentran más que líneas perfectas, como en los Uffizi, por ejemplo. Aquí hay un tumulto delicioso.

      CAPÍTULO 4

      sentido de pertenencia

      PdM ¿Supone alguna diferencia encontrarse en la misma ciudad en la que fue creada una obra? Es una pregunta que cabe plantearse en Florencia, pero también en París, Roma o Brujas. Esta mañana, en el Bargello, y a pesar de que muchas de las esculturas que estábamos viendo se encontraban antes en otros emplazamientos de la ciudad, en cierto modo las mirábamos con ojos florentinos. Tras unos días en Florencia, se adquiere un sentido de pertenencia, se acaba imbuido de su aura y su sabor. Eso ocurre con más fuerza aún cuando la asociación entre el arte y la ciudad, la densidad y visibilidad de los monumentos, es especialmente elevada. Por eso me he referido a Roma y a Brujas.

      MG A veces, durante la Bienal de Venecia, me he escapado para visitar la iglesia de San Giobbe, del siglo XV. No va casi nadie, está en un extremo del canal de Cannaregio, en un barrio poco frecuentado. Pero es un sitio llamativo, porque una vez dentro puede verse el marco original, bellamente tallado, del retablo de Giovanni Bellini. El cuadro en sí es una de las obras más conocidas del renacimiento temprano en Venecia. Formó parte durante mucho tiempo de la colección de la Galería de la Academia de la ciudad, que visitan a diario miles de turistas. Es normal sentir que la han arrancado de su contexto natural.

      PdM Eso es bien cierto, pero también existen otros factores, y no puede darse por sentado que todo traslado sea gratuito; a veces intervienen motivos de conservación y preservación, que tienen que ver con la humedad del edificio, las velas encendidas o la seguridad ante los robos, y que impiden ser excesivamente categóricos. Ya hemos cruzado el Rubicón, y aquí el público tiene una mentalidad más secularizada, valora las obras por sus cualidades artísticas, y no tanto como objetos de culto, incluso en el caso de que se encuentren dentro de una iglesia. Son muchos los que entran en un templo, digamos en Venecia, como lo harían en un museo, y por eso es más probable que el primer folleto que te encuentres sea una guía artística, y no un misal o un himnario.

      MG ¿Si tuvieses un mando dictatorial sobre todos los museos del mundo, habría alguna pieza que cambiarías de sitio?

      PdM Hay muchos ejemplos, si nos centramos solo en los que están cerca. No alteraría radicalmente las vicisitudes de la historia para ponerme a desmantelar colecciones y trasladar los objetos a grandes distancias. Han tenido muchas vidas, y cada uno de sus momentos tuvo un significado o un propósito. En cualquier caso, tu pregunta era puramente hipotética, así que mi respuesta solo puede ser fantástica; hay demasiados asuntos políticos, legales e incluso prácticos involucrados. Pero, siguiendo el juego, empezaría por Venecia y Milán, de donde cogería varias obras de la Accademia y la Brera para llevarlas a su emplazamiento original, no muy lejos. Así no les negaría a los visitantes el acceso a las obras, y además adquirirían un sentido más apropiado de sus funciones y contexto originales. Con todo, lo que hay que entender es que, en esta época de los museos, hemos desarrollado una «mirada» museística (pobre sinónimo de la palabra francesa regard), por la que consideramos las pinturas religiosas (que es de lo que se trata en esta hipótesis) como parte de una narrativa histórica y cronológica, una historia del estilo, que enfatiza el papel del artista, del creador. El retablo que devolviésemos a su iglesia recobraría su contexto arquitectónico, hasta cierto punto, pero no tanto el religioso, ya que la intensidad de la fe ha decaído, y el valor de la pintura como explicación de la Escritura para una congregación, en su mayoría analfabeta, se ha perdido.

      MG Aún así, ¿le prestas más atención a una obra solo porque has viajado expresamente para verla?

      PdM Sin duda, y aquí volvemos al tema del tiempo. Lo que hemos venido a ver es ese cuadro o ese objeto, por él hemos realizado un esfuerzo especial, y por lo tanto le dedicaremos más tiempo.

      MG La Asunción de Tiziano es un ejemplo magnífico, porque la composición del cuadro recuerda a la curvatura superior de los arcos góticos, y eso es algo que solo puede percibirse plenamente en el altar mayor de la iglesia del Frari en Venecia, para la que se pintó. Parece que siempre ha estado aquí, pero no es así, desde luego.

      PdM Claro, y además durante un siglo ni siquiera estuvo en el Frari; lo llevaron a la academia a principios del siglo xix para adelantarse a los franceses y que no se lo llevasen al Louvre, pero después vino el Congreso de Viena, tras la derrota de Napoleón, y el cuadro acabó en la capital austriaca tras la ocupación de Venecia por parte de ese país. Cuando la ciudad pasó a formar parte de la Italia unificada, en 1866, se devolvió, no al Frari, sino a la Accademia. Después de la Primera Guerra Mundial, la colocaron tras el altar principal del Frari. Las obras de arte pueden tener muchos hogares, muchas vidas.

      MG Viajan desde los lugares de culto —iglesias, mezquitas, templos— hasta los museos, y a veces vuelven. Debo confesar que me gustaría en parte, al menos al cincuenta por ciento, ver el retablo de Bellini de nuevo en San Giobbe.

      PdM A mí también. Paul Valéry, ya en 1923, se quejaba en Le problème des musées de que hemos despojado al objeto de su madre, la arquitectura. Las muestras e instalaciones intentan reconstruirla, pero hay demasiados altares a los que les falta un nivel de significado, precisamente porque no se idearon como unas tablas sueltas o como algo independiente. El cuadro, el marco y lo que le rodea son parte integral de la composición. Hay numerosos ejemplos en los que la perspectiva y la luz, las baldosas y la disposición de las figuras, todo está diseñado para interactuar con la arquitectura circundante.

      Tiziano. Assunta (La Asunción de la Virgen María), 1516-18, iglesia de Santa Maria Gloriosa dei Frari, Venecia. Foto Scala, Florencia.

      Esto mismo ocurre con los tres cuadros de Caravaggio