Luces y sombras de una mentalidad ganadora. Sergio Montoya

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Название Luces y sombras de una mentalidad ganadora
Автор произведения Sergio Montoya
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9788412332056



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“Ser exitoso” y “Ser ganador” se utilizan como sinónimos. El “éxito” puede ser una experiencia puntual a partir de ciertas circunstancias. “Ser un ganador” puede significar una sucesión de éxitos que delimitan una determinada pauta en la consecución de resultados por parte de una persona. Aun haciendo estas diferencias, la palabra “ganar” también se puede utilizar para situaciones puntuales, así que para el interés de esta obra creo que es útil asumirlas como sinónimos, al igual que hacen la mayoría de personas. “Ser exitoso” igualmente es una sucesión de victorias o de objetivos alcanzados que determina la imagen que tenemos de nosotros mismos y la que proyectamos a los demás.

      Entonces, pregúntate:

       ¿Qué es para ti ganar y ser un ganador?

       ¿Qué mentalidad debes desarrollar o reforzar para sentirte un ganador?

       ¿Tiene que ver con el nivel y calidad de vida que puedas alcanzar tú y tu familia?

       ¿Tiene que ver con alcanzar determinadas metas personales y profesionales?

       ¿Tiene que ver con una determinada cantidad de dinero en tu cuenta bancaria?

       ¿Tiene que ver con alcanzar determinado estatus y/o reconocimiento social?

       ¿Es una combinación de algunas éstas?

      ¿Pero si es una combinación de varios factores, una persona que gane un campeonato, pero que no le reporte una mejora económica, ni un incremento especial en el reconocimiento social… ¿Sigue siendo un ganador?

      Otro aspecto a definir sobre qué es ganar para mi tiene que ver con determinar los valores que quiero que acompañen esa sensación ganadora. Ganar a toda costa. Ganar pasando por encima de cualquiera, incluso de personas que digo amar. Ganar usando cualquier estrategia, así sea ilícita o inmoral. Ganar haciendo trampas. Ya llegaremos a ello y haremos las reflexiones al respecto.

      Esta diferencia puede ser crucial para entender no solo este libro sino para poner en perspectiva tu propia mentalidad acerca del ganar o el perder.

      ¿Puedo tener Mentalidad Ganadora pero ser un perdedor?

      La respuesta es sí.

      ¿Puedo tener una mentalidad perdedora y ser una persona ganadora?

      La respuesta también es sí.

      ¿Puedo tener una Mentalidad Ganadora y ser un ganador?

      La respuesta, por supuesto es sí.

      ¿Puedo tener una mentalidad perdedora y ser un perdedor?

      Por supuesto que sí.

      El que las respuestas a estas preguntas sean todas que sí, nos muestra una aparente paradoja y crítica a los “vendedores” de “todo lo que te propongas podrás conseguirlo”.

      Una Mentalidad Ganadora no te garantiza que seas un ganador.

      Los ejemplos son cientos. Muchos personajes de la historia que estarían muy distantes de considerarse con Mentalidad Ganadora, han hecho grandes contribuciones al mundo de la ciencia, la tecnología y las artes.

      La depresión, la tristeza y el pesimismo han sido grandes fuentes de donde los escritores han sacado las más bellas piezas de la literatura. Según la historia, según los críticos, según sus lectores, han sido grandes personajes; estarían en la lista de ganadores en el arte de las letras, pero ellos y ellas mismas estarían en desacuerdo al considerar si han tenido una Mentalidad Ganadora. Por el contrario, algunos probablemente le achaquen su éxito a su mentalidad perdedora.

      Entonces, si por un lado va la Mentalidad Ganadora y por otra los resultados, ¿tiene sentido desarrollarla como prerrequisito del éxito?

      ¿Puede una persona con una actitud derrotista “permanente” pensar en alcanzar algún éxito?

      Recuerdo en este momento la frase atribuida a Einstein de “Los que dicen que es imposible no deberían molestar a los que lo están haciendo”.

      La fórmula más sencilla sería afirmar que una Mentalidad Ganadora no te garantiza que seas un ganador, pero una mentalidad perdedora sí te multiplica las opciones de que seas un perdedor, independientemente de la evaluación externa.

      Este aspecto de la evaluación externa no lo puedo dejar pasar por alto.

      Muchas personas que en la historia las evaluaríamos en el bando de ganadores no tuvieron Mentalidad Ganadora. Han llegado a ese puesto porque a través del tiempo, la evaluación externa (jurados, críticos, opinión popular, mecenas, patrocinadores, investigadores) han rescatado esos aportes como de gran mérito.

      Así que es posible que tú no tengas una Mentalidad Ganadora, pero la historia (incluyendo algo de suerte) puede ponerte de ese lado.

      Y al revés también es posible. Personas que se han considerado ganadoras (y que intuyo que consideraban que tenían una Mentalidad Ganadora) pueden haber pasado a la historia como perdedores. Los dictadores podrían ser un buen ejemplo de esto.

      ¿Cómo evaluamos a los inventores y científicos que tenían una intención “mesiánica” con su trabajo y se dieron cuenta que la industria militar y los gobiernos utilizaron sus hallazgos para arrasar poblaciones enteras?

      Esta es una gran lección que podemos aprender desde ya. Ese mensaje de que el futuro es de los “ganadores” no tiene por qué ser cierta. Muchas de las experiencias del futuro con las que nos tocará vivir son la consecuencia de las acciones de perdedores e incluso de personas con mentalidad perdedora.

      La Mentalidad Ganadora es un marco que puede ser útil, o no, dependiendo del uso que cada persona le pueda dar.

      Alguien puede decidir que le hace sentir mejor tener una Mentalidad Ganadora para enfocarse adecuadamente en sus objetivos, pero finalmente usar esa energía en convertirse en un prepotente egoísta que solo piensa en sus propios intereses.

      Por el contrario, una persona puede no regirse por este marco de la Mentalidad Ganadora sino por otros como el de la cooperación y la solidaridad y decidir que no es posible ser un ganador sino se gana en conjunto con toda la sociedad. Ganar solo para sí, para el reconocimiento personal, ignorando el potencial daño que pueda haber causado en el camino, puede no considerarse en propiedad como ganar.

      El miedo como una de las emociones básicas que experimentamos casi todos los seres vivos juega un papel importante en esta discusión.

      Por un lado, el miedo es un elemento cuya consecuencia sea la parálisis mental y operativa y por otro puede ser el motor para emprender grandes transformaciones. No está demás mencionar que grandes inventos y contribuciones a la humanidad han estado basados en el miedo de alguna forma u otra. Cuando hablo de ganadores, probablemente uno de los mayores miedos sea el de, precisamente, perder, ser derrotado, fracasar. Paradójicamente dependiendo de la cualidad y cantidad de ese miedo, éste puede actuar en contra de conseguir ciertos objetivos e impedir que éste se consiga. En otras palabras, puedo obsesionarme tanto por ganar que genero unos altos niveles de ansiedad que justamente me impiden que gane.

      En nuestra cultura machista y camandulera, el éxito y la realización personal estaban asociados a crear una familia con una relación de pareja estable. Una mujer se “realizaba” siendo madre y un divorcio significaba que ambos miembros, sobre todo la mujer, habían fracasado. Digo “estaban” como una forma de mostrar mi esperanza de que esto sea cosa del pasado, pero todos y todas sabemos que aún es así.

      Atiendo muchas personas, mujeres en su mayoría, que después de cierta edad, si no han podido consolidar una relación de pareja (a pesar de ser independientes económicamente, estar bien preparadas y otras cuántas cualidades) sienten que “algo”