El genocidio silenciado. Súlim Granovsky

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Название El genocidio silenciado
Автор произведения Súlim Granovsky
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789507547140



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parte de sus territorios europeos; Albania fue creada en 1913 como nuevo Estado independiente. La situación interna resultó insostenible. El 23 de enero de 1913 los Jóvenes Turcos, encabezados por Enver Bey, dieron un nuevo golpe de Estado: un régimen militar ultranacionalista se hizo cargo del país, y durante la Primera Guerra Mundial alineó a Turquía del lado de Alemania y los poderes centrales.

      En suma, en Hungría y Rusia los nacionalismos de Estado habían provocado la reacción de los nacionalismos de las naciones. En Austria, la confrontación entre los nacionalismos austro-alemán y checo había hecho fracasar un régimen potencialmente multinacional. En el Imperio turco-otomano, la debilidad del Estado central ante los nacionalismos eslavos había estimulado la aparición del ultranacionalismo turco, que desestimó a los otros componentes nacionales y tuvo carácter imperialista por la destrucción de la nación armenia y la consecuente usurpación de su territorio. De una manera u otra, el crecimiento del nacionalismo hizo del centro y del este de Europa —como ya vimos— un foco de inestabilidad y de permanentes tensiones.

      4.6. CÓMO SE DESTRUYE UNA CONVIVENCIA DE 600 AÑOS26

      Falseando una verdad histórica, algunos alegatos turcos contemporáneos suelen hablar de la “traición armenia” a pesar de que turcos y armenios convivieron durante 600 años dentro del Imperio turco-otomano. Cabe señalar que esta convivencia no fue pacífica ni libre, sino que los pueblos conquistados fueron siempre sometidos al Imperio. Existió esa convivencia de seis siglos, pero no tuvo un final feliz para uno de los protagonistas: los armenios.

      Los armenios sirvieron al progreso cultural, económico y político del Imperio turco-otomano. Es menester repetirlo a riesgo de entender menos cómo pudo suceder lo que sobrevino. Los consejeros de los más grandes sultanes otomanos siempre fueron armenios, porque como antiguos habitantes de la región poseían conocimientos estratégicos avanzados.

      El Imperio turco-otomano fue perdiendo paulatinamente el territorio europeo y esa situación empujó a las autoridades otomanas a reforzar lo único que les quedaba: el Asia Menor. Para ese fin trazaron el plan panturánico de reunir bajo un solo territorio un amplio cinturón imperial de pueblos de origen turco de Asia Central. Volvían a la gran raíz. El escollo lo ponían los antiguos habitantes y conocedores ancestrales de la zona, los armenios, que para principios del siglo XIX estaban influidos por las ideas progresistas e iluministas provenientes de Europa, que proponían a la población del Imperio la autonomía obtenida por países tales como Bulgaria. Los armenios comenzaron a sufrir la imposición de pesados tributos, desigualdad de trato, saqueos constantes y ya no podían soportar ser considerados ciudadanos de segunda categoría en su propia tierra.

      Para sofocar la resistencia de los armenios, el Imperio comenzó la masacre que culminó en el plan de exterminio planificado minuciosamente. Volveremos sobre la resistencia armenia.

      Aunque hayan concurrido diversas circunstancias que culminaron en el exterminio, no hay dudas de que la responsabilidad es hoy del principal heredero del Imperio, la República de Turquía. En aquel momento, no sólo turcos y armenios convivían en el Imperio: también kurdos, circasianos, cherkezes, judíos sefarditas, y hubo grupos que aguardaban expectantes qué ocurriría si los hábiles armenios desaparecían cultural y económicamente del Imperio. Se aplicaron para lograrlo desde el sultán Abdul Hamid II, pasando por el Triunvirato Ittihad (Partido Unión y Progreso), hasta Mustafá Kemal. El genocidio contra los armenios se extendió en realidad desde 1880 hasta 1923, sin contar otras acciones represivas y destructivas realizadas después.

      4.7. EL PRINCIPIO DEL FIN DEL IMPERIO27

      Abdul Hamid II

      Su gobierno (1878-1908) marcó el principio del fin del Imperio turco-otomano como también el principio de lo que ha dado en llamarse la “Cuestión Armenia”. La ira que desató la orden de aniquilamiento de 300.000 armenios durante 1895 y 1896 se debe a este personaje que la historia bautizó como “el Sultán Rojo” o “el Gran Asesino”. Su primer crimen fue el de rechazar la creación del anhelado parlamento otomano. Su hermano Murat V lo había propuesto de la mano del constitucionalista turco Midhat Pashá, creador de la primera Constitución turca en 1876. La llegada de Hamid significó la llegada del autoritarismo extremo, del absolutismo ultrajante en el cual el poder se concentra en una sola persona. Se derogó la Constitución turca que otorgaba prerrogativas claras para todas las minorías étnicas del Imperio y Midhat Pashá fue expulsado hacia el exilio sin retorno.

      4.8. CONSECUENCIAS DE LA GUERRA RUSO-TURCA28

      La guerra ruso-turca (1877-1878) produjo varias consecuencias que tensionaron sobremanera la convivencia entre las distintas etnias del Imperio. Una de ellas fue la inmigración de circasianos y tártaros a la región de Anatolia. Éstos y los kurdos se encontraban amparados por leyes totalitarias como la llamada Haffir o Derecho de Protección, que permitía el pillaje contra los cristianos. Más aún, uno de los permisos más retrógrados que otorgaría el absolutismo “Hamidiyé” era que “cualquier musulmán tenía permiso de probar su sable en el cuello de un cristiano”.

      Rusia había avanzado sobre las ciudades de Batum, Ardahán y Kars. A los armenios ya se los culpaba de traición. Como escarmiento, el sultán Hamid alentaba a que kurdos, circasianos y tártaros formasen escuadrillas de ataque llamadas “Hamidiyé”, encargadas de saquear los hogares armenios y de matar a sus moradores en caso de resistencia. Los rusos deseaban anexar a su Imperio las ciudades que habían ocupado, poniendo como condición que protegerían debidamente a la población armenia.

      El 3 de marzo de 1878 se firma el Tratado de San Stefano, donde el Imperio turco-otomano, a través del artículo 16, les promete a los rusos que si dejan los territorios ocupados implementará mejoras en las provincias habitadas por armenios. Meses más tarde, el 13 de julio, se firma el Tratado en el Congreso de Berlín, pero se invierten las cifras del número del artículo (61 en lugar de 16) y el texto es ambiguo y no especifica las mejoras para la población. Era la primera vez que la diplomacia mundial tomaba cartas en el tema armenio. El sultán Hamid entendió que los armenios aprovecharían la reforma administrativa del territorio del Imperio de 1864, la cual establecía a Van, Erzerum (Garín), Bitlís (Paghesh), Sivás (Sepastiá), Diarbekir (Dikranaguerd) y Harpout (Kharpert), como las seis provincias del Imperio turco-otomano, para que junto al Zar consiguiesen la autonomía, tal como lo había hecho Bulgaria años antes.

      4.9. ILUMINISMO ARMENIO EN EL IMPERIO29

      Los armenios resplandecían desde Tiflis (actual capital de Georgia e históricamente centro cultural de la intelectualidad y la aristocracia armenias) esparciendo ideas iluministas hacia toda la población armenia. Los conceptos de libertad y revolución fueron introducidos por autores como Hagop Melik Hagopian (Raffí) y Jachadur Apovian, entre otros. El despertar nacional era inminente. A partir de 1885 se formarían los principales partidos políticos armenios en el exterior pero con intensa actividad dentro del Imperio turco-otomano. Los principales exponentes eran el partido Armenagán, la Federación Revolucionaria Armenia, el partido Hnchakian y el partido Ramgavar, que analizaremos con mayor detalle más adelante.

      Las resistencias comenzaron a hacerse fuertes en varias ciudades y pueblos como Zeitún y Sasun. Los armenios respondían a los ataques que los kurdos realizaban por mandato del Sultán. Él mismo ya no podía soportar que los armenios tuvieran contactos con el mundo exterior y con el protestantismo a través de los misioneros evangelistas que habitaban toda la Anatolia en busca de nuevos adeptos. De esta manera, a mediados de 1895 ordenó que masacrasen armenios en toda la región de Anatolia, especialmente los vinculados a los partidos políticos y misiones religiosas de cualquier índole. Las reformas esperadas nunca llegaron.

      A comienzos de 1896, los armenios arremeten contra los kurdos por primera vez en la batalla de Janasor, y el 14 de agosto en Constantinopla (Estambul) un grupo de armenios toma