Название | El genocidio silenciado |
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Автор произведения | Súlim Granovsky |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789507547140 |
Mientras Armenia oriental vivía en plena confusión entre el surgimiento del movimiento bolchevique y la creación del SEIM trascaucásico, que duró unos meses, el Imperio turco-otomano llegaba a su fin. Rusia y Alemania pactan el Tratado de Brest-Litovsk, que entrega a Turquía las provincias de Ardahán, Kars y Batúm. Los turcos no tardan en ocuparlas, utilizando para ello la barbarie contra los ciudadanos armenios, que se debatieron hasta más allá de sus fuerzas. Para entonces, el gobierno pone fin a la misión militar de Kemal en la Primera Guerra Mundial. Kemal no estaba conforme con esta decisión, pues imaginaba que las fuerzas aliadas pronto desembarcarían nuevamente sobre los Dardanelos y penetrarían por toda la región de Anatolia. Muere el sultán Mohamed V y ocupa su lugar el último sultán heredero de la raíz osmánica: Mohamed VI Vahdettín, que había viajado meses antes con Kemal a Alemania.
Pronto se abrirían congresos de vertiente nacional-militar para planear el futuro del presente desastre. Mientras tanto, el pueblo armenio resiste heroicamente en la batalla de Sardarabad, y la pequeña parte del ejército turco que llega a Bakú se encuentra con que las ideas de izquierda ya habían hecho pie. Más adelante, Mustafá Kemal no dudaría en coquetear con la incipiente Unión Soviética. Se llevan a cabo congresos y asambleas, mientras las fuerzas francesas se afianzan en Cilicia, las fuerzas inglesas mantienen su poderío en el norte de Irak, específicamente en la ciudad de Mosul, y tanto Italia como Grecia preparan el desembarque en los Dardanelos.
Miles de armenios desterrados de Cilicia se repatrían nuevamente, creyendo que las “nobles” potencias estarían allí para protegerlos de por vida. El historiador turco Taner Akcham bien dijo:
Los militares crearon la Turquía moderna y son ellos los encargados de custodiar los tabúes e incongruencias de su historia, mediando la fuerza, claro está.
Así empezaron, primero en Amasyá, luego en Erzerum hasta el evento clave: el Congreso de Sivás. Allí Kemal se hizo notar y acentuó su idea de decretar una dictadura militar para salvaguardar lo que quedaba del Imperio. Se perdió Europa, se perdió toda Siria, se estaba por perder casi toda la Anatolia y los Dardanelos. La espada tenía que volver a actuar. Se redacta y se aprueba el Pacto Nacional, con miras y fronteras delimitadas como objetivo.
Cabe recordar, en atención a la ilación histórica de este trabajo, que el Partido Unión y Progreso fue disuelto y sus máximos representantes y burócratas fueron condenados a muerte; eso no impidió que muchos miembros se alistasen en la rama nacionalista-militar. Las camarillas bélicas prokemalistas necesitaban del manejo de información de los ex Ittihad, de ahí que los juicios políticos fueran disminuyendo hasta diluirse por completo.
5.6. LAS FUERZAS ALIADAS OCUPAN CONSTANTINOPLA Y LOS GRIEGOS TOMAN ADRIANÓPOLIS34
El Imperio queda reducido a la Anatolia Central y a la concentración de poder en Ankara. Comenzarán las tratativas del paladín de la justicia contractual de esa época: el Tratado de Sèvres firmado en agosto de 1920 (ver Anexos, punto 5). El entonces presidente norteamericano Woodrow Wilson proyectó una Armenia independiente que contenía siete de sus provincias históricas, en tanto se le otorgaba a Grecia la ciudad de Constantinopla y gran parte de los Dardanelos; y a Italia, parte de Tracia. Se proclamaban las ansias de libertad de un pueblo que nunca había bajado los brazos; los kurdos y el Kurdistán libre se consagraban con este Tratado. Delegados turcos firman el Tratado. Mientras firman el tratado con la mano derecha, preparan las bayonetas con la izquierda. Por ejemplo, se otorgaba a Armenia siete provincias que tenía que volver a poblar. Los aliados no se encargarían, palabras explícitas del británico Lloyd George, de seguir una guerra especialmente para el caso turco, sino que los armenios se tendrían que encargar de ocupar nuevamente sus tierras.
Paralelamente, el ejército turco se rearma y empieza su última gran ofensiva. La expedición se denominaba “Campaña a Armenia”. Sería el golpe final a la cuestión de “limpiar de armenios la zona”. Los armenios que habían depositado su confianza en las fuerzas aliadas se veían desprotegidos e inmersos en la indiferencia política de las grandes potencias. No sería descabellado proponerle a la Standard Oil que explique sus negociados de entonces. Un gobierno pro turco-sefardí negociando el futuro armenio junto a la compañía anglosajona más importante de petróleo, aunque Rockefeller lo disimuló al otorgar grandes sumas de dinero a los refugiados armenios de ese entonces. La popularidad de Wilson pronto se esfumó; esto y su enfermedad lo alejaron del tema Sèvres.
Kemal y su ejército recomenzaron su ofensiva. Retomaron Marash, Hadjín, Urfá y otros pueblos armenios, que lucharon hasta el último aliento; fue una epopeya impresionante. En Aintab también hubo una contienda con los armenios que no estaban dispuestos a retirarse nuevamente de sus tierras. Su ingenuo lema era: “Mère des Armeniens France notre esperance”. Ignoraban los convenios que los franceses firmarían con Ankara otorgando los protectorados de Mousá Dagh y alrededores. Kemal se encargó de esa ciudad, a la que rebautizaron GazyAntep por la “brillante” (Gazy) toma del pueblo. A Kemal lo bautizan con los honores de “Gazy”.
El ejército turco devastó toda la Armenia histórica, tomó venganza en Sarí Kamish y se encargó de encarcelar o ajusticiar en masa como criminal de guerra a cualquier persona de origen armenio. Se implementa la Ley de Dictadura Militar, Kemal acentúa sus fuerzas ahora hacia el oeste de Ankara. Se zambulle en Esmirna, quemando el barrio armenio y el griego. Asesina a la población civil y combate a las fuerzas griegas de Eleftheriós Venizelós. No triunfa, pero apuesta todo replegando sus fuerzas sobre el río Sakariá, donde espera a los griegos para el avance final. Kemal resulta vencedor. Cuando vence, limpia el lugar, que equivale a dejar miles de muertos masacrados en la zona. Su ejército no es un ejército nuevo sino el mismo que utilizaba el Partido Unión y Progreso; estaba compuesto por mercenarios sin disciplina alguna y ni escrúpulos hacia los que no eran turcos. Las fuerzas aliadas dan un paso al costado. Sólo proyectan intereses sobre lo que sería la nueva República de Turquía, el puente que uniría a las potencias con el petróleo de Bakú.
Se firma en 1923 el Tratado de Lausana, que ratifica las fronteras de la actual Turquía gracias a la perseverancia de dirigentes como el íntimo amigo de Kemal, Ismet Pashá, encargado de las relaciones internacionales.
5.7. LAUSANA, 1923: “¡TURQUÍA PARA LOS TURCOS!”35
Años atrás una revista prokurda preguntaba: “¿A quién pertenece Turquía?”. Enumeraba las etnias y pueblos que la habitaban en ese momento: griegos, armenios, kurdos, circasianos, nestorianos, asirios, tártaros, lazes, turcos-osmanlíes, etcétera. Todos festejaban juntos, relata el artículo, las festividades en Soumela, Trebizonda. Todos se respetaban hasta que, en 1923, luego del Tratado de Lausana, empezó a flamear el lema: “¡Turquía para los turcos!”. El 29 de octubre de 1923, la Primera Magistratura la ocupa Mustafá Kemal “Ataturk”.
En los Principios y Propósitos de “Ataturk”, su artículo 1º, inciso 3, anuncia “el respeto a los derechos humanos y a la libertad fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivo de raza, sexo, idioma o religión”. Los armenios han sido muertos y perseguidos constantemente por el ejército, los griegos del Dardanelos junto a los lazes del Póntico (“ponto” quiere decir mar; en este caso, el Mar Negro), también los kurdos en el gobierno de Kemal fueron eternamente perseguidos hasta no ser reconocidos como tales sino como “turcos de las montañas”, y los asirios, subsumidos en el olvido. No obstante, Kemal, tras su obra fatídica de destrucción mediante la fuerza, empezó a tejer una cortina para tapar el desastre contra los pueblos que interferían con su lema “Turquía para los turcos”. Esa cortina, que aún oculta varios tabúes, consistió en occidentalizar Turquía para el mundo.