Voces existenciales en América Latina. Alberto de Castro Correa

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Название Voces existenciales en América Latina
Автор произведения Alberto de Castro Correa
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789587892703



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cambiante y “mejorable”, con dominio sobre sí mismo a pesar de que la sociedad tenga su influencia y que el aspecto biológico intervenga. Esta postura reconoce la soberana libertad que tiene el ser humano sobre sí mismo.

      Con esta corriente se inicia también el regresar a ver a la filosofía y a las raíces de la psicología favoreciendo el surgimiento de la visión existencial que retoma los fundamentos filosóficos de la psicología. Se reconoce también que el ser humano es un ser que tiene la capacidad de cuestionarse sobre su vida, su existencia, su ser en el mundo, su sentido, su libertad y, sobre todo, su muerte. Reconoce que la patología es solamente otra forma de estar en el mundo, que no define a la persona, como tampoco lo define el pasado que ha vivido. Manifiesta que el ser humano tiene muchos otros aspectos que lo construyen. Además, valora la co-existencia, es decir, la posibilidad de construir con el otro ese espacio donde vivir en paz. Siente angustia, pero tiene la posibilidad de no negarla (o curarla), sino convertirla en una angustia creadora.

      El siguiente cuadro comparativo y esquemático permite mirar gráficamente esta relación entre una teoría y la forma de ver al ser humano:

Teoría Objeto de estudio Visión del ser humano
Filosofía Alma - Mente Un Ser que conoce
Estructuralismo Experiencia consciente Un Ser consciente
Funcionalismo Organismo y medio ambiente Organismo complejo y relacional
Psicoanálisis Inconsciente Un Ser instintivo, neurótico
Conductismo Conducta observable Un Ser reactivo
Gestalt Organización perceptual Un Ser perceptivo
Humanismo Esencia del ser humano Un Ser básicamente bueno
Existencialismo Cuestiones existenciales Ser capaz de mirarse y definirse

      Fuente: Elaborado por Anita León Tapia (2018).

      Este cuadro es bastante arbitrario, ya que cada una de estas posturas teóricas tiene sus exponentes, autores que aportan con mayores o diferentes detalles dentro de la misma postura teórica general, concediéndole ciertos matices y variando en algunos aspectos la concepción inicial; obviamente, estos matices no están considerados en esta tabla resumen. En el psicoanálisis, por ejemplo, tenemos a Freud, Jung, Adler, Horney; en el conductismo está Pavlov, Skinner, Staats, Bandura; en el humanismo tenemos a Rogers, Maslow, Allport, y en el existencialismo está Yalom, May, Espineli, Van Durzen, entre otros.

      Esto nos lleva a responder el siguiente cuestionamiento: ¿Qué implica en verdad un posicionamiento teórico? Como vimos anteriormente, existen grandes corrientes psicológicas que funcionan como un paraguas epistemológico. Constituyen un conjunto de ideas y afirmaciones sobre lo que se entiende del ser humano, su desarrollo psicológico, la evolución normal y patológica, las estrategias de evaluación, diagnóstico y tratamiento que se proponen acordes con esta concepción inicial del ser humano.

      Dentro de este gran paraguas de ideas, ordenadas sistemáticamente, existen autores que difieren ligeramente en su pensamiento, pero no en las concepciones básicas. Por lo tanto, surgen líneas de pensamiento diferentes dentro de la misma teoría.

      En el psicoanálisis la concepción básica es que el ser humano tiene fuerzas inconscientes que son muy importantes y determinantes en su desarrollo y manifestación, sin embargo, Freud considera que estas fuerzas son básicamente sexuales y deben estar reprimidas. Por su parte, Jung las considera personales y colectivas y que aportan al desarrollo de la personalidad si no se quedan reprimidas. Hace que su planteamiento sobre el desarrollo del ser humano, su personalidad, su forma de evaluar y tratar desde la psicología sea diferente.

      Pero existen otros autores que están completamente en desacuerdo sobre esa forma de ver al ser humano; de hecho, los primeros planteamientos teóricos en la psicología surgieron en oposición a los planteamientos ya existentes: funcionalismo en contra de estructuralismo; conductismo en contra de psicoanálisis, y Humanismo en contra de conductismo. No necesariamente porque a los psicólogos les guste estar en contra, sino porque cada psicólogo tenía y tiene una forma específica de ver y entender al ser humano. Por eso surgen las diferentes teorías; porque son diferentes formas de entender al ser humano y su psicología.

      Actualmente, esta visión de unas teorías contra otras ya no está vigente, pocos son los autores o profesionales de la psicología que dedican tiempo a señalar o desacreditar a las otras corrientes. En este momento de desarrollo de las ciencias psicológicas los teóricos aceptan que existen otras formas de entender al ser humano tan válidas como la suya e incluso muy relacionadas entre sí. Esto es una ventaja, porque permite acercarnos con honesta curiosidad a conocer más de las otras formas de ver el mundo, y así afirmar o cuestionar la propia.

      Entonces, ¿qué es un posicionamiento teórico? Es reconocer en la teoría construida por los grandes autores de la psicología la conexión directa con nuestra forma de ver o entender al ser humano. Siguiendo con la metáfora, es tomar un paraguas (epistemológico) bajo el cual el profesional de la psicología se siente cubierto en su ejercicio, en su SER psicólogo clínico. Esto, aunque suena simple, en mi experiencia con mis alumnos ha resultado mucho más complejo, pues no están acostumbrados a cuestionarse sobre sí mismos y su postura frente a tal o cual tema, al menos dentro del campo epistemológico de la psicología. Pocos son los estudiantes que dedican tiempo adicional para revisar curiosamente qué hay detrás de los conceptos que aprendió en clase, qué tan aplicables son a la vida diaria y cómo se siente aplicándolos.

      Heidegger reconoce que el ser humano es el único ente que se pregunta por el Ser, entendiendo que todas las personas tienen la capacidad inherente de cuestionarse sobre sí mismos y lo que son; esto implica que las personas tienen una comprensión previa (aunque no muy clara) de quién son o quién podría llegar a ser; basándome en esta premisa, en mis dos cátedras permanentes sobre Psicología de la Personalidad y Asesoramiento Psicológico procuro exponer a mis alumnos esos cuestionamientos, poner a prueba en la práctica los conceptos aprendidos en cada teoría y los invito a mirarse en esa aplicación, evaluar cómo se sintieron viendo al ser humano desde los preceptos estudiados, incluyendo ese aspecto dentro de la valoración de sus trabajos, no como correcto o incorrecto, solo como presente o ausente.

      Los alumnos deben responder en sus reportes: ¿cómo me sentí al aplicar esta teoría de la personalidad? Y, además, deben comparar su desempeño entre las teorías aplicadas. Los resultados son interesantes, ya que encuentro análisis meditados en los que los alumnos informan que se sintieron más cómodos con una u otra teoría. Manifiestan que no era del todo real la forma de entender a su entrevistado si se quedaba solo con los conceptos de una teoría. Se sintieron incómodos cuando tuvieron que mirar a su entrevistado bajo ciertos conceptos, debido a que los consideraron muy limitantes, poco realistas, entre otros aspectos.

      Como les doy la libertad de escribir en sus reportes lo que consideran relevante, también me encuentro con señalamientos como “usted no debería obligarnos a decir qué sentimos, porque no siempre se siente algo”. Respeto el señalamiento de mi alumna, pero me hizo pensar que es justamente la razón por la que les obligo, debido a que por sí mismos no se dan el tiempo para reconocer lo que sienten respecto a lo que aprenden en su profesión. Claro que es una reflexión personal, tal vez una obsesión, pues considero que de esta manera los estudiantes de psicología, y en especial de psicología