Название | Psicoterapia Integrativa EIS |
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Автор произведения | Roberto Opazo |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789569946646 |
La misma historia, el mismo ambiente, etc., golpean diferente según la atención que se les preste y según el significado que se les asigne. Por la vía de la reestructuración cognitiva, el mismo ambiente puede resultar más satisfactorio o menos, según a qué le prestemos atención preferencial, según qué valor le asignemos a la hora de la satisfacción de nuestras necesidades, y según qué significado le otorguemos a las consecuencias de nuestras conductas. No da lo mismo el cómo atendemos y el qué valoramos; el prestar atención al dolor, aumenta el dolor; el mantener autoscopía acerca del estado del cuerpo, aumenta la hipocondría. A "contrario sensu", el valorar algo que tengo o que conseguí, o el atender a aspectos positivos de mi entorno, puede ser muy aportativo en términos de satisfacción personal. Como ha sido señalado, la satisfacción es menos un asunto de obtener lo que uno quiere, que de querer lo que uno tiene (Myers y Diener, 1995).
Las "nuevas" cogniciones, sin embargo, requieren ser creídas y sentidas. Lo importante es que la "reevaluación" no constituya un proceso mecánico o periférico; se requiere de una cuota importante de convicción. En relación a las expectativas de autoeficacia, por ejemplo, Bandura ha enfatizado el rol de la fuerza de cada expectativa de eficacia personal; como lo veremos más adelante, una mera idea racional de autoeficacia sería insuficiente. Y el propio Burns, con todo su cognitivismo a ultranza, señala que las meras racionalizaciones nuevas no bastan: "Asegúrese de que sus respuestas racionales sean convincentes, afirmaciones válidas que desacrediten los pensamientos automáticos" (1999, p. 116).
En un sentido genérico, una "creencia nueva" puede ser a la vez discutible y funcional. Un paciente, que se incorpora a una Iglesia como podría ser la de los Testigo de Jehová, puede combatir muy eficientemente su propia drogadicción. Sin embargo, esa misma persona puede (o no) asumir un estilo religioso "fanático". De este modo, una cosa es la calidad del contenido de una creencia, y otra es la función psicológica de una creencia.
Hemos señalado que el efecto placebo involucra expectativas de cambio, confianza en la terapia y confianza en el tratamiento. Una persona puede atenuar su fobia a las olas, por ejemplo, por el expediente de la "regresión hipnótica" y de la reencarnación; si la persona es llevada a creer – con firmeza y convicción – que su temor surge del hecho que murió ahogada en una vida anterior… es incluso posible que supere su fobia. Algo análogo puede ocurrir con los sueños; un paciente podría progresar, por el mero hecho de creer en las interpretaciones de su terapeuta; aun cuando éstas pudieran estar poco relacionadas con lo que ocurre realmente en su inconsciente. Esto es de la mayor importancia metodológica; al constatar cambios derivados de la fuerza de una creencia falsa, pueden pasar a ser falsamente validados los contenidos de esa creencia; en estos casos, la reencarnación y la interpretación de los sueños.
En el efecto placebo, la cognición abre paso a la convicción; y es esta convicción la que aporta la fuerza energética movilizadora de cambios. Por lo tanto, todo apunta a la necesidad de que la terapia resulte convincente: por lo sólido que se muestre el enfoque, por la seguridad que irradie el terapeuta, por la seriedad que el paciente perciba en los procedimientos. Múltiples variables – usadas en esta línea – pueden aportar mucho a la evolución de la terapia.
Asimismo, los resultados documentados por la meditación tienden a ser impresionantes. En ese sentido la meditación puede aportar mucho al cambio: mayor "relax", mayor tolerancia, mejores estados de ánimo, mayor bienestar emocional, incluso mayor "sabiduría". Hemos visto que la meditación involucra – entre otros – importantes aspectos cognitivos. Dependiendo de la modalidad de meditación, variables cognitivas tales como el control de la estimulación perceptiva, de los procesos atencionales, de la concentración, de la autorreflexión, etc., pueden jugar un rol muy relevante. En la agitada y sobreestimulante sociedad contemporánea, la meditación – en sus diversas versiones – viene ameritando un espacio preferente.
A la hora de la prevención cognitiva, el rol de la actividad intelectual no parece ser menor: leer, estudiar, escribir, resolver crucigramas, jugar ajedrez… cada una de estas actividades contribuye a mantener las cogniciones vigentes. Recientemente, se ha establecido que el jugar bridge reduce el riesgo de demencia senil y contribuye a una "vejez lúcida". El Estudio 90 – así denominado – ha sido dirigido por la neuróloga Claudia Kawas desde 1981. El estudio incluye a 14 mil personas de más de 65 años y a más de mil sobre los 90. El estudio ha logrado pocas evidencias de que la dieta o el ejercicio disminuyan el riesgo de Alzheimer; pero sí han constatado que las personas de más de 90 años que pasan más de tres horas diarias en actividades mentales como jugar bridge tienen menor riesgo de desarrollar la enfermedad. Cabe destacar que el bridge involucra un gran esfuerzo intelectual, para memorizar las cartas y para ir estudiando las posibilidades matemáticas que tiene el compañero de ir completando una determinada ‘pinta’.
Y a la hora de preguntarnos acerca de las contribuciones del paradigma cognitivo al bienestar psicológico, es decir, a la "felicidad" de las personas, el tema pasa a centrarse en la así llamada psicología positiva. "La psicología positiva busca el equilibrio óptimo entre el pensamiento positivo y el negativo" (Seligman, 2003). En palabras de Carr, "el principal objetivo de la psicología positiva es comprender y facilitar la felicidad y el bienestar subjetivo" (2007, p. 66). No se trata de ver las cosas color de rosa; se trata de "obligarse" a ver las cosas positivas realmente existentes, porque se asume que es psicológicamente aportativo el hacerlo. La idea pretende inducir un cierto grado de "optimismo aprendido", de "esperanza aprendida"; pero sobre bases realistas. Y esta suerte de optimismo fundamentado – fuertemente ligado a la esperanza – será fuente de satisfacciones, de despliegue conductual y de mayores expectativas de vida. "Las personas optimistas, aquellas que tienden a estar de acuerdo con afirmaciones del tipo "cuando emprendo algo nuevo, espero tener éxito", tienden a ser más exitosas, más saludables y más felices que las personas pesimistas" (Myers y Diener, 1995, p. 491).
Adicionalmente, el adscribir con convicción a una creencia religiosa, puede contribuir también a enriquecer el bienestar emocional: "Los datos de los estudios muestran – en forma sistemática – que los creyentes son algo más felices y están más satisfechos con la vida que los no creyentes" (Seligman, 2003, p. 89). Resta por establecer, sin embargo, si el bienestar surge del creer religioso o es el creer el que surge del bienestar; y resta por establecer si el afecto positivo genera cogniciones "optimistas", o si son las cogniciones "optimistas" las que generan afecto positivo.
Las investigaciones que he venido mostrando, los análisis clínicos que he venido explicitando, muestran líneas de aporte etiológico y terapéutico provenientes del paradigma cognitivo. Las evidencias son suficientes como para ameritar la inclusión del paradigma cognitivo en el Supraparadigma Integrativo. A contrario sensu, no vacilaría en sostener que, tanto el conocimiento como la práctica clínica, se empobrecerían sustancialmente si se prescindiera del paradigma cognitivo.
A modo de epílogo: la "Ecuación Cognitiva"
A la hora de los balances, entonces, el aporte del paradigma cognitivo no es menor. Al respecto, se ha señalado que "probablemente la más segura predicción acerca de la terapia cognitiva, es que seguirá creciendo. Las terapias cognitivo-conductuales en general, y la terapia cognitiva de Beck en particular, son las que más rápido crecen y las más investigadas en el escenario de la psicoterapia contemporánea" (Prochaska y Norcross, 2007, p. 348). Lo anterior deriva del hecho que la terapia cognitiva aporta lo