Название | La venganza de un duque |
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Автор произведения | Noelle Cass |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788418616235 |
Se levantó de la butaca, cogió la palmatoria de la vela, salió de la estancia, subió a su alcoba y en ese momento, decidió salir a montar a caballo, necesitaba despejar la mente, y galopando con Suki, su precioso y adorado alazán, intentaría olvidarse por unas horas de Gina.
Ya en el dormitorio, se acercó al armario y cogió su traje de montar, y en menos de cinco minutos estuvo listo para partir. Salió de la mansión y la rodeó para ir a las cuadras, allí despertó a un somnoliento mozo de cuadra para que le ensillara el caballo. Y poco después, partía al galope hacia las afueras de la ciudad, ya que la calle estaba vacía y solitaria. Nolan se relajó al notar en la cara la suave brisa de la noche. Muy pronto llegó a la intersección que anunciaba la gran ruta del norte, pero Nolan no quería alejarse tanto. Dio orden al caballo de que diera la vuelta e inició el camino de regreso hacia la mansión.
Estaba amaneciendo cuando Nolan dejó en las cuadras a Suki, y dio orden al jefe de cuadra que le diera agua y comida, mientras él entraba en casa para bañarse y cambiarse de ropa, ya que ese día tenía varias reuniones a lo largo de la jornada, y una de ellas era a las diez de la mañana en el White`s. Entró en el interior de la mansión y se encontró con un preocupado Graves.
—¿Dónde estabais, excelencia? Estábamos preocupados por vos, Torrance se alarmó al entrar en vuestros aposentos y ver que no estabais durmiendo.
—No podía dormir y he salido a cabalgar por la ciudad.
—Excelencia, no es seguro que salgáis de casa sin protección.
—Graves, como puedes ver, estoy perfectamente. Ordena que suban la bañera al dormitorio, necesito darme un baño y cambiarme de ropa.
—Enseguida, excelencia. —El mayordomo hizo una reverencia y fue a cumplir la orden de su patrón.
Nolan subió a sus aposentos. Al entrar, Torrance no hizo pregunta alguna, seguramente su compañero ya le habría informado de que había salido a cabalgar, y estaba escogiendo la ropa que Nolan se pondría ese día.
Minutos después, Nolan se sumergía en la bañera de agua caliente, y notando cómo se le relajaban los músculos del cuerpo. Luego, pidió a su ayuda de cámara que le pasara una toalla para poder secarse, para entonces, Nolan ya se encontraba con ánimos renovados para comenzar el nuevo día. Torrance había elegido un fino pantalón de seda de color negro, camisa blanca también de seda, corbatín beige y un elegante gabán de color negro. Cuando estuvo listo, Nolan se echó un vistazo en el espejo de cuerpo entero y dio su aprobación. Después, salió de sus aposentos para bajar al comedor a desayunar, y dando la orden a Graves para que el cochero tuviera listo el carruaje para la hora prevista.
La noche había sido demasiado larga para Gina, pues no había podido dormir nada dándole vueltas a la cabeza, y esperando que su tía hallara pronto una solución para frenar los avances de ese despiadado duque, que por mucho que seguía pensando, no entendía por qué la odiaba tanto y les estaba haciendo tanto daño. Estaba harta de esa situación que había arrastrado a su padre a las mesas de juego para intentar recuperar el dinero del que los había despojado el duque, toda la familia había hecho lo posible para quitarle ese vicio, pero Willow se negaba a verse en la ruina y eso lo había arrastrado también a una profunda depresión. Gina sentía impotencia porque no sabía cómo ayudar a su padre y le dolía verlo en ese estado.
Todavía estaba recostada en la cama, cuando Cassy entró en la estancia con la bandeja del desayuno de Gina. La doncella dejó la bandeja sobre la mesilla de noche como siempre, Gina se incorporó en la cama, se sentó en el borde y cogió la taza de té, mientras Cassy escogía la ropa que ese día se pondría Gina.
Holly entró en la alcoba cuando Gina estaba acabando de beberse el contenido de la taza. Su tía ya estaba vestida con un precioso vestido de muselina de color tostado que resaltaba la belleza que todavía conservaba.
—Buenos días, tía Holly, ¿se te ha ocurrido algo para poder detener a ese hombre?
Su tía se acercó a la cama y se sentó al lado de su sobrina.
—Lo siento, querida. Pero de momento no sé qué podemos hacer para que ese duque no se salga con la suya.
—¡No voy a caer en su chantaje! —exclamó Gina.
—¡Y yo no voy a permitir que lo hagas! No voy a dejar que ese malnacido arruine tu reputación y que tu buen nombre quede enlodado.
—No quiero imaginarme qué pasará cuando se presente con sus abogados para desalojarnos, eso matará a papá. Él no soportará verse en la calle.
Holly abrazó a su sobrina para intentar tranquilizarla, pero tenía la mente tan bloqueada que no era capaz de pensar con claridad. Pero lo que si tenía claro, era que de ninguna manera iba a dejar que su sobrina se convirtiera en la amante del noble.
Tras un largo silencio, Holly dijo:
—Sé que para Willow va a ser muy doloroso verse en la calle... —Pero de pronto, una idea cruzó su mente.
—¿Qué sucede, tía? Te has quedado callada de repente.
—Querida, creo que se me acaba de ocurrir el plan perfecto. —Y sonrió a Gina.
—¿Qué se te ha ocurrido?
—Yo misma iré a ver al noble. Le diré que de ninguna manera vas a aceptar su deshonesta proposición porque estás comprometida para casarte. Y que vas a viajar lejos para reunirte con tu futuro esposo.
—Es una locura.
—No, Gina, es perfecto. Tú y yo nos podríamos ir muy lejos, donde la maldad de ese hombre no nos alcance.
—¿Y qué pasará con papá, con Jerome y con Xavier? Ellos no pueden enterarse de nada.
—Ellos defenderán la casa, no van a dejar que ese maldito noble nos deje sin ella. Mientras, nosotras estaremos visitando a una tía anciana mía.
Gina se quedó pensativa unos minutos, y luego respondió:
—Tía Holly, tu plan no es tan descabellado.
Holly se levantó, y le dijo que se lo pensara bien. Poco después, se despidió de su sobrina porque esa mañana tenía una partida de cartas en el club con dos de sus mejores amigas.
Gina acabó de desayunar, y Cassy la ayudó a vestirse con un sencillo vestido de color rosa, y le recogió el pelo en una trenza. Ya lista, salió del dormitorio decidida a dar un paseo por los jardines ya que esa mañana lucía el sol.
Mientras caminaba por los jardines, la idea que le acababa de plantear su tía no le disgustaba para nada. Solo lejos del duque podía evitar que cayera en desgracia. Ese condenado hombre estaba loco si pensaba que se iba a dejar doblegar por él y que destruyera su buena reputación. Y por unos instantes, se imaginó lo furioso que se pondría cuando llegara a su casa y descubriera que ella se iba muy lejos. Solo de imaginárselo, le entraron ganas de sonreír.
Más tarde, Cassy se unió a ella al paseo y le pasó a Gina una sombrilla para cubrirse del sol porque ya empezaba a hacer calor. Cuando Gina se cansó de caminar, pidió a la doncella que le fuera a buscar un libro a la biblioteca. Poco después, se sentó en el banco mientras Cassy entraba en la casa. La doncella no tardó nada en cumplir el encargo de su patrona, luego entró en la casa para seguir trabajando. Gina abrió el libro, disfrutó leyendo mientras escuchaba el canto de los pájaros que se posaban en los árboles de los alrededores. Levantó la vista de la página, pero, sobre todo, tranquila, porque su tía había hallado el plan perfecto para esquivar a Graystone. En cuanto regresara su tía, tenían que planear todos los detalles del viaje y ponerse en marcha sin pérdida de tiempo. Solamente marchándose de Londres podría evitar que la maldad del duque la alcanzara y enlodara todavía más el nombre de su familia convirtiéndola en su querida; que se buscara a una fulana para que le calentara la cama y divertirse, porque de ella no iba a conseguir nada.
Dos tardes después, Gina