Las No Personas. Dorian Derek

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Название Las No Personas
Автор произведения Dorian Derek
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789403608389



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W. Bush, el mismísimo Dalai Lama o el difunto Fidel Castro. Uno de ellos dijo lo siguiente: "la ira nace del temor y éste de un sentimiento de debilidad o inferioridad. Si usted posee coraje o determinación, tendrá cada vez menos temor y en consecuencia se sentirá menos frustrado y enojado". El propio Dalai Lama, jefe espiritual del budismo tibetano pronunció estas palabras, sin embargo no se libra de la ira ni de tener pensamientos negativos porque tiene la desgracia de ser persona. Sería muy sencillo analizar la oscuridad de los individuos de las otras cinco fotografías pero ver al Dalai Lama retratado sintiendo la emoción de ira es bastante paradójico, es el único de ellos que posee un Nobel de la Paz y hace eco del mensaje de este libro, todo el mundo miente. Las emociones nos dominan, se revelan en la cara y no entienden de votos, ni de partidos políticos, de fronteras ni de derechos humanos, las emociones hacen que las personas se parezcan, es lo único que compartimos con esas personas tan diferentes a nosotros, con los de extrema derecha, con los de extrema izquierda y con los de extrema paciencia.

      De la mano de la ira va el desprecio y se puede manifestar de diversas maneras. El desprecio es lo opuesto a la empatía, si la empatía implica ponerse en el lugar de los demás y comprenderlos, el desprecio implica una actitud de arrogancia y superioridad con la que se juzga a otro. El desprecio es un sentimiento negativo que se genera al considerar que alguien es inferior, suele violar las líneas del respeto, implica una evaluación negativa de la valía de una persona y despierta sentimientos hostiles. En la ira solemos usar una atribución de culpa situacional y en el desprecio disposicional. Es un sentimiento difícil de ocultar porque cuando sentimos desprecio pensamos que la otra persona no merece siquiera nuestra atención y en el peor de los casos pensamos que no merece vivir, no es algo que surge de manera automática y espontánea, es el resultado de una serie de conflictos recurrentes que no se han resuelto de manera satisfactoria y que van degenerando lentamente hacia una actitud negativa hacia una persona o grupo concreto. El desprecio puede hacerse evidente en una frase hiriente, un tono de voz negativo y sarcástico, poner los ojos en blanco, levantar levemente la ceja de un solo lado de la cara, abrir las fosas nasales o subir el labio superior. El desprecio se expresa con frialdad en el exterior, en el interior se vive como una sentimiento que quema y destruye la salud emocional de quien lo experimenta. Existen personas a las cuales no les importa mostrar su desprecio y lo hacen de manera obvia, otros lo reprimen:

      El desprecio podemos manifestarlo de diversas formas, incluso con el clásico corte de mangas, este gesto es la máxima expresión del desprecio. Existe una mezcla explosiva entre esta emoción y la anterior, tanto la ira como el desprecio son los padres de algo que no podemos justificar racionalmente porque atenta sobre cualquier tipo de construcción común y se apodera de la persona que lo sufre, condicionándola a sentir una profunda aversión y repulsión hacia otra persona o grupo que lo proyecta. Si sumamos el sentimiento de ira en una persona y el desprecio tenemos los ingredientes perfectos de una emoción peor y superior, el odio:

      

      Alguna vez te habrás preguntado (y si no es así es momento de que lo hagas), ¿Por qué se odia?, muchas veces encontramos las respuestas a lo que buscamos poniendo el foco en todo lo contrario, en su antítesis ¿por qué se ama?. El sentimiento de amor es subjetivo para cada uno e injustificado, no sabemos por qué motivo nos enamoramos de alguien ni qué característica posee esa persona para enamorarte a ti y no al resto de personas del planeta, es un sentimiento extremo de empatía por otra persona. El odio es igual de subjetivo, pero en este caso se centra en unas características específicas de la otra persona o grupo, el objetivo del odio suele dirigirse a personas que te han insultado o agredido (a ti, a tu entorno o a tus ideas), pero su expresión también se dirige hacia personas que tienen un color de piel distinto al tuyo, por tener otra orientación sexual, se odia por razones religiosas u económicas y por un millón de motivos irracionales más. Las personas odian a otras personas por historia, porque sus antecesores lo hicieron y ni siquiera saben el porqué, piensa en el símbolo de la V, es algo que hacemos sin saber su origen, el odio funciona igual. El amor en su sentimiento que proyecta al futuro, el odio al pasado, son dos extremos, un espectro con muchos niveles intermedios y distintas formas subjetivas de experimentar.

      Podemos confundir muy fácilmente dos emociones, la tristeza y la ira. Ambas emociones comparten síntomas como: la frustración, el malestar o la fatiga. Desde la psicología consideramos a estas dos como hermanas siamesas. A diferencia de la ira, la tristeza es una emoción pasiva, centrada en la introspección hacia el interior y no la proyección al exterior, puede ser mejor controlada que la ira y sirve justo para eso, para sanar el dolor, para reflexionar. Ambas son emociones desagradables y depende de cada uno afrontar la situación con una u otra. Muchas veces estas hermanas te utilizan como un campo de batalla y luchan por revelarse, por ejemplo, cuando rompemos con una pareja y comenzamos a sentir sentimientos de ira y tristeza. Las dos son la consecuencia de una pérdida, puedes perder el respeto de alguien, puedes perder a una persona, el trabajo o cualquier cosa importante para ti. La irá brota cuando esa pérdida la creemos recuperable y la tristeza saldrá siempre que esa pérdida no se pueda recuperar, como una muerte. Una persona puede soportar ambas emociones. Cuando una de estas emociones se instala en tu interior, dicta tu conducta y se prolonga mucho en el tiempo notarás resultados desagradables, en el caso de la ira sentirás odio indiscriminado y mal humor como referencia, con la tristeza profunda prolongada en el tiempo vendrá la depresión.

      Si para observar ira en el rostro de alguien hay que fijarse en su entrecejo fruncido y en su mandíbula, para la tristeza nuestro foco se centrará en la frente y la boca. Si nos fijamos en las tres generaciones de papas, la emoción se identifica fácilmente en el papa Francisco y en el papa Ratzinger, lo habitual es bajar las cejas hacia el interior cuando los párpados se elevan y activamos el músculo que forma las arrugas en la frente. Cuando estamos tristes nuestro cuerpo y cabeza decae unos milímetros hacia abajo y nuestra boca también baja (en ningún caso hacemos presión en los labios como ocurre en la ira si sentimos verdadera tristeza). En la imagen del papa Juan Pablo II observamos una tristeza más profunda, una desesperanza, su cabeza se levanta para saludar a los fieles, intenta controlar sus ojos y párpados pero hay una gran actividad en la frente y un gran decaimiento de los labios, parece el rostro de una depresión. Si no hay actividad en la frente y vemos una boca triste, la persona miente, no siente en absoluto tristeza. Anteriormente cuando hablábamos de los manipuladores de las manos decimos que los usamos para ocultar emociones, si volvéis a la página 29 podréis reconocer que emoción ocultan las dos últimas personalidades. Fíjate en la frente de un Bill Clinton que está a punto de perder la presidencia, oculta una clara tristeza. Observa el entrecejo de un Pablo Iglesias que está perdiendo el debate porque no le dejan hablar, profunda ira. Aunque ambos deban tener una posición de seguridad y un talante hacia el público las emociones dejan restos en los intentos fallidos por ocultarlas, los delatan. Todas las emociones son adaptativas, exteriorizar la tristeza nos ayuda a desahogarnos y superar una conmoción de pérdida, funciona como llamada de auxilio en busca de la empatía de los demás, pero cuando se intenta ocultar, cuando se reprime la tristeza podremos identificarla con leves y rápidas expresiones faciales. Es muy importante saber identificar una tristeza verdadera de una falsa, la tristeza es el "as en la manga" de la manipulación cuando se usa para tener una influencia de manera racional, si no quieres ser víctima de esta manipulación abre bien los ojos. Es la emoción que más usamos para manipular, la utilizamos desde que nacemos, con nuestros lloros conseguimos captar y acaparar la atención de nuestros progenitores para expresarles necesidades tan básicas como hambre o malestar, aprendemos y asociamos en el cerebro que si lloramos ellos aparecen en escena y conforme vamos creciendo ¿qué hacemos cuando queremos conseguir algo?. Lloramos, expresamos tristeza para conseguir lo que queremos.