Название | Femme de ma vie |
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Автор произведения | Jorge Pimentel |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789942866592 |
Dejo entonces que mi mamá se encargue de ello pues es hora de bañarse antes de que la misma bruma haga que me quede dormido en el sillón, con el uniforme puesto, lo que implicaría que al despertarme habré de hacerlo de mal humor, así que prevenir es no lamentar.
Abro la llave de la regadera, me meto en ella, una vez esté tibia (claramente). Tomo el shampoo, hay que empezar de la cabeza a los pies; hay que tener orden. Sinceramente soy pésimo en la regadera, me desconcentro con facilidad, esta se va como hoja de papel pegada a otra con saliva. En esta ocasión pierdo la atención por una chica, es habitual que me planteé la idea de ir tras una, pero esta en particular no es el caso el querer ir por ella. Me la paso bien hablándole, es mi amiga, aunque debo de aceptar que su risa me parece cautivadora, la lleva acabo con naturalidad; me parece dulce verla reír.
Salí del cuarto de baño, apenas lo hacía cuando oí:
—Que mañana hay que estar en el parque de cinco a seis —me dijo mi mamá.
—¿Para ver lo de la coreografía?
—Sí —me contestó.
Me metí a mi cuarto, debía cambiarme, estaba en bata.
Segunda situación donde suelo perder la noción de la concentración. El cambiarme, cuando no tengo ninguna prioridad particular, era toda una eternidad y un vaivén de situaciones, desencadenadas principalmente por bobear en el celular.
Me salta una notificación, era Anna, diciéndome cosas planteadas muy precipitadamente.
—¡Hola¡ ¿Qué haces?
— Hello, me estoy cambiando jajaja.
—Ohooou.
—¿Qué haces tú?
—Estoy con Iria, pero me dejó fuera de la casa jaja.
—¿Estás en su casa?
—No, ella está en la mía, pero quería que te hablase.
—¿Y por eso te dejo fuera?
—Eso parece.
—¿Y por qué en que me hablases o no radica el que te deje pasar?
—Pregúntale a ella —me escribía con connotación vacilona.
Para el último mensaje no abrí la conversación, estaba decidido cuando menos a superar la primera fase del cambiarme y ponerme la ropa interior; prescindir de la bata cuanto menos, de una vez por todas. Eso hice.
Me salta otra notificación de la conversación de Anna; esta vez era un vídeo, por tanto, tenía que abrir la conversación para verlo (obviamente). Otra vez, eso hice.
Era un vídeo elocuente. Vi a Anna grabar su puerta entre risas y vacilones forcejeos contra Iria, para que esta la dejase pasar.
—No bueno jajaja —le envié.
—Juas juas.
—Esa sí que es una batalla campal. Pero todavía no logro comprender por qué hubieres de hablarme para que te dejen pasar jajaja. (No sé si era ingenuo para planteármelo, o si para entonces no estaba denotadamente claro).
Sea cual sea la connotación de aquella irreverente conversación estaba feliz, hablar con Anna me hacía feliz, podía contarle prácticamente de todo, o simplemente admirar sus vaciladas, cosa que hacía gustoso.
Ahora sí, era preponderante ya cambiarme, la cara se me resecaba, no suelo ponerme crema, pero siempre hay excepciones cuando se requieren.
Una vez estaba listo salí a la sala, me senté. Suspiré, hay que relajarse. En la televisión estaba la típica programación de lunes a viernes, ese día era viernes. No hice más por cambiar de canal o querer buscar algo que me entretuviese, además mi mamá lo estaba viendo, me pareció.
Saque el celular, y sin ninguna idea clara de para qué, me metí en el perfil de Anna, comencé a ver sus fotos de perfil, cuando llego entonces a una foto en particular donde estaba con todas sus viejas amigas, guardé esa foto, una jovencita de las que estaban allí me llamó la atención, así que pensé que Anna podría, tal vez, presentármela, decirme su nombre, algo; conocerla, ¿ser su amigo?
—Oye, oye, oye.
—¿Qué pasó? —me contesta.
—Conoces a esta chica, ¿no?
—Jajaja, sí… ¿por…?
—Pues… No sé. Tal vez podrías presentármela.
—Primero dime ¿qué hacías viendo mis fotos de perfil?
—¿Tus fotos de perfil?
—Sí, ¿dónde más hubieras podido encontrar esa foto?
—Tengo contactos —le dije vacilón, para evadir su pregunta.
—Ajá, claro.
—Ya dime, mejor, si me la vas a presentar o algo. Por favor. —Le planteé vacilón.
—Está bien. Se llama Catalina.
—¿Y Jorioz podría tener la oportunidad de conocer a Catalina?
—Jajaja, puede ser. Le voy a enviar mensaje para presentarte.
La emoción se me subió en aquel momento, en pocos minutos estaría siendo juzgado por los ojos de Catalina para saber si era partido para ella o no. Había muchas variantes, cómo me presentara Anna era una de ellas.
Pasados unos minutos Anna me envía mensaje, era una captura de pantalla de lo que le había dicho a Catalina.
—¿Qué crees? Jajaja —le preguntó Anna.
—¡Hola! ¿Qué creo?
—Le gustas a uno de mis amigos.
—¿Ah sí? A ver, mándame una foto de él —le pide Catalina a Anna.
—Sí, permíteme un momento.
Anna ahora pedía por una foto mía, que la eligiera a conveniencia, para llamar la atención de Catalina, supongo. Había un problema, no era yo de hacerme muchas fotos así que me aventuré rápidamente a tomarme una en aquel instante.
Tenía una camisa beige, con un pantalón marrón; zapatos marrones. Supongo que lo que vistiese de la cintura para abajo no importaría nada, puesto que no se vería en la foto. Tomé un saco beige y me lo puse; no me vería presuntuoso, ese era yo, una persona a la que le empezaba a gustar vestir semiformal, así que no mostraría nada que no fuera. Me tomé la foto y se la envié a Anna.
—Aquí está —le escribía nervioso, mandándole la foto.
—A ver, deja se la mando.
Mis nervios eran altos, tal vez no por Catalina, pero supongo eso tiene ponerte a merced del juicio de otra persona para que esta valore si le pareces atractivo o no. En cualquier caso, ya le había preguntado a Anna por Catalina, ya Anna le había dicho de mí a Catalina, y ya Anna, seguramente, le estaba mostrando mi foto a Catalina.
—Aquí está tu resultado —me decía Anna enviándome también una captura de pantalla de su conversación con Catalina.
Puedo decir que las cosas salieron bien, Catalina parecía receptiva a recibir mi pretensión, por lo que empecé a seguirla en sus redes, y poco tardó ella en hacer lo mismo.
—Parece que las cosas salieron bien, Gavilán —me dijo Anna.
—Jajaja ¿tú crees?
—Sí, por supuesto.
—No soy muy bueno con las chicas… No sé, no se me suele dar.
—Tranquilo, ten por seguro que no es así como lo dices, mira, te voy a ayudar con ella, es mi amiga, yo la conozco.
Me desperté al día siguiente, el ánimo al tope porque hoy