Femme de ma vie. Jorge Pimentel

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Название Femme de ma vie
Автор произведения Jorge Pimentel
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9789942866592



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maravilloso, la química del cerebro en ellos funcionaba. Ailud en menos de una semana insinuó las obviedades más directas. En Jorioz, sin embargo, residía una sana idea de no estar listo, Ailud le gustaba, pero él creyó no estarlo; puso un alto en Ailud, generando una división, tal vez no irreparable, pero que ciertamente nunca se hizo el intento de reparar por desinterés. Después de Ailud, Jorioz puso su mirada en hasta cuatro mujeres, ya contadas en la generalidad de todas las que cree recordar, teniendo resultados variados, pero nunca contundentes, en una dinámica cansada, que le podía derrotar a si mismo, pues con cada una de ellas, y el intento de ganar su favor, se abría la puerta de un pequeño grupo de hombres con los que tendría que rivalizar, pero que, hasta entonces, nunca habrían de hacerle tanto daño las comparativas, que por la dinámica de conquista, en la cabeza de las mujeres se crea. A pesar de todo no se embelesó totalmente de ninguna para que se regocijaran de su corazón dañar. Tal vez, porque más allá de haber flirteado superficialmente, nunca se había aventurado a apreciar y dar verdaderamente su corazón.

      El recorrido de interminables vueltas en círculo se acabó, deben volver al aula, no sin antes tener que conformar filas, una acción que la escuela lleva a cabo como parte de pequeñas y viejas estrategias disciplinarias que habían funcionado bien. Los jóvenes conforman estas filas con deficiencia, cobijados por el gris cielo de la mañana, no logran hacerlo con serenidad, es como si hubieran guardado las primeras cuatro horas de la jornada energía para exacerbar en aquellos veinte minutos de receso. Isabela, la jovencita a quien a cargo está facilitar la tarea de conformación de esas filas del grupo, lo hace torpemente, tal vez sea porque su actitud natural es delicada y suave, poco imperante para lograr reprimir la exagerada actitud extrovertida de los jóvenes, habiendo terminado una vez sus propias vueltas interminables en círculos por el patio.

      El maestro, un hombre bajo, de tez morena, panza curiosa y un bigote que parece mueve como si dentro de su boca un chicle masticase infinitamente, llega y lleva aquellas filas al aula que de aquel grupo es. Todos se sientan, algunos todavía entre aquello seguían buscando terminar sus aperitivos, comprados o previamente predispuestos, del receso. Hay una forma de trabajar que particularmente a él gusta, yendo de la mano con las actividades que luego la escuela muestra de manera recreativa.

      —¡A ver jóvenes! —Exclama el maestro, buscando la atención y el silencio— Dentro de la parte inicial del temario de Artes tenemos predispuesto la presentación de bailes de salón. Y así, en ese sentido, como parte de un fomento autodidacta, es en equipos que deben conformar estas coreografías y en concordancia con esto, los bailes de salón. Chachachá, tango, mambo, exceptuando tal vez el vals, porque suele ser lento y se presta a que me conformen algo simple, cosa que no quiero. El punto es que innoven en pasos dentro de las posibilidades. Pueden trabajar como quieran, con quienes quieran, incluso solos. Al final habrán de presentarme el producto final en el salón de danza, ya caracterizados y todo. Una vez me presenten el producto final yo elegiré los dos mejores para que participen compitiendo con sus compañeros de otros grupos que igual harán sus coreografías. No necesito que contraten coreógrafos; no quiero quejas de sus padres de que están gastando dinero en ello, porque les estoy pidiendo inicialmente que lo hagan ustedes, si al final contratan coreógrafos ya no es cosa mía. Igualmente, con la vestimenta, bien pueden usar una que tengan a la mano, solo que sea similar en estilo, y se acabó. Así que tienen 15 minutos para conformar equipos y dármelos en una hoja de papel —concluye.

      Jorioz recibe, como en la pasada ocasión, aquel requerimiento, con pereza. En su cabeza rondan las necesidades de organización con terceros, que habrá de incluir el hacer la coreografía, montarla, ensayarla, etcétera, probablemente fuera de la escuela; ciertamente todo aquello genera una fatiga profética.

      Voltea la cabeza hacia Hernán y Rafael, los tres tienen claro que habrán de trabajar juntos. La pregunta era si habrán de hacerlo además con más personas. Rafael se para y va un par de filas más allá para hablar con Millicent, una amiga suya. Isabela se acerca con ellos, mientras a su vez Iria y Anna les escuchan. Isabela es, entre lo que sabe Jorioz de sus compañeros, la más interesada en asuntos dancísticos, al parecer es algo que le gusta hacer, por tanto, intuye hacia donde apunta la cosa.

      Hernán y Jorioz se acercan hacia Rafael, Isabela y los demás. Efectivamente, Rafel se había acercado a Millicent y esta a su vez a Isabela para conformar un equipo más grande; al parecer Isabela sabe de una coreógrafa que conoce ya estas dinámicas del profesor, y que pondría la coreografía a un precio asequible.

      Jorioz se pone cómodo en una silla vacía cerca del círculo donde todos discutían sobre los planes con respecto de la conformación del equipo. Ve mientras tanto a Millicent con Terenzio, un compañero suyo de tez un poco más morena que la del profesor, bajito y de complexión media. Ellos se coqueteaban, aquel momento a Jorioz le pareció curioso y en su mente se cuestionaba los por qué que suscitaron aquella relación pues Terenzio no era particularmente bien parecido, pero bueno, Millicent tampoco es Miss Secundaria, se planteó. Al final de cuentas, viendo aquel momento, Jorioz llegó a la conclusión de que Terenzio era un chico agradable, eso probablemente habrá de haber visto Millicent en él, ciertamente no lo sabe, piensa que la cabeza de las chicas y el cómo estas eligen finalmente a un hombre que crean digno es todo un enigma, pues muchas terminan eligiendo hombres vanos por sobre buenos partidos. Este probablemente no era el caso, Terenzio igual y era un buen joven, y más bien la cuestión era qué vio Terenzio en Millicent, mujer que a pesar de que no trataba frecuentemente con Jorioz, no es que fuesen precisamente grandes amigos, simplemente mantenían una relación cordial, pero a él le parecía una mujer de actitud un tanto rasposa. Whatever —se dice Jorioz así mismo parodiando a una coloquial chica fresa.

      Finalmente, Isabela termina la sesión que allí había suscitado, escribiendo en un papel los nombres que conformarían el equipo:

      Isabela Estrel Virués, Millicent Juana Garrido Verraza, Anna Lorena Torres Alarcia, Iria Salomón Henrique, Jorioz Louis Pessoa y Mógeda, Hernán Marqués Guadarrama, Rafael Lagos Heleno, Regina Zelcia Hernández, Terenzio López Ortega, Eduardo Cortés García, y Jatziri Peralta Muñoz.

      Una vez escritos los nombres Isabela dio la hoja al profesor, cerrándose así la conformación del equipo. Para Jorioz este sonaba bien, no es tampoco que tuviese que sonar mal, simplemente esperaba que funcionase y que se pudiese hacer la coreografía con rapidez y presentar cuanto antes aquel requerimiento. No era de la afición de Jorioz, pero tampoco buscaba afrontar aquella situación de mala gana.

      La discusión acerca de cómo y cuándo se iniciaría a practicar la coreografía se había terminado; ya no había más por hacer. Permanecieron, simplemente, sentados en grupo hasta finalizar la clase, una que se marcaba por ese constante flirteo que Jorioz veía en Millicent y Terenzio, a sus ojos los dos se veían tan pequeños, inocentes, le parecía una novela de amor de enanitos.

      Capítulo II

      Amigo de tu amiga

      Salgo de clase abrumado, pesimista. Tendré que organizarme con mis compañeros para una coreografía; sé lo que eso significa: implicará un esfuerzo extra que hay que aportar para estar en los ensayos. Será lo abrumado y pesimista, lo flojo o egoísta, pero no son actividades que apetezca realizar. Mi boca coadyuva a esa sensación (no es novedad), pues todos los días a la salida de la escuela, la sed y la incomodidad del uniforme agobian todas las posibilidades de buenas emociones que pueda tener. A veces las buenas emociones imperan sobre esa sensación, tampoco todo es negro y triste, pero para hoy no es así, simplemente no quiero hablar, supongo entonces que la bruma ganó hoy sobre todo lo demás.

      Cruzo la puerta de mi casa, las ganas de quitarme el uniforme imperan, pero antes me siento en la sala a apreciar las noticias: a veces hay de qué hablar, me ayudan a pensar, pero otras veces no es así y son el reciclado de las novedades que ya pasaron de antemano en el noticiero de una noche anterior, por lo que suponen, el verlas, una pérdida de tiempo. No obstante, las veo igual, mientras me alterno el ver el celular, tal vez allí halle algo novedoso, digno de ser apreciado.

      En el celular salta una notificación: Isabela ha hablado con su conocida, quien —al parecer— por un módico precio, gustosa, dice, nos pone la coreografía. Nada mas requiere de nuestra aprobación, pero ¿cómo habríamos de