Название | Desenfrenada lujuria |
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Автор произведения | Pablo Bedoya Molina |
Жанр | Сделай Сам |
Серия | |
Издательство | Сделай Сам |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789585596719 |
Escribir la sodomía o la disputa de un sentido
Tomando como punto de partida las discusiones que se han esbozado, esta investigación se propone seguir las huellas de las discontinuidades y contradicciones que dan cuenta del carácter “inventado” —parafraseando a Mark Jordan— de la categoría sodomía. Este interés puede verse materializado en el primer capítulo de este trabajo, en el cual se analiza la invención de la sodomía en el pensamiento escolástico. Este análisis enfatiza en el carácter construido de la categoría, dando cuenta de algunos desencuentros y “ajustes” que fueron necesarios para que esta noción tomara la forma que adquirió ya para el siglo xv, momento en que de forma violenta se implantó en América a través de la mal llamada Conquista. Así mismo, se plantea un seguimiento detallado a partir de la legislación castellana y sus jurisconsultos, en relación con la apropiación de esta categoría en los derechos penal y procesal castellanos.
El segundo objetivo de esta investigación era analizar el funcionamiento de la justicia colonial en el ejercicio de represión y castigo de estas prácticas sexuales, es decir, la puesta en práctica del marco jurídico sobre el cual se soportó la criminalización de estas sexualidades en la América hispánica. Esta vía de análisis cobra especial sentido si se tiene en cuenta la tensión ya expresada entre la radicalidad de los marcos normativos frente a la laxitud de la represión y el castigo. A pesar de que este fenómeno es visible en diversos aspectos de la sociedad colonial, me interesaba analizar el funcionamiento específico de la justicia neogranadina frente a estas sexualidades, haciendo un análisis sobre la apropiación de la categoría sodomía en América, su uso en los expedientes criminales a finales del siglo xviii y principios del xix, la estructuración y funcionamiento de las instituciones de justicia frente a estos casos, el papel de la jerarquía socioracial en el proceso judicial y, finalmente, el ejercicio del castigo. Este grupo de aspectos conforman el segundo capítulo de este trabajo.
Por último, consideraba insuficiente un análisis de las instituciones y los marcos normativos que no dieran cuenta del papel de las relaciones sociales cotidianas y que permitieran explicar los márgenes de tolerancia que en relación a estas sexualidades se identifican en la sociedad de finales del periodo colonial. En las relaciones y los arreglos de poder del día a día se disputaron las interpretaciones, representaciones sociales, significados de la sexualidad y las formas de regulación social que fueron mucho más allá de las instituciones, y que no se recogen en fuentes tales como las legislaciones. Por eso, en el capítulo tercero se propone una interpretación de las las formas de regulación de la sexualidad subyacentes en los procesos judiciales aquí analizados, buscando desentrañar esos marcos de tolerancia y el papel de los conflictos locales e interpersonales en estas denuncias. En el cuarto capítulo se trata de aventurar algunos análisis, hipótesis inconclusas y caminos posibles de investigación, para analizar las transformaciones en el orden sexual y de género visibles en el cambio de las representaciones y mecanismos de disciplinamiento de la sexualidad ocurridos durante la transición del periodo colonial al republicano.
Para la construcción de esta reflexión tomé como punto de partida los estudios sobre la historia colonial que trataban sobre las prácticas sexuales homoeróticas. Sin embargo, al adentrarme en esta literatura, así como en las fuentes de la época, encontré que las investigaciones existentes en Colombia eran insuficientes. A la fecha, se habían escrito algunos trabajos de historiadores como Jaime Borja, Pablo Rodríguez, Max Hering y de autoras como Leidy Torres Cendales y Carolina Giraldo, quienes se han dedicado de manera más profunda a analizar el tema.39 Muchas de estas investigaciones no pusieron su foco analítico en las prácticas sexuales homoeróticas, sino en la sodomía como una categoría más dentro de un inventario mayor de formas de transgresión a la moral sexual colonial, compartiendo lugar con prácticas como el adulterio o la prostitución. Si bien una mirada amplia sobre las distintas trasgresiones al orden permite analizar la formación de una moral sexual mayor, desde mi perspectiva esta vía de análisis también ha representado una limitación, en tanto ha aislado a estas sexualidades del proceso histórico de construcción de la homofobia en Occidente. Esta limitación, notable en muchas de estas investigaciones, se hace evidente, por ejemplo, en la ausencia de un diálogo fluido entre estas perspectivas y las trayectorias teóricas y metodológicas que, desde la historia de las sexualidades, las teorías feministas, los estudios gais/lésbicos y la teoría queer, se han generado para explicar el devenir histórico de la heterosexualidad obligatoria.
Estos trabajos tienen en común, al igual que este, el uso de la documentación judicial del Fondo Criminal del Archivo General de la Nación. Pero estas fuentes pocas veces son contrastadas con otros corpus documentales como la legislación castellana, que fue una de las más amplias en Europa en torno a la criminalización de estas prácticas, o de otras disposiciones que hicieron parte de la estructuración del estado colonial como las disposiciones militares o eclesiásticas. Entre otras, porque la mayoría de estos trabajos no han mantenido un diálogo con las corrientes internacionales que se han configurado en el estudio de estas sexualidades, por lo menos desde la década de 1970. Pero, sobre todo, las historias han sido apartadas de las tensiones y las relaciones de poder local, que dan pistas de gran valor sobre las actitudes de la gente del común hacia este tipo de relaciones que terminan por dar mejores pistas sobre las imágenes que se tenían de estas sexualidades, más allá de las autoridades y de la oficialidad de la ley y las instituciones del estado colonial.
Es importante resaltar que investigaciones como las adelantadas por Jaime Borja, Pablo Rodríguez y Carolina Giraldo, fueron pioneras en el campo y respondieron a un momento histórico, tanto político como historiográfico, donde se buscó la visibilización de otros sujetos en la historia, de allí que los trabajos sean mucho más descriptivos y más ajustados sean mucho más orientados a la descripción de casos de expedientes criminales, con excepción del trabajo Deseo y represión. No obstante, el costo de esta perspectiva fue que las prácticas sexuales aparecieron en la historia del país como un aditamento más para agregar a los periodos históricos, sin dar cuenta de la relación estructural existente entre ámbitos como la sexualidad y el Estado colonial, o la sexualidad y la construcción del Estado nación.
Ahora, interpretativamente, durante los primeros años de esta investigación usé continuamente las nociones de sexualidades no-normativas y sexualidades no-heteronormativas. Aún quedan huellas de esa perspectiva. Sin embargo, a pesar de la capacidad crítica de estas categorías, resultaban más útiles y operativas en el quehacer de la movilización política que en campo de la investigación histórica. No existe una relación directa que permita establecer que las prácticas sexuales homoeróticas, per se, constituyeran sexualidades fuera de la norma. Las prácticas sexuales homoeróticas pueden ser normativas como es el caso de la mercantilización de las identidades gay contemporáneas, que no ha constituido una interpelación directa al orden sexual hegemónico. Que ciertos aspectos de la subjetividad, la identidad o la cultura se consideren gay, lésbico o trans, no por ello dejan de reproducir la heterosexualidad obligatoria. Es por esto por lo que, en contra de mi deseo, debí admitir que estas categorías no eran adecuadas en el contexto colonial y que su uso iba en detrimento de mi interés por una historización de las sexualidades.
En relación a las las perspectivas que se han desarrollado al calor de la movilización social, se identifican varias líneas enfocadas en la comprensión de la heteronormatividad y la producción de “sexualidades otras”. En nuestro país, dos de ellas han sido particularmente extendidas: el identitario y el de la diversidad