Название | Conozcamos lo nuestro - The Gauchos's Heritage |
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Автор произведения | Enrique Rapela |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789500211604 |
La figura (D) representa a un soldado de carabineros, reconstruida en base a documentos del Archivo General de la Nación. Tal cual muestra el dibujo así vestían los soldados del Fuerte Federación en 1835:
• Gorreta de paño grana.
• Chiripá del mismo paño con vivo blanco.
• Bota de potro.
• Espuela de hierro como armas.
• Carabina.
• Sable.
• Boleadoras.
En legajos de la época, vemos entre los pedidos “350 chiripás paño grana”. En otro legajo se halla un pedido de un centenar de boleadoras, arma formidable en manos de esos soldados gauchos de que fueron víctima Paz, Rauch y Medina. En 1839, el uniforme de la Guardia de Caballería era “chaqueta azul, chaleco punzó, pantalón azul, corbata negra, divisa de “¡Federación o muerte!” “¡Vivan los federales!” “¡Mueran los salvajes unitarios!”. Penacho punzó en el sombrero, y luto federal con cintillo punzó por “Nuestra ilustre heroína federal, la Sra. Da. Encarnación Escurra de Rosas”. Los soldados de la Guardia debían cabalgar en caballos hoscos (morenos oscuros) y colorados.
Durante el Sitio de Montevideo se organizaron diversos batallones para su defensa, entre otros el número 5, comandados por el coronel argentino Mariano Echenagucía. La figura (E) representa a un soldado de ese cuerpo. Su original uniforme se componía de una gorra semejante a las de manga, pero armada con cuero interiormente, de color azul con trencillas blancas. Llevaban atada la cabeza, lo que era muy común entre la gente de la campaña, pues muchas veces el pañuelo reemplazaba al sombrero. Usaban chaqueta corta color verde con vivo blanco; camisa blanca con corbatín colorado; chaleco celeste y blanco como la bandera uruguaya. Chiripá rojo floreado con adornos negros; lo llevaban en forma de delantal como los indios, los correntinos y paraguayos. Conocido como “mortero”, estaba sostenido por una guasca (cuerda de cuero) a la cintura. Calzoncillos blancos con pequeños pliegues en lugar de flecos completaban su atuendo, calzando botas de potro.
La denominación de “mortero” con que se conocía la forma de llevar el chiripá suponemos proviene de ese utensilio circular, muy diferente al chiripá usado por los gauchos, de lo que conocemos como pampa, y en especial en la provincia de Buenos Aires.
La difusión del chiripá era muy grande en todas las esferas sociales; tenemos la prueba en el museo de Luján, en donde se puede ver la reproducción fotográfica de don Ignacio Videla, alcalde de la Villa en 1860, vistiendo un vistoso chiripá. La figura (F) representa a un vigilante de la misma época y lugar.
En la figura (G) se muestra a uno de los heroicos fronterizos que llevaba también esa prenda. Si bien en el decreto de la creación del cuerpo no se habla del chiripá, en la práctica no llevaban más distintivo que los identificara como soldados, que el quepí. La tropa de caballería debía llevar “quepí grancé (1) con vivos negros, aro, atributos del arma y número del cuerpo, chaquetilla de paño azul gris, con vivos y cuello grancé, pantalón ancho azul gris con franja grancé, bota granadera de caña blanca con espolines de bronce”.
Luego, por orden del entonces ministro de guerra Adolfo Alsina, en 1877 se dio a la tropa una coraza de cuero de vaca sin curtir, que se endurecía poniéndola al relente. Este procedimiento le daba una dureza que detenía el golpe de la lanza del salvaje. La coraza fue rechazada por el soldado que suponía ser ventajero en esa lucha. Pese al decreto de creación del cuerpo, la realidad estuvo muy lejos de las buenas intenciones de proveer de uniformes a la tropa. En verdad, los gauchos llevaban todo lo poco que tenían y solo algunos eran provistos de sable, quepí y, con suerte, de alguna chaqueta.
b
Chiripá
Regarding the chiripá, Ciro Bayo says:
“Piece of cloth that, with one end, surrounds the waist, and passing the other in between the legs, it becomes what everybody understands, the example everybody has seen how it’s done: a chiripá is, exactly, a wide cloth put like a diaper to a baby and fastened with a sash”.
This piece of clothing had its greatest diffusion back in 1828, when even the government army wore it. So, the owners of the estancias (A) wore the garment of the gauchos, but with the luxury they could afford due to their economic situation. The cavalry troops also wore it, especially the troops from Santos Lugares (B), called that way because the corps of soldiers formed by Rosas were in this place. This camp had in 1840 an estimated of five thousand places. Figure (C) represents a soldier from the 1858 artillery corps of the Argentine Confederation, whose government resided in Paraná and was in charge of the general Urquiza. At a parade of all the armed forces of Entre Ríos, Germán Burmeister makes a description of the public act. Burmeister, illustrious German scientist, physician, writer and naturalist, devoted much of his life to serve our country. From 1862 to 1892, he was the National Museum’s director. Among other things, he writes:
“The type of uniforms, weapons, and the number of soldiers are not without interest. (…) The soldiers wore red flannel ponchos, chiripá of the same color, white cotton breeches and an old Spanish style field cap, also in red. Some were barefoot and didn’t carry any weapon except a saber. The cannons were of compositions and quite worn out. The officers looked like the French in the color and the cut of the uniforms; they wore pants that were wide above and narrow below, a blue frock coat with red details and a small kepi sharper up; absolutely a French model”.
Figure (D) represents a carabineer soldier, a reconstruction based on a document from the National General Archive. As shown in the drawing, the soldiers of the Federation Fort looked like this in 1835:
• Burgundy cloth cap.
• Chiripá made with the same cloth, and with a white trim.
• Bota de potro (foal boot).
• Iron spur as a weapon.
• Carbine.
• Saber.
• Boleadoras.
In some documents of this time, we see among the orders “350 burgundy cloth chiripás”. In another document, there is an order of one hundred boleadoras, formidable weapon in the hands of these gaucho soldiers who killed Paz, Rauch and Medina. In 1839, the uniform of the Cavalry Guard was “blue jacket, red vest, blue pants, black tie, badge with the words “¡Federación o muerte!” [Federation or Death] “¡Vivan los federales!” [Long life to the Federals] “¡Mueran los salvajes unitarios!” [Death to the savages Unitarians]. A red feather in the hat, and a sign of federal mourning: a red headband for “Nuestra ilustre heroína federal, la Sra. Da. Encarnación Escurra de Rosas” [Our illustrious federal heroine, Mrs Encarnación Escurra de Rosas]. The soldiers of the Guard had to ride on surly (dark haired) and red colored horses.
During the Siege of Montevideo, several battalions were organized for its defense, among others