Название | Drogas inteligentes |
---|---|
Автор произведения | Juan Carlos Ruiz Franco |
Жанр | Сделай Сам |
Серия | |
Издательство | Сделай Сам |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788499101088 |
El filósofo francés René Descartes
Volviendo al tema del libro, con esta digresión historicofilosófica queríamos mostrar la razón por la que muchas personas, habiendo recibido una educación cristiana, o por lo menos con la impregnación de cristianismo que tiene toda nuestra cultura, dudan de que un producto químico pueda afectar un proceso intelectual, influidos y condicionados por este bagaje cultural que empezamos a asimilar desde que nacemos. Creo que es aquí donde nacen la mayoría de las opiniones contrarias a la utilidad de las drogas inteligentes, un punto de partida cuando menos sospechoso, como hemos mostrado. A la luz de lo expuesto, podría tratarse tan sólo de un error historicofilosófico, ideado o explicitado por pensadores de corte religioso y mentalista, después aceptado y asumido por el lenguaje y el sentido común.
1.4. Hechos probados
Las neurociencias han avanzado muchísimo en las últimas décadas. La teoría predominante en ellas postula que nuestra conducta, nuestras emociones y nuestros pensamientos están controlados por unas sustancias llamadas neurotransmisores: la llamada hipótesis aminérgica. La mayor o menor concentración de estas sustancias en el cerebro y su mejor o peor funcionamiento implica contar con un mejor o peor estado de ánimo y una mejor o peor actividad cognitiva. Los fundamentos de la suplementación para el intelecto que tratamos en este libro parten, en gran medida, del control de estos mensajeros químicos (5). En la misma línea, cuando alguien sufre un estado depresivo durante cierto tiempo, acaba acudiendo a la consulta del psiquiatra, quien suele recetarle algún tipo de antidepresivos. Precisamente un ejemplo de mejora de la neurotransmisión de la que hablamos se consigue con la toma de estos productos, gracias a los cuales aumenta el tiempo que están en contacto ciertos neurotransmisores con sus receptores, normalmente la serotonina, sustancia encargada de estabilizar nuestro ánimo.
Llegados a este punto, algunos lectores pueden creer que sólo vamos a hablar de manipulación farmacológica. Sin embargo, hay muchos productos totalmente naturales que podemos incluir entre las drogas inteligentes, presentes en plantas, alimentos y bebidas, y que han sido frecuentemente utilizados a lo largo de la historia por distintas culturas. Más aún, la toma de todo tipo de drogas psicoactivas es tan antigua como el mismo ser humano. ¿Se ha preguntado el lector por qué hay tantos aficionados al alcohol, una droga tradicional? Simplemente, porque se sienten bien cuando beben, olvidan sus inhibiciones y sacan a relucir toda su energía. Cierto es que los perjuicios son luego mayores, pero siempre está esa sensación subjetiva beneficiosa. Si hablamos del café, todos los estimulantes —y el café es uno de ellos—, desde el más suave hasta el más fuerte, actúan siguiendo mecanismos similares, así que tomar una cantidad elevada de este popular producto equivale a tomar cierta dosis de cocaína, con los riesgos que ello supone.
A veces surge la pregunta: ¿por qué se aceptan socialmente café, alcohol y tabaco, y no cocaína y otras sustancias? El problema subyacente es que somos esclavos de nuestra cultura: aceptamos sin cuestionarnos lo que hemos recibido de nuestra tradición (consumo de alcohol, café, tabaco, etc.) y criticamos y rechazamos los productos que nos son extraños. Es lo que se llama etnocentrismo: nuestra cultura nos induce a no criticar el consumo de ciertas drogas bendecidas por la costumbre. En cambio, la mayoría descarta tomar comprimidos de vitaminas. En nuestra opinión, tan bueno —o tan malo— es tomarse una copa como una anfetamina, porque ambas se consumen con el mismo fin (sentirse bien) y ambas pueden tener efectos secundarios.
Centrándonos en las drogas inteligentes, la opción que aquí planteamos es usar una clase de productos que pueden mejorar los procesos intelectuales con métodos no agresivos para el organismo. Estamos convencidos de que en éste, como en otros temas similares, es necesario estar bien informados. Después, cada uno hará lo que crea más conveniente con esa información, pero no nos parece adecuado optar por la táctica del avestruz y esconder la cabeza ante todos los avances científicos sólo porque nos escandalizan moralmente. Siempre habrá personas que tengan esa información y que la usen en su propio beneficio. Y si los demás no la tienen, quedarán en inferioridad de condiciones en este competitivo mundo en que vivimos.
1.5. Cuestiones más frecuentes
1.5.1. ¿Qué son las drogas inteligentes?
Son sustancias que mejoran el rendimiento físico y/o intelectual con muy pocos efectos secundarios. Pueden ser nutrientes, plantas o productos de síntesis. A efectos prácticos, podemos considerar droga inteligente cualquier producto que potencie alguno de los aspectos relacionados con nuestra vida intelectual. No sólo hablamos de inteligencia, memoria, concentración…, sino también de facilidad para relajarse, estado del sistema inmunitario, etc., es decir, todo lo que esté implicado, directa o indirectamente, en nuestro bienestar, factor que influye, condiciona o incluso determina el correcto funcionamiento de nuestro cerebro.
1.5.2. ¿Dónde se pueden adquirir drogas inteligentes?
Algunas de las sustancias que aquí tratamos pueden encontrarse en farmacias, de venta más o menos libre, según el criterio del farmacéutico. Otras en herbolarios, establecimientos de dietética y de suplementos para deportistas. Otras en las denominadas smart shops, que tanto auge tienen últimamente en algunas de nuestras ciudades. Por último, hay varias que sólo podemos conseguir en tiendas on line en Internet.
1.5.3. ¿ Qué beneficio puede obtenerse de su uso?
Los efectos varían mucho dependiendo de la persona. Su consumo puede suponer mejoras en el cociente intelectual, la memoria, el nivel de energía, la capacidad de concentración, así como proporcionarnos unos reflejos más rápidos, una mayor sensación de bienestar y en general un aumento de nuestras capacidades cognitivas.
1.5.4. ¿Cómo pueden funcionar las drogas inteligentes, es decir, sustancias químicas, si la mente es inmaterial?
Volviendo a lo que hemos expuesto anteriormente y sin entrar de lleno en discusiones filosóficas, es evidente que el órgano con el que pensamos es el cerebro, el cual consiste en una compleja red de neuronas y sinapsis, alimentada y oxigenada por la sangre. Que este órgano, con esta estructura material, existe es obvio; que exista esa mente inmaterial en la que algunos creen es dudoso y necesita ser demostrado por no ser evidente, sin que aquí afirmemos o neguemos tal existencia. Yendo un paso más allá, es cierto que no puede demostrarse su no existencia, pero parece que la carga de la prueba está del lado de los que afirman que hay algún tipo de entidad que no se puede compartir públicamente. Sobre las cosas que podemos ver, oír, oler y tocar es posible cierto consenso, siempre limitado por diferencias culturales e individuales. En cambio, sobre las cosas en las que solamente se cree, sin más fundamento que la educación recibida o algún tipo de fe, no puede haber acuerdo a no ser que los creyentes lleguen a convencernos de su existencia.
Puesto que el cerebro es una entidad física, una sustancia química puede alterar sus funciones. Quizá necesitemos algo más que un simple órgano material para tener tantas y tan complejas capacidades cognitivas; pero sin duda la base fisiológica —el cerebro— tendrá como mínimo alguna función en todos esos procesos, y su manipulación, para bien o para mal, supondrá un cambio en las facultades intelectuales. Sin necesidad de estos argumentos, todos podemos sentir notables alteraciones en nuestra psique tras la toma de ciertas sustancias psicoactivas.
1.5.5. ¿Acaso no son malas las drogas? ¿Cómo se atreve a recomendar este libro el uso de drogas?
El lector ya sabe que esta obra no trata sobre las drogas clásicas, las ilícitas, las prohibidas. Sin embargo, intentando aportar algo a tan polémico tema, debemos señalar que los distintos idiomas que se hablan en el mundo no son exactos ni precisos, y que presentan multitud de equívocos, términos que van cambiando su sentido, polisemia, etc. «Droga» es definida por el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española como:
1. Sustancia mineral, vegetal o animal, que se emplea