La salud comienza en tu boca. Yvonne Kort

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Название La salud comienza en tu boca
Автор произведения Yvonne Kort
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9788418531026



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mayor posibilidad de padecer afecciones del estilo de vida, como las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades autoinmunes (incluido el reumatismo), la depresión y las enfermedades respiratorias e incluso el alzhéimer, que están vinculadas a la periodontitis.

      Si podemos descubrir la causa de una inflamación, entonces también podemos abordar la raíz del problema. ¿Se encuentra la causa en la boca, a consecuencia de una periodontitis no tratada, o empieza con enfermedades cardiovasculares o diabetes? Por lo que a mí respecta, la respuesta a esta pregunta no es realmente importante. Está muy bien saber si existe una relación. Pero en realidad da lo mismo si «la gallina es antes que el huevo». Más importante es saber qué factores del estilo de vida se encuentran en la base de las enfermedades. Evidentemente, un estilo de vida saludable disminuye el riesgo de padecer este tipo de enfermedades. De este modo, el nivel de inflamación en el cuerpo permanece lo más bajo posible. ¡Así pues, esfuérzate y vive de forma saludable, sin olvidar el cuidado de tu dentadura!

      Una de las causas principales de los problemas bucales, incluyendo el sangrado de las encías, las úlceras en la boca y la mucositis (inflamación de las membranas mucosas), se debe a un sistema inmunitario deficiente. Existen muchos factores relacionados con el estilo de vida que mantienen, agravan o desencadenan las inflamaciones crónicas. El estrés influye directamente en el sistema inmunitario, por lo que el estrés crónico conduce finalmente a inflamaciones, alergias y enfermedades autoinmunes. Y ­naturalmente, fumar no es muy bueno para la salud y causa un estado de inflamación crónico. La única ventaja de fumar es que, probablemente, las encías sangran poco. Fumar enmascara el proceso, ya que los vasos sanguíneos se contraen y las encías sangran con menos facilidad.

      La relación entre estrés y tabaco tiene su miga. Para muchas personas, fumar tiene un efecto relajante, mientras que es un gran factor de estrés para el cuerpo. Para algunos fumadores, dejar de fumar puede resultar aún más estresante que el hecho mismo de fumar, pero finalmente repercutirá en mejorar la salud.

      Otro desencadenante conocido de inflamaciones crónicas es una dieta incompleta y poco variada. Una nutrición inadecuada y monótona puede provocar deficiencias, y lo mismo ocurre con comidas altas en calorías, si es que comemos demasiado.

      Todos los alimentos que ingerimos proporcionan una ligera reacción inflamatoria. Cuantas más calorías contenga una comida, mayor será la reacción. ¿Has tenido alguna vez un bajón de energía después de un suculento ágape? Esto se debe, en parte, a la reacción del sistema inmunitario después de una comida abundante. Además, los alimentos tienen que ser digeridos y ello demanda energía. El cuerpo está todo el día ocupado repartiendo energía entre todos los órganos y los procesos que en él tienen lugar. Si se ha comido mucho, la digestión necesitará más energía. En ese momento hay menos energía disponible para otros procesos, lo que puede producir cansancio después de haber comido. También el número de comidas diarias puede tener consecuencias poco ­deseadas. Más comidas al día representa más actividad inflamatoria. Y, en el caso de alimentos fritos o al horno, la reacción inflamatoria es de más larga duración que en los alimentos cocinados hervidos.

      Por cierto, ¿sabes si reaccionas bien a toda la comida que te llevas a la boca? En todo caso, un viejo refrán dice: «No nutre lo que se come, sino lo que se digiere». Los alimentos que no digieres bien también producen una reacción inflamatoria más prolongada. Por ello, tiene mucho sentido averiguar si tenemos intolerancia a algo. Seguimos con las causas de las inflamaciones relacionadas con los alimentos: muy pocos ácidos grasos omega-3, demasiado consumo de azúcar y una escasez de fibra están todos relacionados con las inflamaciones de bajo grado.

      Como has podido leer anteriormente, una mala dentadura también puede producir inflamaciones crónicas. Así, el nivel inflamatorio en caso de periodontitis es elevado. Hay muchas señales que nos indican que las bacterias orales no solo desempeñan un papel importante en la boca, sino que también pueden afectar a otras partes del organismo. Las bacterias producen grasas, y recientes investigaciones nos muestran que estas grasas terminan en el cuerpo, causando problemas. Los ácidos grasos encontrados en la placa de las venas parecen proceder de bacterias orales llamadas bacteroidetes. También las encontramos en problemas de encías y periodontitis. Los ácidos grasos producidos por ellas acaban en el torrente sanguíneo. El sistema inmunitario de la pared vascular no los reconoce, dado que son ajenos al cuerpo, de modo que responde con una reacción inflamatoria.

      «Toda enfermedad comienza en el intestino», según Hipócrates. ¿Habías oído alguna vez esta cita? Esta afirmación no es del todo correcta. Ahora sabemos que también existen enfermedades de origen genético, y otras como la gingivitis y la periodontitis, que generalmente comienzan en la boca. ¿O Hipócrates quería decir: «Toda enfermedad comienza en el tubo digestivo, desde la boca hasta los intestinos»?

      Si bien hay indicios de que muchas enfermedades crónicas comienzan en los intestinos, también hemos visto que existe una asociación muy fuerte con la gingivitis o inflamación de las encías. Se estima que alrededor de un 70 % del sistema inmunitario se encuentra en los intestinos. Ello se debe a los miles de millones de bacterias que ahí viven. Sabemos que el número de bacterias y la composición de nuestra flora intestinal es de gran valor para nuestra salud, tanto física como mental. No obstante, no subestimemos la boca, dado que se encuentra al inicio de este trayecto.

      Los intestinos forman una barrera física entre el mundo interior y el exterior. Las paredes intestinales funcionan como barreras impermeables que determinan lo que puede ir a parar al torrente sanguíneo y lo que no. Las pequeñas aberturas en la pared intestinal, llamadas uniones ocluyentes (zonula occludens), dejan pasar agua y nutrientes a través de ellas, pero bloquean el paso de sustancias perniciosas. Si esta barrera no funciona correctamente, las endotoxinas pueden entrar en el torrente ­sanguíneo. Se trata de compuestos que se encuentran en la pared celular de las bacterias no deseadas. A veces, estas sustancias pueden filtrarse al torrente sanguíneo desde los intestinos y producir una reacción inmunitaria. En este caso, las cantidades son demasiado pequeñas para dar síntomas claros de una infección, pero lo suficientemente grandes como para causar una inflamación crónica.

      ¿Qué tiene que ver realmente la boca con los intestinos? Ha quedado claro que unos intestinos saludables son importantes para una buena salud. Esto se debe principalmente al funcionamiento del sistema inmunitario. Consiste en unas barreras físicas como son la piel, la mucosa oral, los intestinos, los pulmones y también fluidos corporales como el líquido lagrimal. Además de estas barreras físicas tenemos todo tipo de células que colaboran juntas. El sistema inmunitario nos protege de patógenos como bacterias, virus, hongos y parásitos. Es uno de los sistemas más sensibles del organismo y se «comunica» con todos los demás sistemas por medio de sustancias como hormonas, neurotransmisores y transmisores inmunitarios. Esta comunicación se produce en todo el cuerpo, ya que las células no permanecen todas juntas en un solo lugar.

      La parte del sistema inmunitario responsable de la comunicación entre todos los tejidos también se conoce como sistema inmunitario común de las mucosas (CMIS, por sus siglas en inglés). Está localizado en la boca, el ­estómago y el tracto intestinal, y consiste en el sistema linfático, que contiene un líquido llamado líquido linfático. En la boca, se denomina «el anillo de Waldeyer». Se encuentra en la parte posterior, justo antes de la entrada del esófago, y consta, entre otros, de las amígdalas, la lengua y el cuello. Allí captura bacterias y otros agentes patógenos, activando el sistema inmunitario, por lo que estas sustancias no tienen ninguna posibilidad de penetrar más profundamente en el cuerpo. En los intestinos tenemos el mismo sistema, las placas de Peyer, justo detrás de la pared intestinal. En la linfa se producen las llamadas inmunoglobulinas, anticuerpos que reaccionan a una sustancia extraña como las endotoxinas. Lo especial