La democracia en Chile. Joaquín Fermandois

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Название La democracia en Chile
Автор произведения Joaquín Fermandois
Жанр Документальная литература
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Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789561427280



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que hoy impera en el país, debe ser substituida por una democracia orgánica y permanente, que haga posible una conjunción estable e ininterrumpida entre Pueblo y Estado. (Jorge González von Marees, 1940)36

      Someramente, he esbozado algunas de las reformas que, a mi juicio se imponen para perfeccionas nuestra democracia y su funcionamiento. No tengo la pretensión de creer o sostener que el mundo en el porvenir no pueda encontrar una fórmula de gobierno más eficaz que, por lo que a nosotros nos respecta, no se divisa. Pero, mientras esa hora no llegue, perfeccionemos nuestro régimen, corrijamos sus defectos posibles y ostensibles, ya que, desgraciadamente, no está en nuestro poder modificar el carácter, los sentimientos y los defectos de los hombres, contra los cuales se estrellan todos los preceptos jurídicos, todos los regímenes y sistemas de gobiernos. Contra eso, solo el tiempo, el perfeccionamiento moral de las sociedades, la educación y sus métodos eficaces, pueden corregir esos vicios, logrando hacer de nuestra democracia lo que debe ser: un sistema de selección. (Arturo Alessandri, “Nuestro derecho en el siglo XX”, 1943)37

      Nos llegó como al galope la Democracia; no la jadeamos a la europea, en camino largo, sino que se nos puso delante bruscamente. Como que ella arribó en los caballos de los libertadores, agitada como la amazona, y la recibimos casi gratuitamente, no supimos que era ella una hija de razas viejas y experimentadas. Pensamos de la Arribada que era una criatura alegre, ayudadora del ciudadano recién nacido, y mucho más pensamos menos que ella representase un mecanismo delicadísimo, combinación de líneas anchas y netas, pero, a la vez de tantos imponderables. Tampoco atinamos con que debíamos asistirla a lo largo del día, el mes y el año, y tratarla con manos limpias, pues a pesar de lozanía, ella traía consigo la posibilidad de corromperse con tanta o más rapidez que las monarquías viejas. (Gabriela Mistral, 1950)38

      Pertenezco a un medio espiritual y político en el que los valores culturales que configuran una democracia están asentados con caracteres definitivos e imponen una moral y una conducta. Un Congreso es, para mí, algo más que la institución fríamente definida por las normas jurídicas que la establecen. Es el recinto de la expresión cívica; el hogar del sentimiento y el refugio del espíritu libertario del pueblo. (…) Una democracia sin partidos de oposición que fiscalicen los actos del Poder Ejecutivo, no es democracia, es simplemente una dictadura. Una democracia sin partidos de gobierno, que tengan la conciencia de su responsabilidad de dar gobierno a la República, no es democracia, es, simplemente, anarquía. (Gabriel González Videla, Discurso ante el Congreso argentino, 1947)39

      Chile o la aspiración al orden, pudiera llevar como expresivo subtítulo el libro en que se cuente la trayectoria civilizadora de la nación chilena (…) el verdadero orden, el que busca la norma moral, el principio jurídico a que someter la discordia de los individuos y de las clases. Chile buscó como pocas naciones del continente este orden auténtico en la doctrina y la acción de algunos de sus grandes hombres de Estado. Como una joven Roma americana, fue fecunda en esas cabezas impregnadas de razón jurídica, de voluntad para dirigir, para frenar con normas impersonales, con la “lex” y con el capricho autoritario lo que pudiera disgregarla en la anarquía y la pasión arrasadora. Algunos de los hombres que le dieron tan segura solidez al Estado chileno en el siglo XIX se parecen por la serena energía a las mejores cabezas romanas de la edad clásica. (Mariano Picón Salas, 1952)40

      Por estas razones amo al pueblo chileno, que no sólo es celoso de su propia libertad, por la cual está siempre pronto a combatir con salvaje energía (el escudo de la libertad en él es tan agudo que fríamente prefiere la vida civil a la tiranía), sino también es celoso de sus propias formas de vida, en las cuales el antiguo espíritu araucano de libertad y el caballeresco español han prevalecido por sobre cualesquiera otras formas europeas o norteamericanas. (Curzio Malaparte, 1953)41

      A causa de la terrible miseria, el pueblo sumido en los más bajos índices de vida y en los más espantosos vicios presenta una realidad que abisma. Pareciera que la condición necesaria para el funcionamiento de nuestra democracia y para que el país pueda desenvolverse bajo el régimen de “sufragio universal” fuera el predominio del vicio y de la ignorancia. (Julio César Jobet, 1955)42

      Los chilenos son instintivamente democráticos, tolerantes en política, y miran hacia el futuro y no hacia atrás, al pasado, orgullosos de la herencia de la cultura española y de los logros de la raza. Tienen, sin embargo, una psicología más cosmopolita. Es tal vez a esta mezcla de sangre nordeuropea con la hispana a lo que se debe el hecho de que los chilenos sean políticamente más maduros que cualquier otro pueblo del continente, más democráticos. (Claude Bowers, 1957)43

      Para nosotros, que hemos evolucionado conjuntamente con el concepto, la democracia no tiene sino una acepción: es el gobierno del pueblo, ejercido por sus representantes designados libremente en elecciones periódicas que garanticen la libertad popular, y que se fundamenta en el sagrado respeto de la personalidad humana y de sus derechos, cuya verdadera cuna es el evangelio de la civilización cristiana. (Jorge Alessandri, discurso en la conferencia de cancilleres, 1959)44

      En nombre de un país como Chile, que durante los últimos ciento treinta años sólo ha tenido dos Constituciones Políticas cuyo texto se aplica en forma integral; en nombre de un país como Chile, que tiene un Congreso Nacional que es el tercero en antigüedad en el mundo, después de la Cámara de los Comunes y del Parlamento norteamericano; en nombre de un país que tiene la más perfecta separación de poderes, en que todas las tendencias políticas, sin excepción alguna, se encuentran representadas en el Congreso; en donde existen diarios y periódicos de todas las opiniones. (Carlos Martínez Sotomayor, 1962)45

      Nunca la patria fue identificada ni con un caudillo militar ni con uno civil. La Patria era Chile y no una cuestión de personalidades. El patriotismo emergía como una obligación moral ineludible del chileno… Es que la patria para el chileno era la entidad moral contenida en el territorio geográfico. La entendió organizada en la ley, institucionalizada en el derecho, estructurada en la justicia. El personalismo le era ingrato, contrario a sus sentimientos de decoro y hombría. (Guillermo Feliú Cruz, 1966)46

      Nota distintiva primaria de nuestra tradición es el sentimiento de independencia y libertad. Él se reveló en los viejos cabildos, herederos del espíritu foral castellano, que alzaron su voz contra los atropellos del poder civil y llegaron hasta deponer a los gobernantes despóticos. Ese mismo espíritu es el que ha acompañado a la República en todo su transcurso e impedido la entronización de las dictaduras y los regímenes opresivos a la dignidad humana. A tan sostenida postura debe Chile buena parte de su ejecutoria cívica. Junto a esta actitud de libertad ha caminado la arraigada convicción de que el orden jurídico y el respeto a la ley son el cauce para lograr el adecuado desarrollo colectivo. Este apoyo en el derecho, no como fórmula invariable sino como un principio eterno de justicia que debe adaptarse analógicamente a las necesidades de los tiempos, ha salvado a la patria de los saltos en el vacío y le ha asegurado una rara continuidad en América. (Jaime Eyzaguirre, 1969)47

      La democracia transformada en estática, manejada por manos egoístas y regida por instituciones añejas, está sirviendo para proteger privilegios, para perpetuar desigualdades, para demorar o hacer imposibles las verdaderas soluciones, para dilapidar recursos que podrían concluir con la miseria, para alejar cada vez más de la esperanza y la alegría a una muy cuantiosa porción de los chilenos. (Jorge Prat, 1964)48

      Lo que desde 1920 hemos elogiado como democracia en Chile ha sido poco más que un sistema en el cual una clase reducida y privilegiada se ha mostrado caballerosa al determinar, a través de procesos electorales muy limitados, cuáles de sus miembros habrían de gobernar el país. (Frederik Pike, 1963)49

      [Vengo] en representación de Chile cuyo parlamento es uno de los más antiguos del mundo, pues a través de 150 años de elecciones libres y de vida nunca interrumpida desmiente esa imagen tan simplista de Latinoamérica. (Eduardo Frei Montalva, 1965)50

      La democracia política chilena se ha basado hasta el presente, por lo tanto, en un equilibrio de fuerzas sociales más o menos estancadas, más o menos dispuestas a actuar una con respecto a la otra en la arena política con el tácito supuesto de que cada una respetará los “derechos” de los demás con respecto a sus intereses fundamentales tal como los definen. Ninguna ha estado dispuesta