Название | La democracia en Chile |
---|---|
Автор произведения | Joaquín Fermandois |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789561427280 |
El gobierno republicano, el democrático en que manda el pueblo por medio de sus representantes o diputados que elige, es el único que conserva la dignidad y majestad del pueblo: es el que más se acerca, y el que menos aparta a los hombres de la primitiva igualdad en que los ha creado el Dios Omnipotente; es el menos expuesto a los horrores de despotismo y de la arbitrariedad; es el más suave, el más moderado, el más libre, y es, por consiguiente, el mejor para hacer felices a los vivientes racionales. (José Amor de la Patria, 1810)4
La Democracia, que tanto pregonan los ilusos, es un absurdo en los países como los americanos, llenos de vicios y donde los ciudadanos carecen de toda virtud, como es necesario para establecer una verdadera República. La Monarquía no es tampoco el ideal americano: salimos de una terrible para volver a otra y ¿qué ganamos? La República es el sistema que hay que adoptar; ¿pero sabe cómo yo la entiendo para estos países? Un gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo, y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes. Cuando se hayan moralizado, venga el Gobierno completamente liberal, libre y lleno de ideales, donde tengan parte todos los ciudadanos. Esto es lo que yo pienso y todo hombre de mediano criterio pensará igual. (Diego Portales, 1822)5
Es evidente que las Repúblicas del Nuevo Mundo llevan la vanguardia de la libertad del mundo entero y lo es también que el destino les conduce a romper los fierros del género humano, pues que en el ejemplo de la América están las más lisonjeras esperanzas del filósofo y del patriota. Pasados los siglos de opresión, el espíritu humano revienta por su libertad y ya alumbra la autora de la completa estructura de la sociedad civil por los irresistibles progresos de la ilustración y la opinión. (Bernardo O’Higgins, 1824)6
Esta democracia, mi padre, es el mayor enemigo que tiene la América, y que por muchos años le ocasionará muchos desastres, hasta traerle su completa ruina. Las federaciones, las puebladas, las sediciones, la inquietud continua que no dejan alentar al comercio, a la industria y a la difusión de los conocimientos útiles: en fin tantos crímenes y tantos desatinos como se cometen desde Tejas hasta Chiloé, todos son efectos de esta furia democrática que es el mayor azote de los pueblos sin experiencia y sin rectas nociones políticas, y que será la arma irresistible mediante la cual triunfa al cabo la España, si espera un tanto. (Mariano Egaña, 1827)7
Los pueblos no admiten mas instituciones que aquellas que exijen sus necesidades, y pueden sostener cómodamente; i sea cual fuere la forma de gobierno, éste no es capaz de violentar el curso de la naturaleza, obligándola a que anticipe efectos que solo producen el tiempo y el órden progresivo de la civilización. El mejor gobierno es el que presta confianza i seguridad a los ciudadanos, respetando las leyes, i los deja gozar de la verdadera libertad; i ya se ha demostrado tiempo hace que el central es el mas conveniente para Chile, porque solo bajo esa forma puede asegurarse la tranquilidad de la República entera. (Andrés Bello, 1831)8
[L]a palabra Independencia… hizo grandes cosas, pero no obró milagros y no podía disipar en un día, en un mes ni en un año, la corrupción e ignorancias engendradas durante tres siglos por un mal gobierno, igualmente corrompido e ignorante. De allí la debilidad, inconsistencia, el amor al cambio y el deseo de honor y honestidad, tantas veces manifestado por el pueblo de Sudamérica desde el comienzo de su revolución y que han causado la anarquía y las convulsiones que han desolado al continente en estos últimos 30 años y que desgraciadamente continuarán. (Bernardo O’Higgins, 1838)9
[Sobre el régimen portaliano] Metáfora casi perfecta del régimen instaurado en este montañoso rincón de América del Sur, que por su normativa autoritaria hoy es difícil de identificar como republicano y que, por temor de quienes lo sustentaban, rápidamente desaparecía al más leve movimiento social, corrientemente interpretado como amenaza. Diluyéndose su carácter democrático, transformándose en el fondo en un régimen absolutista, aunque con figura de república. (Rafael Sagredo, 2014)10
La excepción honrosa de paz y estabilidad, de orden y libertad, que presenta Chile en medio de los desórdenes de la anarquía y de las demasías del poder arbitrario que afligen a la mayor parte de los estados Hispanoamericanos, ha debido llamar la atención de cuantos se interesan en el bien de la humanidad y los adelantamientos de la civilización; ha debido hacer revivir al mismo tiempo las esperanzas decaídas o amortiguadas de los antiguos amigos de América, de aquellos que saludaron la época de su emancipación, y como una nueva era de gloria y prosperidad, no menos importante para el mundo, que del descubrimiento del inmortal Colón; y semejante fenómeno (que tal puede llamarse en el giro que desgraciadamente han tomado las cosas de esta América) ha debido ser examinado con la necesaria prolijidad en su origen y causas, o en la historia de los acontecimientos que lo han producido o preparado. (Joaquín Prieto, 1841)11
En los varios libros que últimamente se han publicado sobre la América, Chile ocupa en lugar preferente, tanto por su crédito mercantil y financiero como por la marcha estable y juiciosa de su política y prosperidad creciente de sus varios ramos de industria. Las disensiones consiguientes a un trastorno completo de las instituciones; las guerras civiles que han devastado, por muchos años, a las más de las repúblicas americanas; la distancia inmensa que nos separa de la Europa, donde sólo llegan las noticias de nuestros desastres, abultadas, por supuesto, con toda la animosidad de pacotilleros que han sido perjudicados en sus intereses, han sido causa del descrédito de los Estados Americanos. (Editorial diario El Tiempo, Santiago, 1° de septiembre de 1845)12
Es un objeto digno de estudio el que presenta la capital de una nación que, después de tres siglos de aislamiento, abre todos sus puertos, se encuentra sin rey y sin poder extranjero, con la libertad completa de palabra, libertad de prensa, libertad hasta de desorden y abuso. (Ignacio Domeyko, mediados del siglo XIX)13
Regidos por una Constitución viciosa en sus bases, y que el Primer Magistrado de la República puede hacer cesar siempre y cuando guste, en Chile el ciudadano no goza de garantía alguna… (Santiago Arcos, 1852)14
Celebráis el imperio de la libertad y del orden público; no el de la libertad con mengua del orden, ni el del orden con mengua de la libertad, sino la justa armonía de estos dos principios salvadores de la República. (Manuel Montt, 1851)15
La democracia tiende a destruir el principio de autoridad que se apoya en la fuerza y el privilejio, pero fortifica del principio de autoridad que reposa en la justicia y el interés de la sociedad. (José Victorino Lastarria, Historia constitucional del medio siglo, 1853)16
Existe empero, en el continente que Colón dio a la España una República modesta y tranquila, más conocida en los escritores de comercio de los principales puertos de Europa que en la alta y baja sociedad del antiguo mundo. Ese Estado, verdadera fracción europea trasplantada a 4.000 leguas de distancia en otro hemisferio y al cual sus instituciones liberales, su amor al orden, sus crecientes progresos, sus grandes recursos territoriales, la actividad de su comercio y una paz permanente cuyo precio conoce, han colocado en una situación excepcional respecto a las demás naciones de un mismo origen, es Chile. (Vicente Pérez Rosales, 1857)17
El espíritu de orden y sensatez predomina en Chile en todas las clases de la sociedad, y éste mismo espíritu, unido al amor a la libertad es el que se refleja en las instituciones políticas del país. (Vicente Pérez Rosales, 1857)18
Esa prosperidad, y al ver que las otras repúblicas sud-americanas son realmente inferiores a ella, ha producido en la clase ilustrada un excesivo amor propio; no se contentan con pregonar que su país sea el más adelantado de la sección española en Sud-América, sino que llegan a figurarse que sólo Francia e Inglaterra pueden competir con ellos. Tan exagerada vanidad es sin duda la causa de las complicaciones desagradables que tenemos hoy con aquel hermoso país. (Manuel Almagro, 1866)19
De todos los países de la América Meridional, Chile es junto con Brasil, el que más rápidamente ha progresado desde hace veinte años. El estado de la civilización a que ha ascendido hoy lo coloca en el primer rango entre los lejanos países, cuyo porvenir parece el más seguro. Entre éstos, varios deben su avance a su situación,