La democracia en Chile. Joaquín Fermandois

Читать онлайн.
Название La democracia en Chile
Автор произведения Joaquín Fermandois
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789561427280



Скачать книгу

Aquí es en sí mismo, es decir, en la sabiduría y moderación de su criterio, en el vigor de sus instituciones y más aún, subrayémoslo, en las fuertes cualidades nativas de su pueblo, donde hay que buscar y ver la causa de sus progresos. (Eugéne de Robiano, 1875)20

      Los oligarcas del poder han sostenido que Chile no está maduro todavía ni como país, ni como República, ni como democracia para los grandes ensayos populares. Pero otros han tenido fé en ese jénero de progreso, i lo han visto convertirse en un hecho verdaderamente maravilloso. (Benjamín Vicuña Mackenna, 1876)21

      Entiendo el ejercicio del poder como una voluntad fuerte, directora, creadora del orden y de los deberes de la ciudadanía. Esta ciudadanía tiene mucho de inconsciente todavía y es necesario dirigirla a palos. Y esto que reconozco que en este asunto hemos avanzado más que cualquier país de América. Entregar las urnas al rotaje y a la canalla, a las pasiones insanas de los partidos, con el sufragio universal encima, es el suicidio del gobernante, y no me suicidaré por una quimera. Veo bien y me impondré para gobernar con lo mejor y apoyaré cuanta ley liberal se presente para preparar el terreno de una futura democracia. Oiga bien: futura democracia. (Domingo Santa María, 1885)22

      Chile ha sido en el período de su organización una excepción entre las Repúblicas fundadas en el siglo XIX; y en los últimos treinta años ofrece un ejemplo sin igual en los continentes de ambas Américas, y acaso sin paralelo en el resto del mundo. Mientras las naciones han sufrido graves agitaciones sociales y políticas, cambios imprevistos de gobiernos y profundas revoluciones, la República de Chile no ha sufrido, a pesar de la situación extraordinaria creada por una formidable guerra exterior, ni un solo trastorno político, ni un solo motín militar. (José Manuel Balmaceda, 1890)23

      Es un error profundo creer que el cambio de hombres en el Gobierno altere las tradiciones y el modo de ser político de los partidos en Chile. Los más decididos sostenedores de la prescindencia del Gobierno en las elecciones lo han sido y lo son mientras están alejados del poder… Ni la ley de elecciones más sabiamente concebida, ni los propósitos más rectos, ni la comuna autónoma, cambiarán el sistema ni la naturaleza de las cosas… Mientras el Poder Ejecutivo necesite del favor anual del Congreso para su permanencia, y mientras los caudillos y los círculos personales puedan… derribar o levantar ministerios, será una quimera esperar la prescindencia absoluta del Poder Ejecutivo en la formación de Congresos de los cuales depende indirectamente su propia existencia. (José Manuel Balmaceda, 1891)24

      Lo que distingue nuestro país en la América del Sur, me decía un chileno muy conocido, es que todos nosotros, de arriba abajo de la escala social, nos sentimos ciudadanos. Cuando llega el momento preciso, no hay un solo individuo, aun entre los más oscuros y miserables entre nosotros, que no sepa por qué idea es necesario combatir y morir. Nuestros “peones”, nuestros “rotos” que veis pasar por las calles sucias y harapientos, conservan bajo sus andrajos el sentimiento de libertad cívica. Si se les hiere, se hiere con ellos a ciudadanos chilenos. Y mi interlocutor acentuaba estas últimas palabras con el énfasis que los antiguos debían pronunciar su famoso “Sum civis romanus”. (André Bellessort, 1895)25

      [G]racias a los buenos gobiernos, y sin lo que podría llamarse necesidad de la tiranía en otras partes, ha ido a la civilización por medio de la paz. Chile se ha sustentado en la preponderancia ordenada de su “élite”, en el advenimiento de una aristocracia directiva y un pueblo hondamente poseído del orgullo de su nacionalidad… Chile ha tenido un foro y un parlamento ilustres. Su evolución progresiva ha producido los mejores resultados, a pesar del sangriento intermedio de una revolución, cuyo último acto trágico, principalmente, causara en todas partes una impresión profunda. (Rubén Darío, 1911)26

      La democracia verdadera, consciente de sus deberes y derechos, casi no existe; tenemos un pueblo, no una democracia. Pero es preciso tener presente que las ideas de ese pueblo, sobre todo la conciencia de sus derechos, más que la noción de sus deberes, y el sentimiento de mayores necesidades, que hasta ahora no había sentido y, por lo tanto, no había exigido su satisfacción, se vienen modificando desde hace unos veinte años, y que las exigencias populares cada día se hacen mayores y se presentan con mayor precisión y con más franqueza de parte del pueblo, sobre todo del de las ciudades, aldeas y centros industriales y mineros. (Juan Enrique Concha, 1918)27

      La soberanía nacional está en la calle, en el pueblo, en torno al tabladillo: ¡allí están los representantes de la soberanía nacional! (Luis Emilio Recabarren, 1921)28

      ¿Y esto debido a qué? Debido a la inercia, a la poltronería, a la mediocridad de nuestros políticos, al desorden de nuestra administración, a la chuña de migajas y, sobre todo, a la falta de un alma que oriente y que dirija. Un Congreso que era la feria sin pudicia de la imbecilidad. Un Congreso para hacer onces buenas y discursos malos. Un municipio del cual sólo podemos decir que a veces poco ha faltado para que un municipal se llevara en la noche la puerta de la Municipalidad y la cambiase por la puerta de su casa. Si no empeñaron el reloj de la Intendencia y la estatua de San Martín, es porque en las agencias pasan poco por artefactos desmesurados… He ahí el símbolo de nuestros políticos. Siempre dando golpes a los lados, jamás apuntando el martillazo en medio del clavo. Cuando se necesita una política realista y de acción, esos señores siguen nadando sobre las olas de sus verbosidades. Por eso es que toda nuestra insignificancia se resuelve en una sola palabra: Falta de alma. (Vicente Huidobro, 1925)29

      Nuestro pueblo carece de conciencia civil, que es la preparación para conocer y practicar sus deberes de ciudadano y su aptitud para defender sus derechos. La falta de educación cívica hace que nuestro pueblo venda su voto al mejor postor y que sea, por consiguiente, mentida nuestra democracia. (Alberto Cabero, 1926)30

      Libertad, sí; pero dentro del orden. Democracia también, pero igualdad de posibilidades y no de derechos. No puede tener los mismos derechos políticos el capaz que el incapaz; el sabio que el ignorante; el virtuoso que el vicioso; el inteligente que el necio… La democracia así entendida es absurda: es la aristocracia del descamisado… Cuán absurdo es el sufragio universal, la mayor imbecilidad que han inventado los hombres. (Héctor Rodríguez de la Sotta, 1932)31

      Lo que hemos dado en llamar “democracia”, corrientemente, no ha sido otra cosa, en muchos casos, que soltar la amarra de la envidia y producir selección a la inversa. Yo me he escamado siempre cuando oigo esa palabra “democracia”, por medio de la cual pretenden confundirnos a todos, en la igualdad letal de los comentarios… En las democracias se produce generalmente la selección a la inversa, por cuanto eligen para dirigir en las diversas actividades no a los más aptos, sino a los más astutos para promover y a los más leales no tanto con la patria como con sus asambleas y correligionarios. Ya lo dijo Bernard Shaw, en un artículo citado por Madariaga: “La democracia es el arte de impedir que nos gobiernen nuestros superiores”. (Joaquín Edwards Bello, 1935)32

      Para mí, comunismo, nazismo y fascismo son iguales; son la destrucción del individuo por el Estado; los repudio con igual fuerza a los tres. Cuando la democracia degenera en forma tal que se asemeja a cualquiera de esos tres regímenes, no merece el nombre de tal y también la repudio. Yo defiendo el régimen capitalista y no me asusta decirlo; defiendo los principios de la democracia, pero no sus abusos (…) La democracia es el gobierno de la selección y no de la masa inculta: para mí, el régimen ideal de gobierno es el de Inglaterra. (Gustavo Ross, 1937)33

      La marcada desigualdad económica que implican las grandes propiedades hace imposible la democracia verdadera. Ningún país puede esperar el mantenimiento de un gobierno genuinamente popular cuando el gran volumen de las riquezas pertenece a una escasa minoría. Y Chile debe ser una democracia algo más que en el nombre, debe tener un mayor número de ciudadanos económicamente independientes, que tomen un interés de propietario en los negocios públicos. (Jorge McBride, 1938)34

      Porque democracia no es solamente la facultad para expresarse como se quiera o de circular o reunirse libremente. Democracia es todo eso, pero también es más que eso. Es la posibilidad del ascenso en la vida en virtud del propio esfuerzo y de los merecimientos personales. Es la aptitud y la oportunidad que todos tienen para progresar y mejorar de condición y de cultura. Es la amplia facilidad que se ofrece, incluso para el más humilde, de llegar a una posición más digna y elevada. (Pedro