Название | Estudios iberoamericanos del comportamiento positivo en adolescentes |
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Автор произведения | Norma Alicia Ruvalcaba Romero |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786075479200 |
Los modelos de estrés familiar y adaptación adolescente establecen que el estrés no sólo afecta a la familia en general, sino que genera un desequilibrio que pone a prueba la estabilidad y salud mental de sus miembros (Conger y Conger, 2008). La investigación (Santiago, Etter, Wadsworth y Raviv, 2012) sobre las presiones económicas y la adaptación adolescente en ambientes de pobreza con adolescentes y sus familias, muestran que el afrontamiento puede asumir un rol mediador o moderador entre la presión económica y las conductas internalizadas y externalizadas e incluso ante el conflicto familiar. El afrontamiento comprometido o funcional estuvo asociado a adaptación, mientras que el afrontamiento no comprometido o disfuncional se relacionó con trayectorias desadaptadas, como depresión, ansiedad y agresividad (Santiago, Wadsworth y Stump, 2011).
El afrontamiento comprometido puede funcionar como protector contra el estrés relacionado con la pobreza que se traduce en una disminución de los problemas internalizados, en tanto el afrontamiento no comprometido exacerbó los efectos del estrés y los problemas externalizados (Wadsworth et al., 2011). El afrontamiento comprometido o funcional también puede tener un efecto positivo sobre los síntomas depresivos de las madres y los padres de niños y adolescentes, con una disminución de la depresión de los padres y la tensión económica, por un lado, así como aumento de las interacciones positivas entre padres e hijos, por el otro, que en conjunto predijeron de manera negativa problemas internalizados y externalizados (Wadsworth et al., 2013). Estudios más recientes (como el de Ponnet, Wouters, Goedemé y Mortelmans, 2016) confirman parte de estos hallazgos, en tanto el afrontamiento media el estrés por síntomas depresivos y el conflicto parental, mientras que la crianza positiva puede ser un moderador de los problemas de los hijos.
El apoyo social percibido son las creencias que un individuo tiene sobre que es querido, respetado y atendido, a partir de la valoración subjetiva de los comportamientos de personas que provienen de una red social, como la familia, los padres, los compañeros, los maestros o personas significativas, que puede ayudar a hacer frente situaciones problemáticas o adversas (Malecki y Demaray, 2006; Vaux et al., 1986). Es una variable asociada al afrontamiento que también puede asumir un rol protector amortiguando la exposición al estrés. Por ejemplo, el afrontamiento desadaptativo se relacionó con mayor estrés percibido y menor apoyo social, así como con problemas emocionales y de conducta (Hampel y Petermann, 2006).
Por otro lado, Malecki y Demaray (2006) reportaron que el apoyo social puede moderar la relación entre la pobreza y el rendimiento académico. Encontraron relaciones significativas entre el nivel socioeconómico bajo, el rendimiento académico y valores moderados de apoyo social. Otro estudio mostró que el apoyo social percibido se asoció negativamente con los síntomas depresivos, encontrando que el escaso apoyo familiar fue el predictor más fuerte (Barrera, Neira, Raipán, Riquelme y Escobar, 2019). No obstante, hay evidencia del doble papel, riesgo-protección, que puede asumir el apoyo social, por ejemplo, en el caso de las relaciones interpersonales como estresores y como fuentes de apoyo social (Camara, Bacigalup y Padilla, 2017).
En síntesis, hay evidencia de que los adolescentes que perciben mayor apoyo social recurren a fuentes de apoyo familiares, maduras, amigables y confiables, como una estrategia de afrontamiento, y presentan mayor bienestar psicológico, basado en las experiencias positivas que les suele proporcionar una amplia red de apoyo social, en la cual también suelen estar incluidos los maestros, los pares y los padres, quienes durante la adolescencia aún son fuente primaria de apoyo social en situaciones de crisis (Dolbier, Smith y Steinhardt, 2007); más apoyo social de pares y más apoyo familiar se asocian con menos problemas emocionales y de conducta (Stice, Ragan y Randall, 2004; Taylor, 2010).
Los factores de riesgo asociados con problemas de salud mental incluyen a la pobreza, la exclusión, la violencia y la falta de apoyo social. Sin embargo, hay factores que pueden funcionar como protectores y fomentar la salud emocional, como la cohesión y comunicación familiar o la percepción positiva de apoyo social (Masten, 2014). Generalmente estos factores tienen influencia negativa en la adaptación de los adolescentes a través de la familia, como lo demuestran algunos estudios sobre la influencia de la familia sobre el comportamiento antisocial que puede verse aumentado por pares negativos (Deković, Wissink y Meijer, 2004), o la influencia del estrés en el funcionamiento familiar y éste en las conductas internalizadas (Sheidow, Henry, Tolan y Strachan, 2014). Varias características familiares positivas se relacionan con competencia social y autoestima, niveles reducidos de conductas internalizadas y externalizadas, y de problemas académicos. El funcionamiento familiar y la crianza pueden ser variables de riego-protección, aunque no siempre estar asociadas a los problemas de adaptación de los hijos. Se tienen datos de que la comunicación familiar, las reglas sobre la televisión y el comportamiento saludable de los padres se relacionan con comportamientos de promoción de la salud del adolescente (Traub y Boynton-Jarrett, 2017; Youngblade et al., 2007).
En un estudio (Cavendish, Montague, Enders y Dietz, 2014), en el que las madres percibían mayores conflictos familiares que sus hijos, el funcionamiento familiar no resultó un predictor de la adaptación adolescente, de forma que el funcionamiento emocional de los niños no mostró relaciones significativas con el estrés parental. Otros resultados muestran que el funcionamiento familiar (cohesión, adaptabilidad, comunicación con la madre/padre) son predictores negativos de los síntomas internalizados y externalizados, aunque mediados también por el afrontamiento (Francisco, Loios y Pedro, 2016).
En suma, entre los propósitos de la perspectiva ecológica-transaccional está analizar la combinación de factores de riesgo y de protección, a lo largo de diferentes sistemas, que contribuyen a que algunos chicos se adapten positivamente a pesar de experimentar situaciones adversas, y otros no lo hagan (Cicchetti, 2010). Existen muchos estudios longitudinales y transversales a nivel internacional, enfocados a identificar recursos en los adolescentes y en sus ambientes familiares, no obstante, es relativamente escasa la investigación que relacione en conjunto el afrontamiento, el apoyo social percibido y el funcionamiento familiar con la adaptación, que además examine su valor predictivo en contextos de pobreza y marginación en México. Planear acciones integrales en múltiples escenarios como escuelas y clínicas, desde un enfoque preventivo, conlleva la búsqueda de evidencia empírica que las sustenten (Youngblade et al., 2007).
Por tal motivo, el objetivo general de este estudio fue examinar el valor predictivo del afrontamiento, el apoyo social percibido y el funcionamiento familiar en la adaptación adolescente medida a través de conductas internalizadas, externalizadas y positivas, evaluando la dimensión objetiva y subjetiva de la pobreza.
Método
Participantes
Participaron de manera intencional 278 adolescentes, 135 hombres (48.56%) y 143 mujeres (51.43%) de 13 a 18 años (M = 15.3 años; D.E. = 1.34) de escuelas públicas de educación media y media superior ubicadas en la zona metropolitana de la Ciudad de México, considerada económicamente vulnerable (Coneval, 2016).
Instrumentos
Cédula sociodemográfica del adolescente y su familia (Barcelata, 2014). Se utilizó este instrumento que consta de 16 reactivos de opción múltiple (Kuder-Richardson = .764). para obtener algunos datos sociodemográficos de los adolescentes y sus familias e identificar algunos marcadores socioeconómicos de pobreza.
Escala de percepción subjetiva de pobreza. Para evaluar la dimensión subjetiva de la pobreza por parte de los adolescentes, se utilizó una escala de percepción de apuros económicos (Wadsworth y Compas, 2002) en su versión para población mexicana integrada en el Cuestionario de Estudiantes 2006 (Instituto Nacional de Psiquiatría, 2006). Constan de nueve ítems en una escala Likert de cuatro puntos: 1 = siempre, 2 = casi siempre, 3 = algunas veces, 4 = nunca. Se reportan datos psicométricos de la adaptación en población mexicana como la consistencia interna, con un alfa global de .93; correlaciones significativas (p = .05) entre reactivos y la escala total,