Название | Carmen Aldunate sin corazas |
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Автор произведения | Patricia Arancibia Clavel |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789563248289 |
Solo había un pero para iniciar esta aventura. Carmen —como dice ella misma— es muy “cerruca”. Salvo en el verano que parte con sus hijas María y Lola a disfrutar la playa de Zapallar, el resto del año se encierra en su casa de Vitacura, no recibe a nadie y se dedica a pintar y a pintar… Tiene sus horarios, sus obsesiones, sabe decir no y maneja su vida con una libertad envidiable.
La llamé entonces por teléfono y le dije que tenía un proyecto entre manos que, en una de esas, le podía interesar.
—Vente para acá —me dijo, y partí.
Todo lo que leerán a continuación es producto de nuestras largas e intermitentes conversaciones por más de dos años. Durante el tiempo que duraron nuestros “encuentros de trabajo” pasaron muchas cosas, pero quizás, la principal, fue que creo haber logrado entrar en su mundo mágico, comprender mejor su pintura y descubrir en algo quién era la persona que estaba detrás del personaje. Todo ello fue un proceso lento que se irá develando en el correr de estas páginas y que espero los sorprenda al igual como me sorprendió a mí.
Todo trabajo de acercamiento biográfico tiene sus limitaciones. La individualidad de Carmen Aldunate, como la de cualquier otra persona a la cual se quiera biografiar, no puede ser conocida ni penetrada en su totalidad. A lo más, uno puede recrear circunstancias, describir situaciones, revitalizar momentos. Desplegar, en el espacio y en el tiempo, trozos de una vida que, sin embargo, permanecerá en muchas ocasiones insondable en sus misterios e inabarcable en su realidad.
Con todo, ahora que pongo fin a este libro, puedo decir con satisfacción que no solo cumplí mi objetivo personal —escribir es sanador— sino que, al abrir la intimidad de nuestros encuentros, poner a disposición del lector el núcleo esencial de una mujer excepcional que ha entregado su vida al arte.
Patricia Arancibia Clavel
Hay que dar audiencia a los recuerdos
1 · El ambientito
No hacía mucho que Carmen se había cambiado de su amplio departamento de la calle O’Brien, a una casa muy acogedora en Pedro de Villagra con Nueva Costanera.
Nuestro primer encuentro fue realmente genial. Llegué como a las ocho de la noche y hacía un frío intenso. Me salió a recibir Angélica, su nana, y unos tres o cuatro perros que ladraban a rabiar. Casi me morí. No soy de animales de ningún tipo —con suerte los humanos— y soporté con estoicismo sus “cariños” y movimientos de colas.
Entré al living y un ambiente cálido me envolvió. La chimenea hace las veces de tal, pero, en verdad, adentro hay troncos que nunca terminan de quemarse. Encima, en la repisa, destacan unas figuras de hueso muy antiguas, traídas de Indonesia. En la mesa de centro, moderna, hecha a mano, pintada en capas de acrílico, hay una gran sopera de plata, llena de anteojos, cajetillas de cigarrillos, encendedores y otras hierbas, en tanto las paredes están tapizadas de sus cuadros, de los de su hija María y de otros pintores amigos. Me llamaron la atención los de ella —en especial un retrato de una mujer con cuernos, dos rostros envueltos en velos y uno craquelado— y al frente, uno de Balmes sobre Neruda y varias pinturas más pequeñas, de mucho colorido.
Todo era grato para iniciar la conversación, más aún cuando llegó una rica cerveza. En esa casa no hay censuras de ningún tipo, los ceniceros sobran y se puede fumar a destajo. Rápidamente se armó lo que ella llama “el ambientito”.
Es increíble —me dijo—, pero es como que las constelaciones se hubieran alineado. En enero de este año —2018—, estando con la Lily Lanz en Zapallar, recibí la noticia de la muerte de Nicanor Parra. Nos dio mucha pena, pero también algo de rabia porque, entre otras tantas cosas, nadie se acordó de cuando, gracias a la Lily, más de 45 artistas le hicimos un precioso homenaje en vida, pintando unas postales de sus Chistes para desorientar a la poesía. Recordándonos de ello, nos dimos cuenta que teníamos tantas historias y anécdotas que, si no las contábamos o escribíamos, se perderían en la nebulosa de los tiempos. De alguna manera, una parte importante de la historia del arte de los últimos 50 años en Chile, pasó por la Galería Época de la Lily y creo que es interesante darla a conocer.
Sin duda es así, le contesté. Esa galería fue un ícono para muchos artistas y un verdadero centro cultural. Sin embargo, más que una historia del arte, de las galerías y de las tendencias que han dominado el quehacer artístico chileno, lo que yo quiero es centrarme específicamente en ti, rescatar la historia de tu vida, intentar descubrir —en la medida de lo posible— quién es Carmen Aldunate, cómo te convertiste en pintora y por qué pintas lo que pintas… Creo que eres una artista que ha marcado a toda una generación, cuya vigencia está intacta y que, dentro de tus grandes atractivos, está ese halo un tanto misterioso que rodea tu vida y tu pintura. Es lo que de alguna manera quisiera develar a través de una especie de biografía…
¡Soy tan poco interesante! La verdad es que no me siento un referente de nada y creo que mi vida no tiene mayor atractivo. Además, quiero decirte que casi no guardo papeles, solo algunas fotos y tengo además pésima memoria, especialmente para las fechas. Igual, feliz converso contigo si crees que puede ser útil...
Y así de fácil se inició nuestro diálogo. Estaba convencida que si me dejaba traspasar sus corazas —esas que caracterizan muchos de sus cuadros de mujeres— podría entender algo del lenguaje de su pintura y, con eso, a ella misma. Gustándome mucho, el arte siempre me había sido esquivo. Tardé en darme cuenta que, al igual que la escritura, la música, la ficción, la poesía y tantas otras cosas, la pintura es, quizás como pocas, un excelente medio de expresión de la sensibilidad del alma. Era mi oportunidad de aprender a “leerla”.
2 · Más Salas que Aldunate
Perdona que parta por lo más obvio. ¿Cuándo y dónde naciste?
Nací en pleno verano, el 10 de febrero de 1940 en Viña del Mar porque a mi mamá le dio flojera volverse al calor de Santiago. Tan simple como eso. Una partera fue a la casa y todos creían que sería diezmesina ya que me demoré más de la cuenta en salir… Mi mamá se llamaba Eliana Salas Edwards, pero como nadie sabía cómo escribir bien su segundo apellido, decía que se llamaba Eliana Salas Yegua. Era lo más maravillosa que puedas imaginar, fuera de toda clasificación. Aparte de ser muy bonita —preciosa, la verdad—, tenía una forma de ser absolutamente diferente al común de los mortales. Fue una de las primeras mujeres hippies en Chile y la primera en ponerse pantalones para salir a la calle. A ella le importaba poco o nada el qué dirán. No tenía sentido del ridículo y una autenticidad abismante. Cuando nací me puso Carmen Zita, parece que en honor a una emperatriz austríaca, pero, sobre todo, porque quería que todo el mundo me dijera Carmencita…
Mientras me respondía, pensé que no solo no me había equivocado en la elección de mi personaje, sino que además en este viaje por su vida y la de su familia me iba a entretener mucho.
¿Fuiste hija única?
Fuimos cuatro hermanos y soy la única sobreviviente: Eliana, Jorge, Luis Eduardo y yo, en ese orden. Ellos eran mucho mayores. Fui el “concho”, y me imagino que resultado de un reencuentro de mis padres, porque él era bastante picaflor. Yo tenía dieciocho años de diferencia con mi hermana mayor