Название | Camino al Armagedón |
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Автор произведения | Marvin Moore |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877019629 |
Lucifer en el cielo antes de su caída. El pasaje comienza con las palabras de Ezequiel: “vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor” (vers. 11, 12).
Ezequiel continúa luego citando lo que Dios dijo. Su primera declaración es que el rey de Tiro fue “el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura” (vers. 12). La descripción del rey de Tiro como “sello de la perfección” parece un poco extravagante para un rey terrenal; aun para Salomón durante los inicios de su reinado, aunque se podría haber dicho que Salomón fue “lleno de sabiduría y acabado de hermosura”, solo que todos estos comentarios se aplicarían a Lucifer antes de su caída.
En la primera parte del versículo 13, Ezequiel dijo: “En Edén, en el huerto de Dios estuviste”. Esta es una pista definitiva que Ezequiel está describiendo más que un rey terrenal. El Edén no había existido en la tierra por miles de años antes de la época de Ezequiel, así que sería imposible para el rey de Tiro haber estado allí. Y el único registro bíblico de que Lucifer estuvo en el Edén es después de su caída, cuando ya se había convertido en Satanás, la serpiente. ¿Cómo podría decirse que Lucifer en el cielo estaba “en [el] Edén, el huerto de Dios”? El Comentario bíblico adventista señala que, aquí, la palabra Edén “debe ser tomada en su sentido más amplio como la presencia de Dios”.17 Dado todo lo que se dice acerca de Lucifer en los versículos 11 al 15, esto parece una conclusión razonable.
La segunda parte del versículo 13 describe el adorno de Lucifer: “De toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación”. ¡Evidentemente Lucifer fue un ángel muy hermoso!
El versículo 14 hace tres afirmaciones que solo se pueden aplicar a Lucifer antes de su caída, y no al rey de Tiro. En la primera declaración, Dios dijo: “Tú, querubín grande, protector”; luego, en la segunda parte dice: “yo te puse en el santo monte de Dios”, y en la tercera parte: “En medio de las piedras de fuego te paseabas”.
Comencemos con “Tú, querubín grande, protector”. ¿Qué nos dicen estas palabras?
Cuando Dios le dio a Moisés las instrucciones para construir el santuario del desierto, le dijo que colocara dos querubines de oro, uno frente al otro en el propiciatorio que cubría la parte superior del arca del pacto (Éxo. 25:17-20). Esta arca representaba el trono de Dios en el cielo. De hecho, la propia presencia de Dios, a veces llamada la Shekinah,18 aparecía entre los dos querubines. Así que la declaración de Ezequiel, de que Dios había ordenado a Lucifer como querubín guardián, significa que Lucifer estaba en la presencia de Dios en el cielo, y sin duda cerca de su trono. Obviamente, no podría decirse esto del rey terrenal Tiro.
Luego, Ezequiel dijo que Lucifer había estado “en el santo monte de Dios” (vers. 14). En el Antiguo Testamento, el Monte Sion es el mismo Monte Moriah donde Abraham ofreció a su hijo Isaac como sacrificio. También es el monte sobre el cual se construyeron los templos, tanto por Salomón como por los judíos después de su regreso de Babilonia. Sin embargo, Ezequiel no estaba diciendo que Lucifer había estado en el monte terrenal de Sion. El “santo monte de Dios” sobre el cual Lucifer había estado era la “montaña” en el cielo donde se encuentra el trono de Dios.19
¿Qué hay de las “piedras de fuego” sobre las cuales caminó Lucifer? En la visión del trono de Dios que Daniel describe en el capítulo 7, versículos 9 y 10, dijo que “un río de fuego procedía y salía de delante de él [Dios, el anciano de días]” (vers. 10). Juan, escribiendo en Apocalipsis, vio un “mar de vidrio mezclado con fuego”, y junto al mar estaban “los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre” (Apoc. 15:2). Juan vio este mismo mar de vidrio en su visión registrada en Apocalipsis 4:6, y dijo que estaba “delante del trono”. Por lo tanto, ya sea un río de fuego, un mar de fuego, o piedras de fuego, es obvio que el trono de Dios tiene fuego delante y quizás alrededor de él. Ezequiel y Apocalipsis también nos dicen que los seres creados pueden pararse y caminar sobre ese fuego. Y Ezequiel nos informa que Lucifer es uno de los que se paró en la presencia de Dios y caminó sobre el fuego.
En Ezequiel 28:15, el profeta nos da otra importante pieza de información acerca de Lucifer. La Nueva Versión Internacional dice de Lucifer: “desde el día en que fuiste creado tu conducta fue irreprochable, hasta que la maldad halló cabida en ti” (énfasis añadido). Las versiones Reina-Valera 1960 y la Reina-Valera Contemporánea dicen que Lucifer era perfecto en todos sus caminos. Algunas personas se preguntan por qué Dios creó al diablo. Él no lo hizo; él creó un ser perfecto. Fue solo algún tiempo después que el pecado fue encontrado en él. Lucifer creó su propio pecado por las decisiones que tomó como individuo con la libertad de elegir, incluyendo la libertad de tomar decisiones morales equivocadas.
Nota también que Lucifer fue perfecto desde el día en que fue creado. Si bien es cierto que cada persona en la Tierra es un ser creado, normalmente no hablamos de que las personas son creadas, excepto Adán y Eva. Desde Caín y Abel hasta el presente, han nacido seres humanos. Sin embargo, Ezequiel dijo que Lucifer fue creado. Hasta donde sabemos, los ángeles no tienen nuestra capacidad reproductiva humana, lo cual significa que Dios creó a cada uno de ellos individualmente. Así que, la declaración de Ezequiel de que Lucifer fue creado es evidencia significativa de que estaba hablando de algo más que del rey de Tiro, que nació. Nótese también que Ezequiel dijo que este querubín guardián era irreprochable, es decir, perfecto. Esto difícilmente podría haberse dicho sobre el rey de Tiro.
La caída de Lucifer del cielo
Comenzando en el versículo 16 y continuando a través del versículo 19, Ezequiel describe la caída del rey de Tiro, la cual entendemos que es la caída de Lucifer.
“A causa de la multitud de tus contrataciones [negocios] fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector” (vers. 16).
La primera declaración en esta cita sugiere que Lucifer se dedicó a alguna forma de trabajo comercial mientras estaba en el cielo; su “multitud de [...] contrataciones”. No tenemos otra información inspirada que sugiera lo que eso podría significar. Podría aplicarse más al rey de Tiro que a Lucifer antes del tiempo en que fue echado del cielo. Sin embargo, la siguiente declaración se aplica claramente a Lucifer. Ezequiel dijo que Dios expulsó al “querubín protector” del “monte de Dios” y de “entre las piedras de fuego”. Las palabras “Yo te eché del monte de Dios y te expulsé” son importantes porque armonizan muy bien con Apocalipsis 12:7 al 9, que dice que, como resultado de la guerra entre Miguel y Satanás, Satanás y sus ángeles fueron echados del cielo y arrojados a la tierra. Esta armonía entre la declaración en Apocalipsis y la de Ezequiel es otro motivo por el cual es razonable entender que Ezequiel describe a Lucifer antes y después de su caída y no solo al rey de Tiro.
El versículo 17 es la declaración final de Ezequiel 28 que consideraré aquí. Dice: “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor”.
Leímos algunos versículos atrás que Lucifer estaba cubierto con piedras preciosas engastadas en oro. Debió de haber sido un ser hermoso, y eso es porque Dios ama la belleza. Piensa en toda la belleza que vemos en nuestro mundo, incluso en su condición deteriorada: flores, montañas cubiertas de nieve, puestas de sol, peces tropicales, hombres guapos y mujeres hermosas, por nombrar algunas cosas. Muchos de nosotros codiciamos la buena apariencia y estamos celosos de las personas que creemos que son más atrayentes que nosotros mismos. La belleza personal es algo peligroso. Fácilmente puede llevarnos a volvernos engreídos y orgullosos. Y, según Ezequiel, eso es exactamente lo que le sucedió a Lucifer. Su corazón se enorgulleció a causa de su belleza, y corrompió