La transición española. Eduardo Valencia Hernán

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Название La transición española
Автор произведения Eduardo Valencia Hernán
Жанр Социология
Серия
Издательство Социология
Год выпуска 0
isbn 9788418411953



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      Mientras tanto, en el resto del Estado los atentados y manifestaciones estaban a la orden del día. El 14 de septiembre de 1974, tanto el gobierno como la oposición democrática coincidieron en condenar el atentado de la cafetería Rolando en la calle Correo de Madrid. Nadie se hizo responsable de la barbarie cometida, con un saldo de 11 muertos y 71 heridos, aunque se presuponía que ETA era la autora.

      La prensa nacional prácticamente no tuvo tiempo de asimilar este terrorífico asesinato, pues la inestable situación en el Sahara español eclipsaba cada vez más la atención informativa apercibiéndose los primeros síntomas de lo que llegaría meses después. Aunque se intentó dar una respuesta a la reivindicación de los marroquíes por el interés de estos sobre los fosfatos de Bu-Craa y su posición contraria a un posible proceso de autodeterminación que apoyaba la mayoría de los países africanos, incluida España como administradora del territorio, que era proclive a la celebración de un referéndum; todo parecía destinado a una solución drástica sobre el contencioso. La pregunta era cuándo y cómo.

      El 7 de noviembre de 1974, III aniversario de la constitución de la Asamblea de Cataluña, la revista satírica Por Favor tuvo que sustituir la portada en la que aparecían los dos ministros cesados, volviendo a la censura más estricta, aunque Ricardo de la Cierva, director general de Cultura, en su comentario, «No tengo razón para pensar que ha terminado la apertura», negara lo evidente.

      El padre Xirinachs, desde la prisión en Carabanchel, escribió una carta abierta a la Asamblea, fechada el 1º de octubre donde reflejaba una imagen de España, su visión particular vista desde su encierro:

      «Los pueblos incluidos en el Estado español han entrado, desde finales de 1973, en una fase resolutoria de un régimen, que ha durado 38 años a despecho del querer soberano de la base popular. La situación económica internacional, producida por el acceso a la libertad responsable de muchos otros pueblos, ha contribuido a debilitar el anacronismo del régimen español. Las fallidas escandalosas de los golpes militares de Chile y Chipre, las libertades conseguidas en Portugal y Grecia, las amnistías en Argentina, de Portugal y de Grecia presionan en el entorno de las fronteras de la solitaria España.

      Preso, como estoy, desde noviembre de 1973, he podido ver de cerca la tragedia de los presos políticos que han de ir desfilando por este Hospital General Penitenciario, en el que cumplo condena, que es una pequeña parte de la tragedia conjunta de la sociedad en el Estado español: tragedia obrera, tragedia de nacionalidades, de intelectuales, de políticos, de exiliados, de agricultores, pescadores, de estudiantes y de profesores, tragedia de barrios, de especulación de terrenos y viviendas, etc.

      Estamos delante del espectáculo obsesivo de presos penados, preventivos, detenidos, interrogados, torturados, mutilados, ejecutados, procesados escondidos o escapados al extranjero, forzados al radicalismo desesperado, con las penalidades derivadas para sus familias; y lo que es peor, un horizonte oscuro, cerrado, de intransigencia política, de inquisición mental y de odio irracional por parte de un amplio sector de los que aún detentan el poder. No olvidamos que el gobierno aperturista de Arias Navarro es altamente responsable de la ejecución del joven político Salvador Puig Antich.

      Serenamente y en silencio, cumpliendo la disciplina de prisión, he observado todo esto durante un año. Vicente Enrique y Tarancón en enero de 1974 me aseguró que era un hecho un amplio indulto. No lo ha habido. Valerosamente la Comisión española Justicia y Paz ha emprendido una extensa campaña para conseguir una amnistía sin condiciones, para todos los delitos de intencionalidad política. El Papa y los Obispos del Estado Español, con la comisión por el Año Santo, que preside Narcís Jubany, también piden amnistía. Y con el ámbito internacional, aparte de Amnesty International que no cesa de presionar, hasta el Consejo de Europa comprende y pide la amnistía para los presos políticos de un Estado europeo que es la vergüenza de Europa.

      Todos los partidos políticos importantes de la oposición al régimen tienen inscrita la lucha por la amnistía o liberación de los presos políticos y es el segundo de los cuatro puntos fundamentales de la Asamblea.

      Está entonces la cosa madura para la amnistía. Ya no se trata solo de mejorar las condiciones del preso político, ni de pedir el estatuto del preso político, ni de obtener indultos particulares. No es ahora el momento de indultos particulares sino de una amnistía general.

      Para conseguirla tenemos una parte de responsabilidad los presos políticos y tenéis otra los que estáis en la calle. Velemos por que cada uno asuma su parte y para que no nos pase esta ocasión tan propicia que vivimos actualmente.

      Con esta carta quiero comunicaros y querría que lo hicieseis llegar a todo el que le interese, sin excluir los responsables del régimen, mi propósito:

      Si el 1º de enero de 1975 no hay todavía amnistía y si no ha estado hecha o no está en curso de ejecución una campaña conjunta de presos políticos para la amnistía, comenzaré una huelga de hambre ilimitada de rechazo a la disciplina de prisión, con el único motivo de conseguir la amnistía de los presos políticos, exiliados y escondidos por motivos políticos.

      Será una pequeña contribución individual a la lucha por la reconciliación, en este año santo, que se resume en que el opresor cese de oprimir. Cuento con vuestro apoyo y con todos aquellos que me aprecian. No pretendo yo solo conseguir la amnistía.

      Este documento es un