Название | Una visita inesperada |
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Автор произведения | Irenea Morales |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788418883156 |
Índice de contenido
- 1 - Érase una vez dos hermanas
-7- Joyas esquivas y arena blanca
-8- Mañanas de sal y veladas de augurios
-17- Mensajes desde el otro lado del velo
-18- Llegó con la tormenta estival
-22- Un lugar solo para nosotros
-26- Bienaventuradas las de corazón puro
Título: Una visita inesperada
© 2021 Irenea Morales.
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Diseño de cubierta y fotomontaje: Eva Olaya
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1.ª edición: noviembre 2021
Derechos exclusivos de edición en español reservados para todo el mundo:
© 2021: Ediciones Versátil S.L.
Av. Diagonal, 601 planta 8
08028 Barcelona
www.ed-versatil.com
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Para Jaime, porque encontrarnos fue cosa de magia.
Te prometí que, si había un siguiente, sería para ti.
Gracias por sostener mi mano cada día.
«Oirá mi llamada en la lejanía. Silbará mi canción favorita. Sabrá montar un poni hacia atrás. Sabrá dar la vuelta a las tortitas en el aire. Será maravillosamente cariñoso. Y su forma favorita será la estrella. Y tendrá un ojo verde y otro azul».
«Amas veritas». Prácticamente magia
-1-
Érase una vez dos hermanas
Londres, 1913
Florence Morland nunca había llorado en público. Al menos no desde que podía recordar.
No lo hizo cuando perdió a su adorada hermana Felicity, siendo ambas todavía niñas; tampoco tras la muerte de su madre ni cuando falleció su padre, dejándola huérfana. Ni tan siquiera cuando enterró a su marido hacía ya cinco años.
Sin embargo, no mucho tiempo atrás descubrió que le resultaba harto saludable llorar durante algunos minutos en la soledad de su habitación. Era por eso por lo que, desnuda frente al espejo ovalado de nogal que reflejaba su cuerpo por completo, se permitió su dosis diaria de lágrimas. Solo un minuto. Con ese tiempo le bastaba para poner el contador a cero y deshacerse del molesto nudo que acostumbraba a anidar en su pecho.
Solo un minuto.
No necesitaba más.
Ni siquiera tenía claro por qué lloraba. Tal vez echaba de menos a Daisy, su hermana menor, que estaba a punto de regresar de un viaje por el continente. Aunque la verdad era que, en su ausencia, la vida de Florence se había vuelto bastante más tranquila y ordenada. De hecho, si en esos días había algo que consiguiera alterarla, era pensar en su regreso.
Aquella tristeza bien podría deberse a que, desde que había delegado la mayoría de sus responsabilidades para con la fábrica y sus otros negocios en la eficiente señorita Gaskell, su presencia en la oficina se había vuelto poco más que decorativa y, de repente, la embargaba una sensación desconocida para ella: se sentía inútil.
En realidad no tenía razones para apenarse. Precisamente aquel era el motivo por el que había contratado a Emily Gaskell y había confiado en sus maravillosas aptitudes de gestión: para poder tomarse un descanso de la responsabilidad que suponía administrar el legado de su padre y de su marido. Hacía tiempo que Florence soñaba con tener tiempo para disfrutar y evitar así envejecer tras pilas y pilas de documentos por firmar, con la única distracción