Название | Naturaleza y poesía en diálogo |
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Автор произведения | Elba Castro Rosales |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786075710648 |
Con esta publicación, Elba Castro extiende una invitación a repensar la naturaleza y, con ello, la vida. Frente al dolor del deterioro ambiental, buscó y encontró una íntima conexión entre la naturaleza (luz, paisaje, agua, flora, geografía, fauna…) y el propio hábitat de las palabras como materia prima de la poesía. Identificar, nombrar y pensar tal intersección no es un aporte menor, resulta más bien una provocación en la que se amalgama tragedia y belleza, peligro y resistencia, ternura y barbarie.
Introducción
El arte [poético] estremece, porque establece
una relación con algo que está vivo y latente,
nombra lo que se está creando y
tiene ese poder de reconfigurar el mundo.
Ricardo Esquer
La urdimbre poesía-naturaleza
¿Por qué hablar con los poetas en una época convulsa? En nuestro tiempo, la pregunta parece más pertinente que nunca. Originalmente la planteó Hölderlin, y le sirvió a Heidegger en 1946 al palpar el drama y el desastre que devino de la segunda guerra mundial. La fuerza de la pregunta proviene de un poema que Hölderlin leyó escrito por Rilke en 1924, y que a la letra dice:
Como la naturaleza abandona a los seres
al riesgo de su oscuro deseo sin
proteger a ninguno en particular en el surco y el ramaje,
así, en lo más profundo de nuestro ser, tampoco nosotros
somos más queridos; nos arriesga. Sólo que nosotros,
más aún que la planta o el animal,
marchamos con ese riesgo, lo queremos, a veces
(y no por interés) hasta nos arriesgamos más
que la propia vida, al menos un soplo
más... (…).
Rilke parece adelantarse a su tiempo. Aporta en este poema una lectura teórica de la naturaleza que nos resulta, aún ahora un desafío a nuestro tiempo y que, por lo tanto, es más pertinente que en ningún otro momento. En el poema la naturaleza es vista como un reino de dioses extintos, deslindada de cualquier pacto que la subordine. De igual manera, no se plantea al ser humano como sujeto situado por delante, encima o fuera de la naturaleza. El poeta manifiesta que la naturaleza no admite objeto que se doblegue a la mirada de ningún sujeto, como tampoco concibe que pueda haber sujeto alguno cuya relación con la naturaleza sea concederle alguna cualidad de objeto. El autor da más pasos. Expresa que la vida es zona libre de fines morales. Su experiencia está más cerca al riesgo que al castigo o al premio del paraíso; acercando al ser humano “hasta un soplo más” a la incertidumbre. Comprendida así la naturaleza, nos lanza hacia su territorio fuera de los preceptos morales, por lo tanto, desde este punto de vista, el ser humano no tiene que ser salvado, condenado o engrandecido, sino repensado dentro del tejido pulsante de la vida como propuesta filosófica y como fenomenológica que, por ejemplo, inspira a Heidegger.
El poema contiene una riqueza que mancomuna al conocimiento filosófico, el conocimiento subjetivo en una codificación estética que fecunda en el lector una riqueza interpretativa, en diálogo con el artista.
¿Para qué poetas en tiempos de penurias? La potencia y la claridad de la poesía, que contiene al mundo subjetivo, lleva a Heidegger a responder con mayor pertinencia a nuestro mundo contemporáneo. El pensador responde: para aprender a Habitar, para “ser-en-el mundo” dentro del mundo real (2014: 3). Las implicaciones de esta formulación tienen gran relevancia en el presente libro. Esta perspectiva da oportunidad de integrar reflexiones recientemente producidas en función de la crítica que surge del modo escindido de habitar y desde los parámetros de la monocultura (occidental), que han derivado en una crisis múltiple.
La opción teórica de mayor fuerza en esta obra es el giro ontológico (fenomenológico, ético, estético) que consiste en afirmar que no hay esfuerzos científicos que tengan relevancia si no han sido atravesados por los desafíos del presente y de la realidad concreta y la experiencia. Lo que implica hacer de los objetos de estudio invitaciones a dialogar, a generar porosidades en sus fronteras epistemológicas, a edificar marcos éticos que abran o acaso descubran sus horizontes reflexivos. Este giro invierte sus energías en el ejercicio de ciertos valores para construir un conocimiento situado y pertinente, lo mismo que para descentrar al ser humano en la sobrevivencia y encajarlo en las redes de vida en el mundo real; es decir, para construir una contingencia “compleja” (Najmanovich).
Se entiende que así se puede mirar al mundo desde dentro, asumiendo una práctica contrahegemónica y decolonial en la forma de producción del conocimiento y en la forma de relacionarse con el mundo. Estos planteamientos son reconocidos en las posturas del pensamiento ambiental latinoamericano y en la educación ambiental crítica, pero también son cercanos a una antropología que se plantea comprender la vida humana desde esquemas más relacionales con la vida (desde el mundo subjetivo e intersubjetivo y con los otros “otros”, es decir, con quienes forman los entramados ecosistémicos) (Descola; Tim Ingold; Escobar; Haraway; Latour).
Es por ello que en este libro se plantea un diálogo entre la poesía, los poetas y los ambientalistas, especialmente educadores ambientales y estudiantes de biología ligados a la maestría en Educación Ambiental de la Universidad de Guadalajara. En los entretelones de este diálogo se apuntalan relaciones interdisciplinarias entre los plexos teóricos del pensamiento ambiental latinoamericano, de la educación ambiental y de la antropología social, especialmente a partir de las etnografías menos convencionales y del arte, de la poesía. Estos campos abren espacios transdisciplinares al encontrarse con el giro ontológico naturalista ya referido, y con la hermenéutica de la poesía y del diálogo entre los interlocutores poetas y ambientalistas.
De ahí que es posible ver, en este trabajo, cómo la poesía muestra su sensibilidad predictiva basada en la honda contemplación que tiene con el mundo, se producen sentidos poéticos de los símbolos de la naturaleza, se generan discursos conjuntos y discursos que entrañan la presencia de los poetas o los ambientalistas, para abrir nuevos senderos de comprensión del mundo y de producción de sentido en comunión con la naturaleza.
Es así como la poesía, como posibilidad estética, resultó un campo fértil que, tensando la experiencia emotiva, sensorial y reflexiva, ayudó a producir conocimiento motivado en configurar un alterno modo de pensar, un modo de pensamiento ambiental. Por lo expuesto, considero que esta experiencia puede ser de interés para el pensamiento ambiental, especialmente para los educadores ambientales, para el quehacer de los antropólogos sociales, y para los poetas bajo una perspectiva tejida interdisciplinariamente.
Una investigación interdisciplinaria, en diálogo con el arte, la antropología y la educación ambiental
¿Por qué la crisis ambiental no nos inquieta lo suficiente para abonar a un cambio cultural? La preocupación surge de haber agotado las formulaciones apocalípticas o las predicciones científicas de la catástrofe por venir. Es decir, de haber agotado las posibilidades para formular pedagógicamente el gozo y la libre motivación a transitar a una cultura ambiental, como cambio paradigmático de relación con la naturaleza (y con el entramado social). La inquietud compartida con el equipo del posgrado en Educación Ambiental donde laboro, en la Universidad de Guadalajara, nos llevó al arte y a la ruta de exploración a construir la respuesta.
Así, desde el 2011 en equipo comenzamos a generar experiencias de encuentro entre el arte y la naturaleza, especialmente desde la literatura. Recorrimos los géneros narrativos como el cuento y la novela con autores mexicanos y con educadores ambientales. Encontramos en el proceso la riqueza, el gozo y la reflexión que nos dejó la lectura y la producción literaria conducida por poetas en ejercicio, de vocación y de gran