101 cuentos sanadores. Susan Perrow

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Название 101 cuentos sanadores
Автор произведения Susan Perrow
Жанр Сделай Сам
Серия Colección Vivir con niños
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9788412322132



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canción de la libélula; coronas doradas; tarro de cristal.“Pequeño Lobo” (página 196).La trampa del cazador.La canción del aullido del lobo; sabiduría de la manada de lobos.“El niño y la caracola color perla” (página 257)Tormenta; pérdida de equilibrio; caída en el agua; ahogándose en lo profundo del océano.La caracola color perla; el océano que canta una dulce canción.“Un robot muy tímido” (página 246)Último estante lleno de polvo; ladrón.El baile y la canción del robot (con un ritmo fuerte y claro).“El pez cubierto de percebes” (página 264)Gruta en el arrecife; percebes; canción de burla sobre los “Trozos de percebe”.La langosta simpática; danza del “frota-frota”.“El camaleón inteligente” (página 120)Elefante fuerte.Rata topo; agujero en la tierra.“El árbol de las reverencias” (página 149)Hambruna en la tierra; jefe avaricioso.El árbol que se inclinaba, como en una reverencia; muchos frutos; el hijo curioso.“El caballo alado” (página 216)Abruptos acantilados; dragón; cueva negra.Anciana sabia; cuchillo, flauta y mechón plateado; huevos y bizcochos de miel; luna llena; caballo alado.“Los caballos arcoíris” (página 209)Grupos separados por colores; crines con los colores del arcoíris; nubes grises; inundación.Grutas cálidas; ángel resplandeciente; telar; caballo dorado; alas de arcoíris.“La excavadora dice que no” (página 275)Excavadora bloqueada en una rima negativa (sin movimiento).Niño y niña disfrutan jugando en la arena; taza de té (tiempo para pensar).

      ELEGIR METÁFORAS QUE SE RELACIONEN DIRECTAMENTE CON UN COMPORTAMIENTO DETERMINADO

      Al escribir un cuento para un comportamiento determinado, las claves para elegir las metáforas para el protagonista pueden encontrarse, a veces, en aquel animal, pájaro, insecto u objeto que posea una cualidad similar; por ejemplo, un hipopótamo que muerda (¡probablemente una flor o una mariposa no servirían como metáfora de morder!); un elefante que golpea y se choca con todo lo que se encuentra a su paso (para comportamientos de golpear a los demás); una tímida margarita (para comportamiento retraído).

      También puede funcionar a la inversa. Por ejemplo, en un cuento con el que se pretende que un niño deje la pereza atrás y se involucre en el trabajo, podrías iniciar el cuento con una abeja perezosa (comportamiento contrario al de las abejas) y después introducir algunos obstáculos que tendrá que superar y que la llevarán a convertirse en una abeja muy trabajadora y felizmente creativa.

      ELEGIR LA METÁFORA CENTRAL A PARTIR DE LOS OBJETOS PREFERIDOS DEL NIÑO (SI ES POSIBLE Y CONVENIENTE)

      Al escribir un cuento para un niño en particular, las ideas para las metáforas pueden surgir del animal o juguete preferidos del niño o del entorno que lo rodea: ¿siente pasión por los caballos, por los conejos blancos, por los delfines, por los trenes?; ¿vive cerca de un río, en el bosque o en un gran edificio en medio de la ciudad?; ¿qué vivencias en la naturaleza o experiencias diarias de las que vive en casa o en el colegio podrían darte ideas para las metáforas?

      Incluso saber el color favorito del niño puede ayudar en estos casos, según mi experiencia en mi primer año como maestra. Necesitaba desesperadamente inventar un cuento que abordara el comportamiento de un niño de cinco años que, a la hora del cuento, siempre intentaba apagar la vela de un soplido y empujaba a los demás para tirarlos de sus sillas; debía encontrar una forma de atraer su atención y ayudarlo a tranquilizarse de tal manera que fuera capaz de escuchar en vez de destruirlo todo. Entonces, una tarde su madre me preguntó si sabía dónde podía comprar tela dorada, porque el cumpleaños de su hijo era la semana siguiente y quería hacerle una capa de su color preferido, una capa dorada. Este dato me sirvió de pista, así que busqué en mi colección de cuentos populares y cuentos de hadas, donde encontré uno en el que había un árbol con una puerta dorada que solo se podía abrir con una llave dorada. Me lo aprendí y lo preparé para contarlo a la semana siguiente como teatrillo de mesa con muñecos de pie; además, hice una pequeña llave dorada como accesorio (de cartulina gruesa de color dorado) y la escondí en una cesta en mi mesa de los cuentos. Cuando llegó el momento del juego libre, me llevé a este niño aparte, le mostré dónde tenía escondida la llave y le pedí si podía ayudarme en el teatrillo; le expliqué que tenía que sostener la cesta durante el cuento y pasarme la llave dorada cuando fuera el momento de abrir la puerta mágica. Por primera vez, desde que había entrado a formar parte del grupo de la clase, se quedó sentado durante el cuento, fascinado, con la cestita en sus rodillas; a partir de ese momento participó y estuvo atento a la hora del cuento. ¡La llave dorada había abierto algo más que la puerta mágica del árbol!

      Muchos años después utilicé un enfoque similar cuando tuve en mi clase a un niño al que le encantaba “hacer el payaso” precisamente a la hora del cuento (intentaba captar la atención de los demás, que estaban sentados en silencio). A este niño le encantaban los payasos, así que encontré un cuento en el que un duende hacía muchas piruetas divertidas (daba volteretas, hacía el pino, etc.) y utilicé un muñequito que hiciera estas pequeñas acrobacias en el teatrillo. El niño se enganchó completamente con el muñeco (y el cuento) y parece ser que esto lo ayudó a liberarse de ese comportamiento “de bloqueo” y a asumir una actitud de escucha durante el cuento. Naturalmente, durante los momentos de juegos, le ofrecía muchas oportunidades para que hiciera sus piruetas de payaso.

      ELEGIR METÁFORAS A PARTIR DE TEMAS O CONTENIDO DE CLASE O DE LA PROPIA VIDA DEL NIÑO

      Cuando se escribe un cuento para todo un grupo o una clase de niños, se pueden encontrar claves para las metáforas en los temas de las asignaturas o en el propio entorno escolar o familiar. Si, por ejemplo, en clase de historia se percibe que los niños disfrutan durante las explicaciones de los caballeros con sus armaduras y sus valerosas hazañas, un cuento en el que se quiera tratar la intimidación podría incluir un escudo mágico (¿invisible?) o una corona de protección. Por otro lado, ante un niño que juega de manera caótica, se necesitará un estímulo de imaginación en los momentos de juego libre, en casa o en el colegio, para que pueda mantenerse centrado y tranquilo. Es posible que este niño, junto con su clase u otros amigos, viva en una ciudad costera y haya ido a la playa con la marea baja; allí encontró y observó un pulpo en un charco entre las rocas. Los padres o el maestro podrían utilizar, por lo tanto, un cuento donde haya metáforas del océano: un pulpo de largos tentáculos que le da golpes a todo sin cesar y un pececito que acude al rescate.

      ELEGIR METÁFORAS DIVERTIDAS Y SIN SENTIDO

      ¡Recuerda que los cuentos no se sienten cómodos con las “normas”!, porque, en realidad, no existe una norma establecida que sirva para buscar las claves de las metáforas. A veces el humor es lo más conveniente y funciona perfectamente. Por ejemplo, en un cuento donde se aborde un comportamiento problemático y de emociones desproporcionadas, la metáfora de “un viejo sombrero rojo” (con un protagonista como Panya el ratón, que se esconde dentro) va creando, poco a poco, un ambiente cada vez más agitado y disruptivo a medida que van llegando los animales a casa de Panya. Al final se consigue calmar el ambiente perfectamente (pero de manera divertida y absurda) cuando llega la hiena: se sienta en el sombrero