Formación en Psicología. César Augusto Sierra Varón

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Название Formación en Psicología
Автор произведения César Augusto Sierra Varón
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789587206838



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de ingreso a la educación superior. De la mano de la psicóloga española Mercedes Rodrigo, encargada de esta sección, se establece en la misma universidad el 20 de noviembre de 1947 la primera carrera de psicología en Colombia (Ardila, 1998).

      Para Miguel Ángel Urrego (2002) es a partir de la década de 1960 que el campo intelectual se consolida en el país como un nuevo grupo social autónomo ante intereses económicos y políticos. Para este autor la ruptura de los intelectuales con el Estado es causada principalmente por la urbanización del país, el aumento de la cobertura educativa, los movimientos populares y los medios de comunicación. Esta ruptura significará la nueva postura desde adentro de las universidades hacia el orden político, económico y social, que se materializará en una ampliación de la oferta educativa y la apertura a nuevos discursos y profesiones coherentes con la realidad del país.

      Es importante destacar como unidad de significado el hecho de que esta modernización de la universidad en Colombia se haya dado décadas antes de la aparición de la psicología como profesión en Medellín. La ciudad empezó a consolidar otras propuestas universitarias durante esa época y al inicio de los setenta hicieron su aparición las ciencias sociales y humanas. También cabe mencionar que las particularidades acontecidas durante estos años en la ciudad fueron fundamentales para que las ciencias sociales y humanas buscaran una articulación con la experiencia de sus pobladores.

      Para Jorge Orlando Melo (1997) a partir de la década de 1960 la ciudad vive una transformación radical; desde el desplazamiento del centro administrativo y financiero hasta la distribución urbanística de la ciudad empiezan a marcar unas nuevas pautas de ciudad. Un afán modernizador en lo arquitectónico, una acentuada desigualdad en la distribución barrial, una cercanía cada vez mayor de los municipios aledaños, un aumento poblacional y los cambios en la vocación económica provocaron que la ciudad fuera experimentada por parte de sus habitantes de distintas maneras y que la heterogeneidad en aspectos sociales fuera más evidente.

      Estas nuevas formas de habitar la ciudad, este aumento poblacional que incluye personas de otras latitudes y esta relación divergente entre pobladores y espacio geográfico son determinantes en los aspectos sociales de una manera evidente. Y también en el campo intelectual, pues hay más personas dispuestas a estudiar y ejercer profesiones. Asimismo, surgen nuevas realidades que exigen mayores explicaciones desde el ámbito social. Los temas como la planeación, la convivencia y el desarrollo de las capacidades humanas empezaron a despuntar como preocupaciones.

      Estos dos fenómenos –la modernización universitaria con el énfasis en el crecimiento de las ciencias sociales y humanas, y las características cambiantes de la vida cotidiana en la ciudad– tienen implicaciones no solo en la aparición de la formación profesional en psicología, sino en los primeros retos y escollos que encuentra en su implementación.

      Francisco Leal Buitrago (2000) afirma que la psicología desde su aparición como profesión en Colombia goza de un lugar privilegiado, debido a la amplia oferta de programas (alrededor de una decena desde la apertura del primer programa) y por la alta empleabilidad de profesionales en sectores privados y, especialmente, como funcionarios. El reflejo de estas palabras en la Medellín que empezaba a vislumbrarse en la década de los setenta se da no solo por la aparición de los dos programas, sino por la existencia de profesionales empleados en diversos ámbitos de los sectores públicos.

      Dos retos que pueden describir las implicaciones, intelectuales y sociales, de estas apuestas de formación profesional son la forma como las universidades buscaron establecer la psicología profesional y las exigencias a las que eran sometidos algunos profesionales de la época.

      Desde el ámbito institucional es relevante la aparición de la formación profesional en la Universidad de Antioquia en el marco de una modernización de la alma mater. Dicha modernización contempló aspectos como la apertura de diversos programas –con un énfasis especial en aquellos de las ciencias sociales y humanas–, y la construcción y adecuación de una ciudadela universitaria. María Teresa Uribe de Hincapié (1998) afirma que el apoyo de fundaciones norteamericanas como la Ford y la Kellogg fueron decisivas para la apertura de un modelo de enseñanza donde predominaban las ciencias sociales y humanas. La ayuda de estas fundaciones, que respondía a la política norteamericana de la Guerra Fría, fue esencial para el establecimiento del Instituto de Estudios Generales, el cual fue la semilla de las carreras socio humanísticas que buscaban permear la formación general de todos los programas universitarios (Aristizábal, 2015).

      Al Instituto de Estudios Generales precisamente se vincularon aquellas personas que más tarde defenderían la implementación de una carrera profesional en psicología. Este esfuerzo no fue más que el resultado de esa visión modernizadora que busca articular la institución universitaria (como elemento fundamental de la ciudad) y su realidad. Diversos estamentos universitarios recibieron asesoría, formación y acompañamiento por parte de las fundaciones estadounidenses y quisieron implementar estas visiones en sus proyectos universitarios (Téllez, 1963).

      Así como el ejemplo de la Universidad de Antioquia muestra que la iniciativa por la apertura de la formación profesional respondió a intereses intelectuales, políticos y económicos mucho más amplios, la empleabilidad de los profesionales en psicología revela que existían para la ciudad ya unas solicitudes expresas desde lo social que antecedieron a la misma formación, como puede verse en documentos de los años 1969, 1970 y 1971 de la Secretaría de Salud y Bienestar Social y de la Alcaldía de Medellín.1

      Los informes y solicitudes de dependencias de esta secretaría, como la División de Bienestar Social y el Departamento de Protección, evidencian la petición de intervención de psicólogos profesionales ante situaciones diversas (Centro de Protección al Menor, 1968). Algunos casos –como los comportamientos violentos y disruptivos de menores que se encontraban en sitios de protección, acompañamiento socio familiar y dificultades diagnósticas de personas atendidas por los centros de la Secretaría– no solo muestran la importancia de la profesión en la ciudad, sino que dan cuenta de una realidad poblacional que venía siendo materia de preocupación e intervención.

      No es materia de esta descripción dimensionar la relación dialógica entre las realidades de una ciudad con un aumento urbanístico y el empeño modernizador de la universidad como institución social. Sin embargo, este ejemplo muestra que la psicología profesional encontró retos diversos en sus inicios, y no fueron exclusivamente disciplinares o meramente intelectuales. La situación universitaria como escenario intelectual reflejaba intereses políticos y económicos diversos, y de igual forma la realidad social evidenciaba manifestaciones de múltiples problemáticas que afectaban la cotidianidad y la respuesta de la sociedad.

      La psicología profesional surge en un momento donde las universidades asumen un papel protagónico como sujetos sociales y la realidad deja de ser un paisaje en el cual acontecen eventos conmemorativos. La aparición en 1972 y 1975 de las primeras apuestas de formación profesional en psicología no es el punto de llegada de estos antecedentes dilucidados; es el inicio de un esfuerzo de articulación disciplinar con unas realidades manifiestas.

      Al considerar las condiciones sociohistóricas en las cuales aparecen las primeras propuestas de formación profesional de la psicología en la ciudad de Medellín, podría pensarse que era el escenario más propicio para que fueran aceptadas y reconocidas. El proceso de la apertura y puesta en marcha de estos programas deja entrever que no bastaba con las contingencias sociales e intelectuales a favor, sino que