¡No valga la redundancia!. Juan Domingo Argüelles

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Название ¡No valga la redundancia!
Автор произведения Juan Domingo Argüelles
Жанр Учебная литература
Серия Studio
Издательство Учебная литература
Год выпуска 0
isbn 9786075572475



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“Película biográfica o biopic es un género cinematográfico que consiste en la dramatización cinematográfica de la biografía de una persona o grupo de personas reales”. Ya sufrimos el exceso del anglicismo como para echar más agua al cántaro: digamos y escribamos, en buen español, “película biográfica”, ¡y mandemos lejos el “biopic”!, y habría que hacer lo mismo con la patochada “biopeli”, que ya se abre paso como adaptación ñoña de biopic.

      Estos disparates son propios del periodismo y, especialmente, del periodismo del ámbito de los espectáculos. En internet leemos acerca del libro:

       “Breve biografía de la vida de Fátima”.

      En buen español, sin redundancia, debe ser

       Breve biografía de Fátima.

       He aquí otros ejemplos de estos disparates, ya sea por redundancia o por torpe anglicismo: “Abelardo, biografía de una vida brillante y atormentada”, “biografía de una vida entre dragones”, “apuntes para la biografía de una vida de hoy”, “breve biografía de una vida a la deriva”, “la biografía de la vida”, “biografía de la vida hogareña de Juan y Carlos Wesley”, “una biografía de la vida cotidiana de la escritora y su época”, “biografía de la vida de Sor Juana”, “biografía de la vida de Ana de San Bartolomé”, “el primer tráiler de la biopic de Tolkien”, “la biopic de Elton John estrenó su tráiler oficial”, “liberan afiche de Stardust, la biopic de David Bowie”, “ahora será Céline Dion la que tenga una biopic”, “los elementos que definen una biopic”, “realizarán una biopic de los Sex Pistols” y, como siempre hay cosas peores, “introducción a la autobiografía de mi vida” y “cómo hacer una autobiografía de mi vida”.

       Google: 9 300 000 resultados de “biografía de la vida”; 1 800 000 de “biografía de una vida”; 152 000 de “la biopic”; 138 000 de “autobiografía de mi vida”; 67 400 de “una biopic”; 610 de “biopeli”.

      33. bofetada, ¿bofetada en el rostro?, ¿bofetada en la cara?, bofetón, ¿bofetón en el rostro?, ¿bofetón en la cara?, cachetada, ¿cachetada en el rostro?, ¿cachetada en la cara?

      Una típica redundancia española, que se ha extendido a varios países de Hispanoamérica, es “bofetada en la cara”, con sus variantes “bofetada en el rostro”, “bofetón en el rostro”, “bofetón en la cara”, “cachetada en el rostro” y “cachetada en la cara”. Esto prueba que son muchas las personas que ignoran dónde tienen las “mejillas”, “cachetes” o “carrillos” y, aún peor, dónde tienen el “rostro”, la “cara”. En el tomo primero del Diccionario de Autoridades (1726), leemos que el sustantivo femenino “bofetada” es “el golpe que se dá en el carrillo con la mano abierta, que aunque duela poco es grande injúria quando la da un hombre à otro. Tomó el nombre del ruido, ò sonido que hace a modo de Bof”. En su última edición (2014), el DRAE afirma que el término tiene origen incierto, pero repite, en su primera acepción, la definición textual de hace ya casi tres siglos: “golpe que se da en el carrillo con la mano abierta”. Ejemplo: Por atrevido recibió una bofetada. De ahí que el sustantivo masculino “bofetón” (aumentativo de “bofetada”) sea una “bofetada dada con fuerza” (DRAE). Ejemplo: Recibió el bofetón que merecía su atrevimiento. En 1726 el Diccionario de Autoridades incluía también el sentido figurado que registra el DRAE, en su tercera acepción, para “bofetada”: “desaire, desprecio u ofensa”. Ejemplo que ya es frase hecha: Le dio una bofetada con guante blanco. Decir y escribir que la “bofetada”, el “bofetón” y la “cachetada” se dan en el rostro o la cara es cometer bruta redundancia, pues si una “nalgada” es un golpe en la nalga o en las nalgas, una “bofetada” o un “bofetón” siempre serán golpes, con mano abierta, en los “carrillos” o “mejillas”, que también se llaman “cachetes”. De ahí el sinónimo “cachetada”. ¿Y en dónde tenemos los “carrillos”, “mejillas” o “cachetes”? ¡En la cara, obviamente! No hay otro lugar, sino el “rostro” o “cara” (“parte anterior de la cabeza humana”) en el que tengamos las “mejillas” o los “cachetes” o “carrillos” (“partes carnosas de la cara, desde los pómulos hasta lo bajo de la quijada”, DRAE), para colocar “bofetadas”, “bofetones” o “cachetadas”. Y, sin embargo, hasta escritores hay que no lo saben; no se diga periodistas y otros profesionales cuya materia prima es el idioma. Las expresiones “bofetada en la mejilla”, “bofetón en la mejilla” y “cachetada en la mejilla” son también expresiones redundantes en tanto no posean un complemento de precisión. Por ejemplo, es redundancia decir, simplemente, Le dio una bofetada en la mejilla, pero no lo es si se precisa o acota: Le dio una bofetada en la mejilla izquierda o Le dio un bofetón en la mejilla derecha.

      En 2017 las agencias noticiosas distribuyeron la siguiente información:

       “La ONU consideró el indulto a Fujimori como una bofetada en la cara de las víctimas”.

      Lo correcto es simplísimo:

       La ONU consideró el indulto a Fujimori como una bofetada a las víctimas.

       He aquí unos poquísimos ejemplos de estas redundancias brutas, reproducidos de internet y de publicaciones impresas: “Una bofetada en la cara del espectador”, “una bofetada en la cara para las familias mexicanas”, “nunca se da una bofetada en la cara”, “recibe una fuerte bofetada en la cara”, “esto es como una cachetada en la cara”, “esta pandemia ha sido una cachetada en la cara para todos”, “fue una bofetada en el rostro para los africanos”, “una bofetada en el rostro de los veracruzanos”, “cambio bofetadas en la cara por palmaditas en la espalda”, “recibí patadas y cachetadas en la cara”, “la religión islámica prohíbe las bofetadas en el rostro”, “a veces creo que doy un bofetón en la cara con mi obra” (dicho, orondamente, por un artista español), “un bofetón en el rostro del pueblo ecuatoriano”, “le propina severa cachetada en el rostro”, “dos hombres se dan cachetadas en el rostro” (¡ni modo que en las nalgas!), “le asestó dos bofetones en la cara” y, como siempre hay algo peor, “me dio una bofetada en la cara con su pene: Anelka”. No; en realidad lo que el futbolista Vieira le dio a su compañero de equipo Anelka (ambos jugaban en el Arsenal de la Liga Inglesa) fue, literalmente, un “vergazo” en la cara, no una “bofetada”; experiencia (la del “vergazo”, ya que no “penazo”) que Anelka describe incluso a detalle: “era como ser golpeado por un salmón curado húmedo”. ¿Bofetada? No. Únicamente si a ese “salmón curado” se le pudiera llamar “bofe”.

       Google: 134 000 resultados de “bofetada en la cara”; 49 300 de “cachetada en la cara”; 49 200 de “bofetada en el rostro”; 42 000 de “bofetadas en la cara”; 31 600 de “cachetadas en la cara”; 15 600 de “bofetadas en el rostro”; 14 400 de “bofetón en la cara”; 10 700 de “bofetón en el rostro”; 8 150 de “cachetada en el rostro”; 4 700 de “cachetadas en el rostro”; 3 160 de “bofetones en la cara”.

      34. borrar, ¿borrar la sonrisa de los labios?, cara, labios, perder, ¿perder la sonrisa de la cara?

      Podemos darnos una idea aproximada de qué tan malo es un escritor a partir de los tópicos, lugares comunes y frases hechas que utiliza en su