Название | Con fin a dos |
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Автор произведения | Fernando García Pañeda |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788468548548 |
—Vamos a ver, Christiana. El…
—¿Cómo? Repite el nombre —me pidió con los ojos muy abiertos.
—Christiana.
—Me gusta como suena. Casi nadie me llama por mi nombre completo, sólo mamá y eso cuando se enfada. Se me hace tan raro escucharlo de ti… ¡Qué! No irás a decir que se me está yendo la cabeza con ese tipo.
—Me adivinas el pensamiento.
—¿Me quieres explicar qué hace una persona tan rara acarreando… todas esas cosas a las tantas?
—No, porque la pregunta es otra. ¿Qué hace una persona como tú espiando lo que hace otro vecino a las tantas?
—A ti no te parece raro —dijo con los brazos en jarras y el ceño fruncido.
—Todos hacemos cosas raras para los demás, y no por ello somos asesinos en serie.
—Bien. ¿Y eso otro que me dijiste? Lo pensé mientras bajaba por las escaleras, y es verdad. ¿Qué pasa con su mujer? Ha desaparecido —argumentaba abriendo las palmas de las manos.
—Se tomará al pie de la letra lo de quédate en casa.
—Parece mentira —se exasperaba—. Eres como ese capitán… el que embarcaba a la gente y se quedaba en tierra.
—El capitán Araña.
—Eso. Un cobarde. Fuiste tú quien le pintó como un pervertido y un psicópata, y ahora dices que es normal.
—Yo no dije nada de eso. Sólo me burlé de su aspecto, mea culpa. Además, insisto, acarrear esos… bultos homéricos a su trastero, o a su coche, no me parece que esté recogido en el código penal. De momento.
—¿Y qué llevaba ahí?
—¿A su mujer descuartizada, por ejemplo?
Después de soltar la broma no pude contener la risa. Fue una risa angustiada, porque temía el efecto negativo en extremo que podría tener en una mujer como ella. Probablemente una retahíla de insultos, un portazo y una retirada del saludo in aeternum.
Pero no. Nunca te puedes anticipar ni prever las reacciones de una mujer que combina las emociones con la lucidez en fuertes dosis (en los hombres eso nunca sucede). Mi ataque de risa fue a más, y ella se contagió por entero.
Ahí estuvimos un buen rato. Disfrutando de la vida.
—Bultos homéricos… —dijo aún con hilaridad y secándose una lágrima— ¿Quién habla así?
—Yo.
—Así es, sólo tú. No he conocido a nadie más.
—Qué le vamos a hacer. Cada cual carga con los genes que le ha tocado en suerte.
—Pero no creas que me has convencido. Mi intuición me dice que ahí pasa algo raro. Y me gustaría que me ayudaras a averiguarlo.
—Si lo dice tu intuición, no hay más que hablar.
—Otra vez te estás burlando de mí.
—En absoluto. No lo he hecho en ningún momento. Ni se me ocurriría siquiera. —Los motivos, eso era cosa mía.
—¿Entonces le vas a dar una oportunidad a mi intuición?
—Una no. Una centena.
—¡Qué raro eres! Te has ganado un almuerzo de chuparte los dedos.
¿Ha venido a contarme su paranoia vecinal o a invitarme a almorzar? Qué más te da. Tienes una suerte que no te mereces, así que sin tonterías.
—Ya sabes que no tengo vino, al menos hasta que tenga la oportunidad de comprar algo. ¿Llevo yo la ensalada, entonces? —lancé la caña para ver si captaba mi humor absurdo.
Después de una mirada estupefacta se echó a reír. Bien. Nos vamos entendiendo.
* * *
Las conversaciones se encadenaban y prolongaban a placer, saltando de un tema a otro, con una franca sencillez que se autoalimentaba a medida que pasaba el tiempo.
(…)
Creo que no somos conscientes del alcance, las consecuencias, los cambios que esta situación va a producir. La incertidumbre es lo peor de la crisis que se avecina.
Tienen razón los que dicen que ya nada volverá a ser lo mismo. La gente está deseando regresar a su vida normal, a sus rutinas, a sus pequeños placeres, pero ¿serán lo que eran? Creo que puede producirse una frustración en masa tremenda.
¿Pero no es, quizá, una oportunidad para disfrutar como nunca de esas cosas tan sencillas a las que no dábamos tanta importancia? Pasear, tomar un café con las amigas, ir de tiendas, hojear en las librerías… qué sé yo.
Lo que nos parecía normal dejará de ser normal. Para mal y para bien.
Eso si es que salimos de ésta.
¿Cómo que si salimos de esta? Claro que vamos a salir. Por mis… narices que sí. Más vivos y con más fuerza que nunca.
Ojalá.
¿Tendrás problemas para volver al trabajo?
Ninguno. Fíjate si soy imprescindible que tengo que estar conectado varias horas al día, y localizable de forma permanente. ¿Y tú? Ya sé que te lo pregunté, pero…
Espero que sí, pero nunca se sabe. Depende de cómo lo encajen y de la consideración que me tengan.
¿Influye el que seas, ya me entiendes, de fuera? No tendría por qué, pero
Hay sectores en los que eso tiene su peso. Por demagogia y por estupideces políticas. Pero en mi caso no tiene especial importancia.
¿Tú, en concreto, cómo lo llevas?
Yo no he tenido problemas. Por suerte, somos una familia acomodada y mi madre y yo tenemos incluso doble nacionalidad. Mis padres salieron de Portugal cuando yo tenía unos pocos meses de vida, y aunque estuvimos unos cuantos años en Francia, una oportunidad de negocio nos trajo a España justo en el primer año del siglo.
No hace falta que lo jures. Aunque mantienes ese ligerísimo acento tan suave, hablas castellano mucho mejor que cualquiera, que yo mismo.
Imposible. No hay quien supere esa labia que tienes.
No, tú hablas con naturalidad, y a mí se me nota que soy demasiado melindre y esnob. Pero es lo que hay. Pero no estábamos hablando de mí. ¿Os quedasteis aquí porque os gustaba o porque no había otra opción?
Yo me siento a gusto en cualquier lugar donde me acojan sin mirar el pasaporte o el lugar de nacimiento. Aunque, la verdad, al final no somos ni de un sitio ni de otro; aquí somos las extranjeras y allí somos las evadidas. Pero no debo quejarme, porque hay mucha gente que lo ha pasado mal de verdad.
Lo peor es la mala fama.
Justificada y no. Me hace mucha gracia que la gente común, tan aficionada a los tópicos y refranes, sabe que en todas partes cuecen habas. Pero a la hora de la verdad parece que sólo en las de los demás, no en la mía.
Precisamente esta pandemia debería ayudar a comprendernos más. Está claro que hoy en día no se puede vivir a espaldas de los vecinos, de los demás países. Estamos tan interrelacionados que todo nos