El deseo prohibido de Doug. Darlis Stefany

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Название El deseo prohibido de Doug
Автор произведения Darlis Stefany
Жанр Языкознание
Серия BG.5
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788416942947



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digo para que solo ella me escuche—, y casualmente Ashton también, debes contarme luego.

      —Lo haré, lo haré.

      —Soplas las maravillosas velas —grita Andrew bastante hiperactivo.

      —Pásale la lengua al pastel, pásale la lengua —le sigue Doug.

      —Gracias jodidamente por venir a la puta fiesta… Karaoke y… Oh, bueno, gracias a mis… No espera, gracias a Harry…, por… Oh bueno, gracias a todos los jodidos que… Mierda, ya va…

      No puedo parar de reír, Dexter ni siquiera sabe qué decir, eructa y comienza a reír, y el que él ría hace que Doug ría. Lucen tan ridículos.

      —Oh, mierda, alguien vomitó en la alfombra de Hannah —grita Ethan señalando a algún amigo de Dexter.

      —Mamá va a matar a Dexter —alcanzo a decir y parece que Dexter va a llorar.

      —¡Cabrón! Me has… Me has metido en un lío con… ¡Mi madre!

      Harry ríe y deja de grabar antes de dirigirse a Andrew y tomarlo del brazo, parece que este le murmura algo.

      —Sí, Andrew, te llevaré a comer a pizza extra de queso, por supuesto —asegura mi hermano mayor guiándolo hacia las escaleras, seguramente para acostarlo.

      Dexter no puede decir que no tuvo un buen cumpleaños.

      • • •

      19 de octubre, 2012.

      —Oye, tengo algo que quiero regalarte —dice Kaethennis saliendo de la habitación donde acaba de dejar a Halle durmiendo.

      —¿Qué puede ser? ¡Me encantan los regalos! —digo con una gran sonrisa. Grace que se encuentra en la laptop de Kae revisando lugares para la editorial nueva.

      —A mí también me gustan los regalos —me dice, guiñándome un ojo.

      —Ya va, déjame y voy por ellos —dice Kaethennis caminando hacia su habitación.

      —Ella debe ser la madre más fabulosa de todos los tiempos —bromea Grace antes de beber de su té—, y me parece que será una espléndida jefa conmigo.

      —Suerte la tuya, mi jefa es un ogro vestido de marca.

      —¿Tanto así? —pregunta Grace divertida.

      —Fíjate que se acuesta con sus empleados y la mayoría son hombres.

      —Estas en presencia de un puma —y para corroborar sus palabras hace con sus manos unas garras y una mueca graciosa con sus labios que acaba haciéndome reír.

      —Lo mismo dijo Doug.

      —¿Con qué Doug? —dice Kae con una sonrisa llena de picardía tendiéndome al menos cinco libros.

      —Solo digo que él dijo algo parecido —digo riendo y viendo los libros.

      —Dos son de los últimos que edité en Liverpool, son realmente buenos y estoy segura que te gustaran —sostiene—, otro fue el último que trabajé aquí en Londres y este de aquí, lo escribí desde los siete meses que estuve de Halle.

      —Vale, vale —reacciono entusiasmada, me gusta leer.

      —Eso sí, todos ellos en algún momento puede que se vuelvan subiditos de tono —me da otra sonrisa pícara—, este de acá es bastante erótico, los demás tienen lo idóneo para no parecer vulgares, ya que te gusta leer, pensé que te gustaría tenerlos.

      —Pero son muy buenos, especialmente el que escribió Kae —asegura Grace, luego abanica su rostro—, aunque en cierto punto de la trama te subirá la temperatura cuando comience a ponerse caliente.

      —De hecho, quiero publicarlo cuando tenga todo lo de la editorial establecido, pero además de tener la opinión de Grace, me gustaría tener la tuya.

      —Claro, este libro me lo devoro en unos pocos días, quizás hasta en un día —aseguro.

      —Estaré esperando tu opinión —asegura acercándose a Grace—. ¿Qué te parecen mis opciones?

      —Me parece que esté ubicado cerca de Hyde Park es realmente buen local, pero también me gustan estos dos —responde.

      Ellas comienzan a hablar mientras guardo los libros en mi mochila, Kaethennis me llama.

      —¿Lista para comenzar a mudarte mañana?

      —Muy lista —respondo con una gran sonrisa.

      • • •

      20 de octubre, 2012.

      —¡Papá, cuidado! —digo, mientras lo observo cargar un gran televisor plasma. Mamá evalúa todo alrededor.

      —¿Segura que no quieres esperar que compremos una cama para ti? ¿Pueden apañárselas con una sola cama? —pregunta mamá llena de preocupación.

      —Sí, mamá, la nueva cama llega en cuatro días —aseguro, evito torcer los ojos porque entiendo que a mi madre le está costando dejarme ir de la manera en la que lo hizo con mis hermanos.

      —Estaremos bien —asegura Katherine desde el sofá, ella ya pasó por esto horas antes con sus hermanos y Bridget.

      Es una suerte que mis hermanos estén justo ahora en un programa televisivo en vivo, de lo contrario harían todo un espectáculo acerca de mí esperando a que la cama sea trasladada y las paredes pintadas.

      —Está bien, Hannah, Hilary y Katherine estarán bien —dice papá besando su mejilla de manera cariñosa—, de lo contrario ellas acudirán a nosotros… ¿Cierto?

      —No lo dude, señor Jefferson —dice Katherine aceptando el abrazo que papá le da.

      —Puedes decirme Carter.

      —Oh, no, no, suena extraño —asegura riendo—. Señor Carter.

      —De acuerdo.

      —Cuídense, niñas —pide mamá abrazando a Katherine antes de abrazarme a mí—, me mantienes al tanto Hilary, por favor.

      —De acuerdo, mamá.

      Papá me estrecha entre sus brazos y besa mi frente con cariño.

      —Felicidades por este paso en tu vida, cariño —murmura contra mi frente—, creo en ti.

      —Y yo creo en ti —respondo de la manera en la que los hemos hecho desde que tengo uso de razón.

      Recibo un abrazo nuevamente de mamá antes de verla salir. Me volteo hacia Katherine, quien me brinda una bonita sonrisa.

      —¿Finalmente?

      —Finalmente nuestro propio piso —digo entusiasmada.

      Ambas sabemos que nos falta mucho por trasladar, pero ya hemos dado el primer paso que es lo importante.

      Aunque solo traje poca ropa, falta un microondas, artículos de cocina, alfombras y mi cama, estoy fuera de la casa donde crecí. Estoy en mi propio piso y eso se siente como un gran paso.

      —Tu pijama me da risa —comenta Katherine una vez termina de tejer una trenza en mi cabello—, ositos.

      —Para que lo sepas me la regaló papá hace tres años, y me encanta, es muy cómoda. Pero también tengo otros tipos de pijamas.

      —Claro —dice estirando sus piernas y acostándose mientras juega con el celular en sus manos—, voy a contarte sobre Ashton.

      —Oh, bueno, esto se pone interesante —me acuesto de igual forma mientras respondo rápidamente un mensaje a Jane y Frank.

      Espero pacientemente a que ella hable. En un principio está diciéndome lo mismo que Doug ya me dijo, pero me encargo de fingir sorpresa y curiosidad.

      Desde el momento que Katherine y Ashton terminaron he sabido que ellos tenían que resolver su problema. Todo fue una equivocación.