El deseo prohibido de Doug. Darlis Stefany

Читать онлайн.
Название El deseo prohibido de Doug
Автор произведения Darlis Stefany
Жанр Языкознание
Серия BG.5
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788416942947



Скачать книгу

amo las barras de chocolate!

      —Ya veo… —me dice llevando unas gomitas a su boca—, tu hermano Dexter me saludó y me dio un CD autografiado… Lo venderé por Amazon —abro mis ojos con incredulidad—, solo bromeaba.

      —Más te vale o te quito el CD —amenazo haciéndolo reír—, lamento haberlos dejado solos.

      —No te preocupes, conocimos a Ed Sheeran —dice Jane con una gran sonrisa—, es tan hermoso.

      —¿Lograron que le firmara algo? —pregunto con simpatía.

      —¡No! No me traje nada, no vine en plan siendo una loca fan, vine en plan de ser sofisticada —musita Jane con una mueca y no evito reír.

      —¿Quieres que consiga papel y bolígrafo para que obtengas autógrafos? Mamá siempre tiene una gran agenda que no usa en su bolso.

      —Si haces eso, yo te amaré —me asegura Jane—, más de lo que ya lo hago.

      —¡Mujeres! —exclama Frank rodando los ojos —te acompaño a buscar a tu madre.

      Comienzo a caminar seguida de Frank mientras dejamos a Jane a nuestra espera. Cuando doy con mamá esta me hace buscar a papá para que me entregue las llaves del auto donde dejó mamá el bolso.

      No entiendo para que trajo un bolso si no va a cargarlo encima. Ruedo mis ojos.

      —Es extraño estar rodeado de personas tan reconocidas. ¿Cómo no te cohíbes? —me dice Frank mientras abandonamos el lugar.

      —Llevo siete años en esto, es parte de mi vida —respondo y me sorprendo al encontrar en uno de los costados de la cera a Doug hablándole a un Ethan que fuma y parece frustrado.

      —Sí, supongo que es eso —le escucho decir a Frank.

      —Debes calmarte, Ethan, respira —escucho decir a Doug mientras bajamos las escaleras acercándonos—, no dejes que tu madre te saque de tus casillas.

      —¿Y si tiene razón? ¿Y si realmente debo ir? —se cuestiona Ethan.

      —Si ese es el caso, mañana es otro día y… —Doug se detiene al notarme cerca junto a Frank, frunce momentáneamente el ceño viéndonos alternativamente—. ¿Te vas princesa?

      —No, solo voy por algo al auto.

      —Vale, estaré viendo desde acá que no te ocurra nada.

      —Para eso estoy acompañándola —dice Frank con tranquilidad, mirando distraídamente hacia el estacionamiento. Doug enarca ambas cejas pero no dice nada mientras asiente con la cabeza.

      Ethan me observa mientras da una calada larga a su cigarrillo y pasa una mano por su cabello, creo que están esperando que sigamos para retomar su charla, quizás no es por mí, es más acerca de Frank escuchando algo que es tan privado para Ethan.

      Camino hasta donde papá estacionó el auto y abro mientras Frank habla.

      —Realmente te vez hermosa hoy, Hilary.

      —Gracias, Frank —respondo buscando y encontrando el bolso en el interior del auto, le doy una sonrisa mientras hurgo el bolso de mi madre—. ¿Te la estás pasando bien?

      —Realmente me la pasaría mejor si te quedaras a mi lado.

      Bueno, esto comenzará a ponerse incómodo. Quiero a Frank y sus intenciones son tan buenas que por un momento me planteo la idea de solo seguir, pero es mi amigo y eso es tan poco justo, no me gusta de ese modo.

      Solo que es difícil rechazarlo directamente.

      —¿Qué tal si bailamos una canción? —digo al tiempo que encuentro una pequeña libreta nueva sin usar, Hannah es el vivo ejemplo de una mujer llevando mil cosas en su bolso.

      —Yo no sé bailar, Hilary.

      —¿Cómo qué no sabes? —pregunto, poniendo el bolso en su lugar y cerrando la puerta de auto—. ¿Ni un poco?

      —Nada de nada.

      —¿Quieres que te enseñe?

      —¿En clases privadas? —pregunta con evidente entusiasmo aderezado de con una media sonrisa ladeada. No controlo la risa.

      —No, ahora…, en la pista de baile.

      —No pienso humillarme de esa manera —dice. fingiendo estar ofendido—, no, de verdad no acepto tu oferta, pero gracias, eres muy dulce.

      Uno de sus dedos atrapa un mechón de mi cabello, veo detrás de él como Ethan y Doug nos observan, no nos quitan la mirada. Ethan ha dejado de fumar pero no luce ni un poco tranquilo.

      —Será mejor que volvamos, Jane está esperando por esta libreta para sus autógrafos.

      —Cierto, volvamos.

      Bajo la atenta mirada de Ethan y Doug subimos las escaleras. No puedo evitar darme la vuelta para encontrarme con ambos observándonos.

      —¿Qué? ¿Tengo algo?

      —Hasta lo que veo, lo único que tienes son unas bellas y largas piernas que estoy disfrutando ver, princesa Jefferson —murmura Doug con una sonrisa—, otras de tus cualidades físicas.

      Escucho a Ethan reír mientras le da un golpe en la parte baja de la nuca a Doug, ruedo mis ojos mientras sigo subiendo las escaleras, ahora siendo consciente de qué parte de mi cuerpo está observando Doug.

      • • •

      Estoy sentada en las escaleras, jugando con mi vaso vacío de coctel. No puedo creer que papá y mamá se fueran sin mí, bueno, tiene sentido teniendo en cuenta de que ya no vivo con ellos, pero pudieron haber dejado algo más que un recado con Keith.

      Hasta se llevaron a mis amigos para dejarlos en su residencia estudiantil y en el caso de Frank en su apartamento. Tan geniales y especiales mis padres.

      Tampoco haré un drama, estoy segura que Dexter podrá llevarme si se lo pido, pero él parece entusiasmado con una fotógrafa, su ligue de hoy y él ha estado tan tranquilo desde el problema de Lissie que no quiero fastidiarlo.

      Harry y Kae se fueron hace mucho tiempo por no confiar en la niñera. Creo que hago un puchero tonto mientras resoplo.

      —¿Qué sucede? —pregunta la voz de Doug, alzo mi rostro y está de pie con las manos metidas en los bolsillos traseros de su pantalón.

      —Me han abandonado —miro el reloj—, son las doce, medianoche, me han dejado como a la Cenicienta.

      —Cenicienta era rubia —señala, pasando sobre mí y sentándose un escalón arriba del mío.

      —Eso no importa, son detalles técnicos el que ella fuera rubia.

      —¿Tu amigo que habla mucho también te ha dejado?

      —Mamá y papá lo han llevado a la residencia junto con Jane —respondo, encogiéndome de hombros.

      —Bueno, siempre habrá una razón para amar más a Hannah —él extiende sus piernas, da la impresión de que estoy entre ellas, bueno, realmente estoy entre ellas, aun cuando mis rodillas están flexionadas hacia un lado.

      —Sí, pues ahora no sé ni siquiera dónde está Katherine… Me dejé la llaves en el apartamento y ella no sé dónde está, seguro perdida con Ashton.

      —Oh, princesa, tantas cosas sucediéndote —se burla, inclinándose hacia mí—, traje auto, puedo llevarte.

      —¿Qué pasa con Milla?

      —¿Cómo que qué pasa con Milla?

      —¿Quién la llevará entonces a ella?

      Por un momento parece desconcertado, incluso frunce el ceño, para luego rodar sus ojos e inclinarse un poco más.

      —Te lo he dicho ya, no estamos saliendo, viéndonos o follando. Ocurrió hace mucho, no sé quién le dio invitación, no me interesa