Название | El ministerio de las publicaciones |
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Автор произведения | Elena G. de White |
Жанр | Религиозные тексты |
Серия | Biblioteca del hogar cristiano |
Издательство | Религиозные тексты |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877981087 |
Hermanos, tienen que elevarse más alto en su servicio. La casa editora no debe considerarse un negocio común. Todos los que reconocen a Dios en sus canales designados, que actúan como fieles mayordomos en cualquier lugar donde puedan servir a Dios, serán honrados por él...
¿Obedecerán estas cosas todos los que trabajan en nuestras instituciones? El Señor no ve en la forma como el hombre ve. Mira debajo de la superficie. Mira la mente, en la que se originan todas nuestras acciones. Él nota especialmente todo lo que glorifica su nombre ante la gente (Carta 27, 1896).
La imprenta, medio poderoso para difundir la luz.–La prensa es un poderoso medio para mover los entendimientos y el corazón. Los hombres mundanos se valen de la prensa para aprovechar toda ocasión de difundir entre el público literatura ponzoñosa. Si quienes están impulsados por el espíritu del mundo y de Satanás se esfuerzan con ahínco para propagar libros, folletos y periódicos de índole corruptora, ustedes deben ser aún más tenaces en ofrecer a las gentes lecturas de carácter enaltecedor y salvador.
Dios ha otorgado a su pueblo valiosas ventajas en la prensa, la que, combinada con otros agentes, difundirá con éxito el conocimiento de la verdad. Folletos, periódicos y libros, según la ocasión lo requiera, deben distribuirse por todas las ciudades y aldeas de la tierra. Aquí hay obra misionera para todos.
Debe prepararse, en esa rama de la obra, a hombres que sean misioneros y distribuyan publicaciones. Han de ser hombres de aspecto simpático y trato afable, que no inspiren repugnancia ni den motivo para que los rechacen. Es una obra que, cuando es necesario, exige todo el tiempo y las energías de quienes se dediquen a ella. Dios ha confiado gran luz a sus hijos, no para ellos solos, sino para que sus rayos iluminen a los que están sumergidos en las tinieblas del error.
Como pueblo no están haciendo ni la vigésima parte de lo que se podría hacer en la propagación del conocimiento de la verdad. Se puede lograr muchísimo más por medio del predicador vivo acompañado de periódicos y folletos, que por la predicación de la sola palabra sin publicaciones impresas. La prensa es un eficacísimo instrumento que Dios ha ordenado que se lo combine con las energías de la palabra viva, con el fin de predicar la verdad a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Hay muchos con quienes sólo es posible ponerse en comunicación por medio de la prensa. (NB 240, 241).
La página impresa y la palabra hablada.–La verdad debe ser publicada en forma mucho más extensa de lo que lo ha sido hasta ahora. Debe ser definida en rasgos claros y precisos delante de la gente. Debe ser proclamada con argumentos breves pero concluyentes, y deben hacerse planes para que cada reunión en que la verdad ha sido presentada a la gente, sea seguida por la distribución de folletos. Hoy por hoy puede verse la necesidad de regalarlos, pero serán un poder para el bien, y nada se perderá.
Los discursos dados en el púlpito serán mucho más eficaces si se hace circular material impreso para educar a los oyentes en las doctrinas de la Biblia. Dios hará que muchos estén dispuestos a leer, pero habrá muchos también que se rehusarán a ver u oír algo sobre la verdad presente. Pero no debemos ni aun pensar que estos casos están fuera de toda esperanza, pues Cristo está atrayendo a muchas personas hacia sí... Deben avanzar con sus manos llenas con la debida clase de material de lectura y el corazón lleno del amor de Dios (Ev 120, 121).
La palabra predicada sola es casi infructífera.–En la reunión celebrada en Roma, Nueva York, el domingo 12 de septiembre de 1874, varios predicadores dirigieron la palabra a numerosos y atentos auditores. A la noche siguiente soñé que un joven de noble aspecto entraba en el aposento en donde yo me hallaba inmediatamente después de pronunciar mi discurso. El joven me dijo:
“Has llamado la atención de las gentes a importantes asuntos, que para muchos son nuevos y curiosos. A algunos de los oyentes les han interesado muchísimo. Los obreros han hecho en palabra y doctrina cuanto han podido para exponer la verdad; pero si no aumentan los esfuerzos para fijar en las mentes las impresiones recibidas, obtendrán escaso fruto de la labor. Satanás tiene listos muchos atractivos para cautivar las mentes; y los cuidados de esta vida y la falacia de las riquezas concurren para ahogar la semilla de la verdad sembrada en el corazón.
“En todo esfuerzo similar al que están haciendo ahora, se obtendrían resultados mucho más eficaces si dispusieran de páginas impresas apropiadas listas para la circulación y la lectura. Repártanse gratuitamente, a los que quieran aceptarlos, folletos que traten de puntos importantes de la verdad relacionada con los tiempos actuales. Sembrarán junto a todas las aguas...
Donde el trabajo y los recursos producen los mejores resultados.–“Aquí tenemos verdadera obra misionera en qué invertir trabajo y recursos con los mejores resultados. Ha habido demasiado temor de correr riesgo, de moverse sólo por fe y de sembrar junto a todas las aguas. Se han presentado ocasiones que no se han aprovechado para obtener los máximos resultados. Los hermanos han tenido demasiado temor de aventurarse. La verdadera fe no es presunción, pero se arriesga mucho. Es preciso que en las publicaciones se exponga sin tardanza la luz preciosa y la verdad poderosa” (NB 241).
La imprenta y oportunidades sin precedentes.–En estos días de viajes, las oportunidades de relacionarse con los hombres y mujeres de todas las clases y de muchas nacionalidades son mucho mayores que en los días de Israel. Las redes de tránsito se han multiplicado por millares. Dios ha preparado maravillosamente el camino. Los recursos de la prensa, con sus múltiples facilidades, están a nuestras órdenes. La Biblia y las publicaciones