Alto en el cielo. Juan Pablo Bertazza

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Название Alto en el cielo
Автор произведения Juan Pablo Bertazza
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9789878388625



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Bertazza, Juan PabloAlto en el cielo / Juan Pablo Bertazza. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora, 2021.Libro digital, EPUBArchivo Digital: descargaISBN 978-987-8388-62-51. Literatura Argentina. 2. Narrativa Argentina. I. Título.CDD 863

      la lengua / novela

      Editor: Fabián Lebenglik

      Maqueta original: Eduardo Stupía

      Diseño: Gabriela Di Giuseppe

      Producción: Mariano García

      1ª edición en Argentina

      © Juan Pablo Bertazza, 2021

      © Adriana Hidalgo editora S.A., 2021

       www.adrianahidalgo.com

      ISBN: 978-987-8388-62-5

      Queda hecho el depósito que indica la ley 11.723

      Prohibida la reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial. Todos los derechos reservados.

      Disponible en papel

      Índice

       Portadilla

       Legales

       Seis

       I

       II

       III

       IV

       V

       Cinco

       I

       II

       III

       IV

       V

       Cuatro

       I

       II

       III

       IV

       V

       VI

       Tres

       I

       II

       III

       IV

       V

       VI

       Dos

       I

       II

       III

       IV

       V

       Uno

       I

       II

       III

       IV

       Muchísimas gracias

       Acerca de este libro

       Acerca del autor

       Otros títulos

      Para Mejunje y Florencio II

      Ser argentino no es nada del otro mundo,

      le puede pasar a cualquiera.

      Rodolfo Braceli, Células de identidad

      Se lo relega al ámbito de la leyenda hasta que algún hecho,

      de repente, lo resucita.

      Gustav Meyrink, El Golem

      Juraría que no sé bien lo que quiero.

      Natalia Oreiro, Cambio dolor

      En pleno despegue, al ver los puentes sobre el río Moldava, Katka se dio cuenta de que se había olvidado el rito. Cada vez que debía enfrentar un cambio le gustaba atravesar el Puente de las Legiones para exorcizar cualquier miedo. Recorrerlo de punta a punta y tratando de pensar muy bien en lo que estaba por venir era para ella la mejor forma de combatir la ansiedad. Lo había hecho por primera vez con su padre, a los once años, al tener que ir a un nuevo colegio. Y haberlo olvidado ahora que el cambio implicaba no sólo mudarse de país sino también de hemisferio le provocó una mezcla de bronca y amargura, aun cuando no se consideraba una persona supersticiosa.

      Lo peor era que lo había tenido en cuenta: estaba entre las tareas pendientes anotadas en un cuaderno diez días antes del viaje pero, con tanto para hacer, se le había pasado.

      Como se lo distinguía perfectamente bien desde esa ubicación, además de conocerlo en detalle, trató de verse a sí misma, desde las alturas, atravesándolo. Pero apenas lo intentó, giraron en diagonal, el puente quedó totalmente tapado por una de las alas y el avión ingresó en una nube densa y profunda que sacudió la estabilidad.

      Los pasajeros más fastidiosos, esos que en pleno vuelo se ponen de pie para buscar algo en sus bolsos o recorren sin ningún propósito los pasillos, empezaban a quedarse sentados.

      El avión siguió su ascenso, dejó abajo la nube y miró de frente al sol que comenzaba a despedir el verdadero color del atardecer.

      Era la primera vez que se olvidaba de hacer el rito ante un cambio fuerte y era la primera vez que Katka dejaba Praga sin saber cuándo iba a volver. De repente, la misión le pareció ridícula, como si desde el aire pudiera ver todo mejor. Para tranquilizarse recordó que había aceptado el viaje también por un impulso cada vez más intenso, algo entre la necesidad de alejarse y el deseo de descubrir qué hay más allá.

      Con la mirada extraviada, y sin poder mirar el puente, se distrajo tocando la pantalla de su asiento, que se dividió entre títulos de películas casi nuevas, canciones con las que regresaban artistas olvidados y un menú de juegos que iba desde el clásico buscaminas hasta un test de cultura general que, en la pantalla de presentación, preguntaba quién había sido el primero en clasificar como elementos fundamentales el agua, el aire, la tierra y el fuego.

      Luego de identificar la respuesta correcta entre otras dos opciones bastante ridículas, Katka recordó que, aunque algunas veces se había hecho esa pregunta, nunca lograba elegir con certeza cuál era su elemento preferido. Cambiaba de acuerdo a las circunstancias. El aire, en todo caso, le resultaba tentador. Quizás por ser el elemento más inhabitable: bajo el agua es posible permanecer algún tiempo, en la tierra ni hablar y el fuego permite cierta cercanía, a tal punto que es posible tocarlo un instante sin quemarse, como si su poder destructivo dependiera más de la duración