El comportamiento administrativo. Herbert Alexander Simon

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Название El comportamiento administrativo
Автор произведения Herbert Alexander Simon
Жанр Зарубежная деловая литература
Серия
Издательство Зарубежная деловая литература
Год выпуска 0
isbn 9789870125235



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del setenta, predijo una serie de tendencias (Simon, 1970.d) y publicó un artículo acerca del almacenamiento y recuperación de información como un problema en el diseño de organización. Observó: “He intentado, en estas páginas, ilustrar cómo puede uno pensar acerca de organizaciones en términos de sistema de procesamiento de información y acerca de sistemas de procesamiento de información en términos organizacionales. Los sistemas de procesamiento en organizaciones parece mejor representarlos como un problema de asignación de recursos, en el cual el recurso escaso es procesar la capacidad que debe ser asignada entre la adquisición de información, su ajuste, inferencia, solución del problema, indexación, recuperación y aplicación de tareas” (Simon, 1970.c). En 1971, dictó una conferencia con la participación de Karl Deutsch y Martin Shubik, en la que puso de manifiesto los nuevos vocablos para el nuevo mundo y los viejos vocablos con nuevos significados y lo que ello representa para el diseño de organizaciones. Indicó en su disertación: “Intento usar vocablos familiares, tales como ‘información’; ‘pensamiento’ y ‘organización’, pero no con el significado que la cultura común les ha asociado por siglos. Durante los últimos veinticinco años estas palabras han comenzado a adquirir, cada vez más, un nuevo, preciso y cuantitativo significado. Las palabras asociadas con la generación y transformación de información están hoy sufriendo un cambio de significado tan drástico como el experimentado por las palabras asociadas con la generación y transformación de energía en los siglos XVIII y XIX” (Simon, 1971.b). En oportunidad de las conversaciones que tuve con Simon en octubre de 1999 (Basualdo, 2002), me comentó que (en 1973) había escrito un artículo (que nunca publicó) en el cual quiso proponer un diseño para el “alcance del control del Presidente de los Estados Unidos (a la sazón, Richard Nixon) al comentarle yo que había realizado una contribución académica después de la reforma de la Constitución de nuestro país en 1994 (Basualdo, 1995), proponiendo una determinada organización para los poderes del Estado. Después de buscarlo azarosamente, encontré ese artículo. Simon desarrolló en esa oportunidad el proceso de diseño, niveles superfluos, el alcance del control del Presidente de los Estados Unidos, las nuevas herramientas de decisión. En esa oportunidad, aseveró: “El proceso de diseño de estructuras complejas (edificio de oficinas, barcos, computadoras u organizaciones) es un ejercicio de compromiso entre una multitud de criterios de diseño. No es un tema trivial seleccionar alguna medida simple de efectividad y luego buscar maximizar esa medida. Los buques no son diseñados para maximizar la velocidad ignorando el costo del combustible y la capacidad de carga. Diseñar requiere equilibrar todo un conjunto de demandas sobre recursos escasos, asignando los recursos sensatamente entre esas demandas, nunca supeditando uno completamente a expensas de los otros. Porque moderación y equilibrio, y no maximización, son las claves del diseño y es dificultoso o imposible formular repentinamente principios independientes que deben ser aplicados en forma literal” (Simon, 1973.j). En relación con el alcance del control, especificó que hubo por lo menos dos desarrollos desencadenados que provocaron las nuevas perspectivas: “El primero de esos desarrollos deriva de las pruebas de investigaciones empíricas que muestran que la configuración de una organización es determinada en su mayor parte por la estructura del ambiente de tareas en el cual se desempeña. Solamente dentro de límites muy estrechos se hace razonable o practicable adaptar la estructura de organización a nociones preconcebidas de lo que el alcance del control debiera ser. El actual alcance del control está en gran parte establecido por la actual interconexión de cosas. El segundo desarrollo es la invención de un completo catálogo de nuevos instrumentos analíticos, muchos de ellos aprovechando los ordenadores, que posibilitan examinar complejos y multidimensionales problemas de una manera sistemática y ordenada. Con el crecimiento de esos procedimientos, existe ahora menos dependencia de una formal cadena de mando para ejecutar la coordinación entre actividades interdependientes. Como el diseñador organizacional cambia su atención principal al desarrollo e implementación de nuevos procedimientos de decisión, el alcance del control viene a ser menos central en su actividad de diseño” (Simon, 1973.j). Tal vez sean ciertas las afirmaciones de Quinn acerca de que la expresión “alcance del control” es realmente “un anacronismo” y que sería mejor utilizar la frase “alcance de la comunicación” o “alcance de coordinación”, en su lugar. El mismo autor, resaltando la crítica premonitoria de Simon, explicó la vulneración absoluta del criterio del alcance del control que posibilitó un diseño plano de las misiones coordinadas a 7.000 millas de distancia en la Guerra del Golfo: “Quizás el ejemplo más interesante de una organización acentuadamente plana con acción por completo independiente de los nodos en la operación, fue el sistema de provisión de bombas en la Guerra del Golfo, en la que cada bombardero era asignado a un determinado blanco, y las bombas, diseñadas y construidas especialmente para aquel objetivo sólo unos pocos días antes. Este fue un triunfo de logística, comunicaciones, transporte e información (servicios), trabajando tecnológicamente en conjunto, para la producción justo a tiempo y en el diseño de sistemas a 7.000 millas de distancia. Cientos de aviones estaban en el aire a la vez, operando casi independientemente para completar una misión específica con tanta flexibilidad de maniobra de combate como fuera necesaria. Sin embargo, los bombarderos tenían que cumplir determinadas reglas de vuelo, tiempos, códigos de comunicaciones (para evitar daños y para asegurar su efectividad); más de mil aviones fueron coordinados simultáneamente, todo el tiempo, desde unos pocos centros de comunicación” (Quinn, 1992).

      En 1976, publicó la tercera edición de El Comportamiento Administrativo (Simon, 1976.a) y un año más tarde, la revisión de sus predicciones realizadas en 1960 (Simon, 1977.a). En esta crucial publicación, en relación con este capítulo, resulta conveniente repasar su Capítulo 4, en el que fijó su posición respecto a cómo cambiaría el diseño de organización en virtud del ambiente rico en información que predijo, la limitada capacidad de procesamiento y las nuevas tecnologías de la información. Retomó las razones de la cuasi descomponibilidad, la jerarquía de los sistemas complejos, los problemas de centralización y descentralización, el sistema de autoridad, la aplicación de las comunicaciones y los ordenadores, los sistemas de información gerencial, la continuidad del sistema jerárquico y la conciencia ecológica (tema nunca rescatado de esta obra por la literatura especializada pese a su predicción como punto central de la dirección). Manifestó: “La tecnología es conocimiento y la tecnología del procesamiento de información es conocimiento de la forma de producir y usar el conocimiento con mayor eficiencia. Los instrumentos modernos –por ejemplo, aquellos que permiten detectar vestigios de contaminación en el aire, el agua y los alimentos- informan acerca de las consecuencias de nuestras acciones que anteriormente ignorábamos. Las computadoras aplicadas a modelar nuestro sistema energético y ambiental rastrean para nosotros los efectos indirectos de las acciones ejecutadas en una parte de nuestra sociedad sobre otras partes. La tecnología del procesamiento de la información hace que todos tomemos en consideración las consecuencias de nuestras acciones con alcances temporales y espaciales que rara vez nos preocuparon anteriormente. Coloca sobre nuestros hombros –tal vez a la fuerza– la responsabilidad de proteger las futuras generaciones, así como la nuestra. De este modo, la nueva tecnología, el nuevo conocimiento, está redefiniendo los requerimientos de la moralidad en los asuntos humanos” (Simon, 1977.a). Al finalizar la década, escribió sobre las consecuencias de la aplicación de los ordenadores en el diseño y el resultado de las configuraciones en la centralización y descentralización, explicando su naturaleza, los motivos para centralizar, su viabilidad, el uso de las tecnologías de información (computadoras y comunicaciones), y dijo: “Hoy los términos ‘centralización’ y ‘descentralización’ son cargados pesadamente con valor. En general, la descentralización es la cosa buena y la centralización es la cosa mala. La descentralización comúnmente es comparada con la autonomía, la autodeterminación y también con la autorrealización. La centralización es adosada a burocracia (en el sentido peyorativo del término) o a autoritarismo y es a menudo nombrada como la primera causa de la deshumanización de instituciones y de la alienación de sus miembros” (Simon, 1979.h).

      En la década del ochenta, Simon no fue muy productivo en temas relacionados con el Capítulo II. En 1982, publicó la obra Modelos de Racionalidad Limitada, volúmenes 1 y 2, que tituló Análisis Económico y Políticas Públicas, compendiando una serie de obras vinculadas a la economía