Название | El campo de la psicología educativa en Colombia: génesis y estructura |
---|---|
Автор произведения | Álvaro Ramírez Botero |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789587206654 |
Esos procesos son los que generan las condiciones para su legitimación y significación, a partir del reconocimiento de su valor y su función como disciplina, de la regulación de su ejercicio y el establecimiento de compromisos, la divulgación de sus postulados y contribuciones, los desarrollos técnicos y su enseñanza. Esto, entre otros aspectos, hace referencia a su proceso de institución.
El proceso de institución del campo de la psicología educativa, como el de cualquier otro, no se da de manera aislada de la historia y de la formación social en su totalidad (Dubois, 2014). Por lo tanto, los efectos de estos elementos, como socializadores y como aparatos ideológicos, deben tenerse en cuenta en la medida en que, de alguna manera, también tienen un efecto conductor en el proceso de institucionalización social en una latitud específica.
Así, los efectos sociales del campo de la psicología y los de la educación y la pedagogía en el mundo, ejercen su efecto en la organización autónoma del campo emergente; es un asunto de interacciones entre saberes y agentes.
La primera mitad del siglo XX representa un momento histórico definitivo para las ciencias sociales, porque en ella logran su institucionalización y profesionalización (Herrera y Low, 1991). Para la psicología en Colombia, es la marca de su inicio:
Aunque la psicología como ciencia se inició en Colombia a mediados del siglo XIX, como disciplina profesional, la psicología solo comienza su historia en el año de 1947 con la fundación del Instituto de Psicología Aplicada de la Universidad Nacional de Colombia, en la sede de Bogotá (Giraldo y Rodríguez, 2000, p. 276).24
Es importante aclarar que se puede hablar del saber psicológico antes y despúes de la instalación de la psicología como ciencia. Bajo esta consideración, el saber psicológico en Colombia no sufre un proceso del todo diferente al ocurrido en otras latitudes, en particular en Latinoamérica. La diferencia crucial, al menos con Europa y Estados Unidos, se plantea en el momento de la entrada al país de las teorías psicológicas y de los profesionales de la psicología, luego de la emancipación, por dicha disciplina, de la filosofía.
Como estrategia, para ordenar la presencia del saber psicológico en Colombia, se va a usar como referente la institución universitaria. Lo anterior permite establecer unas etapas lógicas del saber psicológico, de su presencia, de su reconocimiento como ciencia y profesión, y de su enseñanza en el marco de los procesos de modernización. Se ordenan así los eventos en dos grandes periodos: el periodo preuniversitario, y el universitario y profesional (García, 2009).
En el periodo preuniversitario, el saber psicológico en Colombia se manifiesta “Como una conceptualización acerca del ser humano y de su comportamiento, y en tal caso comenzaría con las ideas psicológicas que tenían los habitantes primigenios del territorio de la actual Colombia” (Ardila, 1998, p. 231).
En este periodo se pueden considerar las presencias de la psicología antes de la Colonia, durante esta y en el periodo de la independencia, hasta la enseñanza de la psicología en las universidades. En estos términos, sobre el periodo de la independencia y la enseñanza de la psicología en las universidades a otros profesionales (filósofos, médicos y educadores), señala Ardila (1973) que en Colombia “hubo psicología antes de 1948, pero sin sistematización, llevada a cabo por personas sin entrenamiento psicológico, especialmente psiquiatras, filósofos y educadores” (p. 11).
Antes de la Colonia, se plantea que había pensamiento psicológico en los aborígenes. Respecto a las características de ese pensamiento, se dice que
Desafortunadamente, casi todos los comentaristas e historiadores de la época, al interpretar el pensamiento de nuestros aborígenes, atribuyeron conceptos espiritualistas que corresponden más a la mentalidad occidental europea que a la mentalidad de los indígenas. Sin duda, su pensamiento tenía mucho de mágico, lo que no es lo mismo que espiritualista. El espiritualismo supone la existencia de entidades trascendentales, aespaciales, fuente y fundamento de la realidad material (Peña, 1993, p. 9).
Esta referencia permite ubicar el pensamiento psicológico de los aborígenes en la perspectiva del pensamiento mágico. Además, llama la atención sobre la lectura hecha por los historiadores y cronistas de la época desde las formas de pensamiento occidental bajo la categoría de lo espiritual, invalidando lo mágico. En realidad, lo único que se puede afirmar es que el pensamiento psicológico de los aborígenes corresponde a otras lógicas distintas de las establecidas por la mentalidad occidental.
Ahora, acerca del saber psicológico en la Nueva Granada durante la Colonia, es importante plantear que los efectos de la colonización van más allá de lo económico, lo político y lo religioso. Por lo tanto, también se da una colonización del pensamiento, efecto del intento de replicar, en la Colonia, la vida de España (Ardila, 1973). Además, procesos como la evangelización de indígenas y negros van a favorecer la penetración de un pensamiento espiritualista y dualista, de tal manera que el pensamiento psicológico durante la Colonia estuvo influido por la teología y la filosofía –obviamente, de orientación católica–.
Un factor social que acentuó este aspecto fue el tipo de inmigrantes españoles que vinieron a América. En su mayoría eran soldados ignorantes, aventureros, comerciantes, pero también sacerdotes que venían a conquistar ‘almas para el cielo’. De este conglomerado, los sacerdotes eran los elementos más cultos y en ellos recayó la responsabilidad de educar tanto a los indígenas como a los mismos españoles y a sus hijos criollos. Lógicamente, ello implicó que el pensamiento psicológico predominante reflejara la ortodoxia del pensamiento católico de esa época (Peña, 1993, p. 10).
A propósito de la instauración de la psicología en Colombia, se encuentra un punto de corte en la Colonia, en la Nueva Granada, que corresponde con los aires previos de la independencia en 1810 y con los ecos del pensamiento ilustrado europeo. Este último introduce la idea de ciencia y ubica el saber psicológico en la república
Como un área de investigación científica y en ese caso comienza por los primeros trabajos investigativos llevados a cabo por médicos, educadores, filósofos, etc., entre otros Francisco José de Caldas en el siglo XIX y Luís López de Mesa en el siglo XX (Ardila, 1998, p. 231).
En la consideración de saber psicológico como área de investigación científica, “El primer trabajo de psicología escrito por un colombiano [neogranadino] fue Del influjo del clima sobre los seres vivos organizados, publicado por Francisco José de Caldas en 1808” (Ardila, 1973, p. 14). En el texto,25 Caldas estudia el comportamiento de los indígenas y los mulatos, y compara los comportamientos de los de la cordillera con los del pacífico (Ardila, 1973; Peña, 1993). “Sus ideas están inspiradas en las ideas de los científicos de su época: abundan las citas de Humboldt, Lavoisier, Rush, Cuvier, Montesquieu, Mewton [sic], Saint Pierre, etcétera” (Peña, 1993, p. 14). Ya se evidencia cierta independencia del pensamiento colonial español y se observa la entrada ideológica de un pensamiento más revolucionario, de corte francés26 (Peña, 1993).
Ilustrados y pensadores modernos marcan la dirección de la independencia. Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Antonio Nariño, Francisco José de Caldas, entre otros, enfilan el país a un Estado moderno, y para un Estado moderno, pensadores modernos, ideas modernas y ciencias modernas.
La idea de la universidad moderna, en la que se enseñaran “ciencias útiles” y que permitieran formar “buenos ciudadanos”, correspondía con la propuesta general para la educación pública y privada enmarcada en el Decreto del 18 de marzo de 1826. Aunque el decreto no terminó creando universidades, de entrada, produjo efectos: “las universidades se organizaron en cinco facultades: Filosofía, Jurisprudencia, Medicina, Teología y Ciencias Naturales. Así pues, nuevos estudios y textos se introducían en el ámbito universitario” (Soto, 2005,