La Conquista De Glouster. Enrique Laurentin

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Название La Conquista De Glouster
Автор произведения Enrique Laurentin
Жанр Приключения: прочее
Серия
Издательство Приключения: прочее
Год выпуска 0
isbn 9788835423119



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molestarte, gracias.”

      Amelia se retiró a la cocina y coloco al fogón un caldero conteniendo agua, bayas de saúco secas, una pequeña porción de mirtilo, flores secas de hibisco, bayas secas de espino blanco y una porción de ralladura fina de naranja.

      Tomó un tamiz de tela suave y una vasija, mientras que sobre una bandeja colocó dos tazas, dos cucharitas una jarrita de miel y un plato con diez biscochos alargados en forma de listoncillos de madera color chocolate punteados de pequeñas porciones de frutas, para dirigirse hasta la estancia y dejar todo allí en espera de la infusión que se preparaba en ese momento.

      “Nuevamente esta es una muy agradable sorpresa, pues por lo general no recibo muchas visitas en mi casa. La s personas están muy ocupadas con sus propias vidas y tienen el tiempo comprometido en sus propios quehaceres.”

      “Tiene razón Amelia, sin embargo suelo romper las rutinas y hacer cosas nuevas que me permitan compartir con diferentes personas de nuestra ciudad de manera inesperada.”

      “Sobretodo inesperada, pero a la vez muy grata su visita para mí que me dedico en cuerpo y alma a mi hogar y a mi esposo.”

      Se retiró Amelia a la cocina y tomo el caldero cuyo contenido ya hervía, luego coló cuidadosamente todo el contenido y el aroma frutal invadió el ambiente, luego se dirigió a la estancia perfumada a azahar y el aroma de la infusión se mezcló con el aroma original y creo una combinación de olor por demás refrescante y cautivador que llamó la atención de Ava, quien hizo un ademan cerrando sus ojos y moviendo levemente su cara hacia arriba mientras aspiraba el delicioso aroma.

      “Amelia está comenzando a cautivar mis sentidos con esa deliciosa y desconocida mezcla de aromas, me obligará a visitarle con más frecuencia. Quizá el resto lo hagan esos tentadores biscochos que siento que están ansiosos por ser comidos.”

      “Ja, ja, ja, rió Amelia mientras pensaba que no le agradaba la sugerencia y comenzaba a verter la infusión en ambas tazas. En un momento le explicaré como disfrutar de la infusión y los biscochos para que nunca más olvide esta grata experiencia.”

      “Ya la estoy disfrutando y ni siquiera los he probado.”

      Al finalizar, Amelia le recomendó mezclar solo 1 cucharadita de miel con la infusión, para dar pequeños mordiscos a los biscochos y una vez triturados dentro de la boca, tragarlos y beber un sorbo de la infusión para inundar el paladar y disfrutar de los sabores resultantes antes de tragarla.

      “¡Huuuum!, realmente delicioso Amelia, me temo que tendrá que confiarme los secretos de su cocina”

      “Secretos de Tradición familiar”

      “Muy bien Amelia mi visita de hoy está motivada por el deseo que le manifesté en días pasados a Lexi, con quien suelo asistir al “Café Antiguo Crestor” adonde solemos compartir una delicia que allá preparan llamada “Vigoroso” y que para gran pesar de ellos acaba de ser destronado como lo mejor que había probado en mi vida. Solo me pregunté varias veces a mí misma, y ¿por qué no incorporar a Amelia a nuestras escapadas de la rutina?, ¿por qué no alejarla un poco de sus oficios del hogar y que disfrute una pausa tal y como solemos hacer nosotras? Esperando lógicamente no ponerla en aprietos con su esposo o nadie de su familia, claro está.”

      “Esa es una excelente idea, me encanta y me siento honrada de que así lo proponga. En mi hogar mantengo una comunicación muy franca y directa con mi esposo y él me ha insistido en varias oportunidades que debo salir de casa, que debo socializar más con la gente, sin embargo, es mi naturaleza, quizá mi crianza influyó en que sea yo una mujer reservada y a quien quizá perciban con aires de autoridad.”

      “Está bien cada quien es cómo es y eso se respeta. Pero, ¿le parece que la propuesta de acompañarnos le satisfaría?”

      “Por supuesto que sí, cuenten con mi participación como nueva miembro de sus ¡escapadas de rutina!”

      Al instante Ava terminó de beber la infusión y se levantó, a lo que Amelia sorprendida reaccionó levantándose también.

      “¿Se retira?”

      “Sí, debo ir a casa a atender a mi pequeña hija Melany de seis años quien está al cuidado de mi madre que ha visto por ella desde que nació y a quien le estaré eternamente agradecida por su dedicación tanto a mí como a mi hija.”

      “Es una bendición contar con los abuelos.”

      A lo que Amelia le pidió esperarla mientras tomaba una servilleta de tela y envolvió con la misma cinco biscochos que habían quedado enteros sobre el plato para enviárselos a la niña.

      “Este es un presente para su pequeña hija y su madre de mi parte.”

      “muy agradecida Amelia, aunque le confieso que será bastante duro para mí no comerlos por el camino y llegar sin nada a casa,” comentó riendo.

      En la “Hostería Juliette” ya esperaban al Sub Comandante Lewis cuando llegó. Fue atendido por una chica hermosa de estatura media contextura delgada y cabello castaño oscuro quien se presentó a sí misma como Aurora la hija de Juliette, la joven dueña de la hostería.

      “Soy Aurora, la hija de Juliette. Mi madre me ha encomendado que le entregue este paquete contentivo de la lencería de cama y de baño que usted necesitará durante su estancia. Al momento que usted nos indique enviaremos a una de nuestras mucamas a tender su cama, si desea cenar la cena ya está disponible.”

      “Muchas gracias joven dama. ¿Cuál será mi habitación?”

      “Le asignamos la última habitación al fondo del pasillo, por ser la mejor de toda nuestra hostería, bienvenido.”

      “Nuevamente gracias, en caso de necesitar algo acudiré a usted. ¡Buenas noches!

      El primer canto de gallo anunciaba la hora de levantarse a Lewis quien llevaba una agenda oculta que cumplir visitando a amigos y familiares que vivían en Lambar.

      Una vez vestido y antes de salir echó mano de una hogaza de pan y la rellenó con una buena porción de Khlea que era una carne seca especiada de ovejo que preparaba su esposa, una receta que había aprendido de unos antecesores árabes quienes cortaban las porciones de carne en tiras y la marinaban con comino, cilantro y ajo y las dejaba desecar al sol por varios días. Era una excelente fuente de las proteínas que tanto necesitaba para mantenerse vigoroso y activo durante días, los próximos dos días serían bastante exigentes. Luego de comer, enjuagó su boca con agua en primer lugar y sacó una pequeña botella de licor, de la que tomó un sorbo y luego de nuevamente enjuagar toda su boca, lo tragó.

      Al salir notó que Lambar era una ciudad no tan diferente de Crestor, sin embargo a tan tempranas horas lucía silenciosa, misteriosa y triste bajo los matices de luz de las antorchas ubicadas en lo alto de los muros a lo largo de las calles, ya la claridad del alba comenzaba a aparecer tímidamente en el horizonte.

      Al final de la calle pudo observar a un hombre que venía bajando y apagando las antorchas según un ritual que evidenciaba su práctica en el asunto, cuando pasó a su lado pudo observar que el hombre hizo un discreto intento por ver la cara del transeúnte que a su lado pasaba a esa hora.

      Luego de caminar por diferentes calles llegó a una casa de mediano tamaño a través de cuyas ventanas se observaban luces en su interior, golpeo en tres sucesiones de tres golpes a la puerta cada vez, un código que había acordado la familia desde hacía mucho tiempo para indicar a los residentes que era otro miembro de familia quien llamaba a la puerta. Sonidos sobre la madera de la puerta le indicaron que alguien ya maniobraba desde adentro de la vivienda para abrir la pesada puerta.

      Una figura de mujer apareció al abrir la puerta y sus grandes ojos enfocaron a Lewis por un breve instante.

      “¡Teeeeeooo!” grito la mujer mientras dibujaba una gran cara de felicidad en su rostro.

      “July, ¿cómo estás? Me encuentro en Lambar desde ayer, sin embargo se me hizo imposible dispensarles la visita que les había prometido hacía seis meses