Cómo vencer los temores y fortalecer la salud emocional. Enrique Chaij

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Название Cómo vencer los temores y fortalecer la salud emocional
Автор произведения Enrique Chaij
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9789877983296



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de profundidad. Durante horas había estado gritando y llorando sin ser oído por nadie. Pero finalmente, entre su desesperación y sus lágrimas, alcanzó a escuchar la voz de su padre que lo llamaba. La esperanza renació en su angustiado corazón. ¡Su papá había venido para salvarlo! Y momentos después, el niño estaba feliz en los brazos de su padre.

      ¿Estamos hoy hundidos en algún pozo, y el miedo nos estremece? Nuestro Padre celestial nos puede rescatar y ayudar. Su palabra de amor nos puede alentar, y su brazo paternal nos puede sostener. A su lado tenemos seguridad, sin angustias ni temores. ¡No lo dudes! Para nosotros, y para nuestro mundo que vive “bajo el signo del temor”, ¡Dios es nuestro supremo Ayudador!

      1 Las citas bíblicas de esta obra corresponden a la versión Nueva Reina Valera Siglo XXI. En todos los casos, la cursiva de tales citas es nuestra.

       Las variadas caras del temor

      “Señor, ante ti están todos mis deseos, mi suspiro no te es oculto” (Salmista David).

      Un conocido escritor se le quejó a su vecino porque su gallo no lo dejaba dormir. A lo que el vecino respondió: “No comprendo por qué usted no puede dormir. Al fin, mi gallo canta solamente tres veces por la noche”. Entonces el escritor explicó: “Lo que me preocupa no es el número de veces que canta el gallo, sino que me paso toda la noche pensando en qué momento cantará”.

      Evidentemente, el escritor era una persona ansiosa. Estaba perturbado mucho antes de tener motivo para ello. Tal es la modalidad típica de la ansiedad, que hoy afecta a tantos seres humanos. Un mal que sigue creciendo, y que cuesta desarraigar del corazón…

       La ansiedad

      Esta es una de las caras o facetas más comunes del temor. A veces se trata simplemente de un excesivo sentido de responsabilidad, que llega a la obsesión por terminar una tarea con prontitud y excelencia. Esto provoca que el ansioso se sienta molesto cuando las personas que tiene a su lado no actúan de igual manera. Y así nacen las diferencias y las discrepancias de criterio en el ámbito laboral, o aun en el propio círculo familiar.

      Como resultado, esas diferencias determinan incomodidades sociales. Se hace difícil la convivencia armoniosa entre el ansioso y el que no lo es. ¡Cuántos esposos y amigos ven resentida su relación cotidiana por causa de la ansiedad de uno de ellos! Y en el caso de que ambos pecaran de ansiedad, se desgastarían en detalles y desencuentros propios de su particular modo de ser.

      Otra cualidad del ansioso es que se adelanta excesivamente a los hechos. Es clásico el caso de aquella madre que sufría y temía por el futuro de su hija. “¿Qué carrera seguirá, y con quién se casará?” se preguntaba con ansiedad. Y su hija era apenas una pequeña niña de ¡cuatro años de edad! ¿Te parece que esa madre estaba en lo correcto con semejante actitud tan anticipada? Pero ella creía que era una virtud el preocuparse con tanta antelación por el porvenir de su hijita.

      Otro ejemplo típico de ansiedad lo encarna la persona que está todo el tiempo hablando por su teléfono móvil o celular. Jamás se separa de este aparato, y siempre está haciendo alguna llamada a alguien, a menudo sin importancia ni necesidad. Pero la persona está ansiosa por hablar o comunicarse con alguien, quizá para combatir cierta soledad, o bien por una compulsión que no consigue controlar. En el fondo, se trata mayormente de un temor inconsciente a quedarse aislado, por no estar en constante comunicación con los demás, ya sea un familiar, un amigo, o cualquier otro de sus allegados.

      En busca de paz

      Además, la persona ansiosa no tiene seguridad interior. Quisiera ser dueña de su futuro, y dominar los años venideros. Pero como esto es imposible, aparece entonces la inseguridad, como un componente más del temor del corazón. A lo cual se le suma la insatisfacción, la intranquilidad, la impaciencia y el no saber esperar. Al respecto, cuán sabias son las palabras de San Pedro: “Echad toda vuestra ansiedad sobre él [Dios], porque él cuida de vosotros” (1 S. Pedro 5:7).

      A la luz de esta declaración bíblica, al escritor citado en el comienzo del capítulo, podríamos decirle: “¡Duerma tranquilo! ¡Deje de pensar ansiosamente en qué momento ha de cantar el gallo! Su ansiedad lo está destruyendo. Usted necesita descansar bien durante la noche, para vivir mejor durante el día”. Quien desee ayudar con éxito a una persona ansiosa, debería utilizar mucha comprensión y empatía, a fin de que su palabra sea escuchada con respeto y atención.

      Este apoyo psicológico acertado despertará la iniciativa del ansioso, quien, con disposición favorable, intentará controlar sus sentimientos y modificar su conducta. Por el contrario, un trato incomprensivo y reprochador no logrará ningún beneficio, sino más bien expondrá la debilidad del ansioso, y aumentará su temor de fracasar si intentara cambiar.

      ¿Sufres de algún grado de ansiedad? ¡Cambia tu nerviosismo y agitación por tu confianza en Dios! Acércate a él, pídele su ayuda, y obtendrás la victoria.

       El estrés

      Esta es una condición emocional estrechamente ligada a la ansiedad y al temor. Es el peso excesivo en las obligaciones cotidianas, que debilita la salud y roba la paz del corazón. Es como tensar demasiado la cuerda de la vida, por causa del trajín intenso de cada jornada. Es el temor de no poder seguir soportando tanta presión emocional…

      Desde luego, el estrés moderado es saludable, cuando estimula y aumenta el vigor para la prosecución de nuestros trabajos, estudios e ideales. Pero cuando el estrés deteriora nuestra tranquilidad interior, se impone el descanso físico y el control de la mente. Esto no es fácil, sobre todo cuando hay demasiados deberes que atender. Pero aun no siendo fácil, es posible. A menudo, se trata de ordenar las obligaciones, priorizar los trabajos y cumplir los horarios.

      Vida ordenada

      En su libro Cómo suprimir las preocupaciones, Dale Carnegie cuenta el caso de un empresario agobiado por su estrés laboral, quien fue a consultar al destacado psiquiatra Guillermo Sadler. Y mientras hablaba de su problema con el médico, en los primeros diez minutos este recibió tres llamados telefónicos, a los cuales atendió hasta dar solución a los problemas que le presentaban otros pacientes.

      Al terminar la tercera conversación telefónica, el paciente dijo: “Doctor, en estos diez minutos creo que he adivinado lo que anda mal en mi vida. El dar por terminado cada asunto que se presenta, como lo he visto en usted, y el tener ordenado el escritorio, es lo que yo necesito aprender”.

      A las seis semanas, el mismo paciente volvió a ver al Dr. Sadler, y le dijo: “Antes tenía tres mesas de trabajo en dos oficinas diferentes, y siempre estaba sobrecargado de tareas. Ordené todas mis cosas, y ahora tengo una sola mesa. Además, arreglo los asuntos ni bien se me presentan; y lo maravilloso es que no observo la menor falla en mi salud”. El ordenamiento laboral salvó la salud del hombre estresado, y le devolvió su bienestar emocional.

      Alma agobiada por tu estrés, cansada por tus muchos trabajos, dominada por tus ambiciones, y temerosa de no recuperar tus fuerzas, haz una pausa en tu camino si quieres gozar de salud física y paz espiritual. No te excedas en tu trabajo, ni te consumas corriendo todo el día. Comparte tus cargas con tu familia. Recuerda que tu vida vale mucho más que cualquier mala sangre que te hagas, o que cualquier dinero que puedas ganar en tu profesión. Ordena tus actividades de la mejor forma posible, para ahorrar esfuerzos innecesarios. ¡Esto te resultará altamente beneficioso!

      Y sobre todo, acepta la invitación del divino Maestro,