Название | Redes sociales, cultura y poder |
---|---|
Автор произведения | Larissa Adler-Lomnitz |
Жанр | Социология |
Серия | |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786077629962 |
Esta última ideología se refleja, entre otras, en el Código Civil (1885) cuya influencia en Sudamérica puede compararse a la del Código Napoleónico y que ha subsistido con cambios mínimos hasta el día de hoy. El Código Civil expresa los valores liberales de la élite basados en la tradición de la libre empresa. La clase media, por muy profundo que sea su respeto a la ley no puede identificarse enteramente con este tipo de valores. Su historia demuestra que ha apoyado el intervencionismo estatal en la economía, aun cuando luego entregó los frutos del desarrollo industrial a la empresa privada. En un nivel personal, la actitud de la clase media es el resultado:
–del profundo respeto al aparato legal y administrativo de la nación, de cuya manutención depende su sustento;
–de su tendencia a anteponer las lealtades personales y de grupo a los intereses impersonales del Estado.
Esta ambivalencia se refleja en la historia de la clase media. Su acceso al poder político, su rol en la creación de una burocracia poderosa que sirve de instrumento para la industrialización, su implantación de la legislación social, educación pública, vivienda y otros programas de seguridad social, que benefician a la clase media, pudieron llevarse a cabo dentro del marco político liberal. Aunque se otorga un reconocimiento verbal a la ideología de la libre competencia basada en el mérito individual, el comportamiento real la contradice constantemente. La amistad y la solidaridad de grupo generalmente toman precedencia sobre el mérito individual. Naturalmente los perdedores suelen sentirse amagados en sus derechos teóricos y se les consiente el derecho a protestar («derecho a pataleo»). Sin embargo un despliegue excesivo de resentimiento no sólo sería inútil, sino ridículo y de mal gusto. Una protesta que alega que el mérito debe tomar precedencia sobre las conexiones sociales se interpreta como evidencia de envidia. La actitud ideal del perdedor fue definida por un maestro en la siguiente forma: ‹›cuando no consigo un puesto porque otra persona tuvo mejores conexiones que yo, no me amargo por eso: pienso que con los años yo también tendré amigos que estarán en posición de ayudarme en la vida». En el fondo la competencia se considera como un mal necesario que se debe a la escasez de recursos, pero no se valoriza como una forma de probar el valor del individuo. La lucha por la vida es competitiva, pero tiende a pelearse en grupos y no individualmente. Por esto, el hecho de perder no afecta la valoración propia del individuo, como pudiera ser el caso si el éxito dependiera exclusivamente del mérito.
La ideología de amistad es igualitaria: «cualquiera puede tener amigos». Una consecuencia interesante del igualitarismo es la forma chilena de envidia institucionalizada llamada «chaqueteo», o sea el acto de figurativamente sujetar de la chaqueta al individuo que está subiendo. Los líderes ambiciosos y competitivos son sujetados para evitar que suban muy rápidamente por sus propios méritos: han de deber su éxito al consentimiento de sus iguales. Las armas del chaqueteo son principalmente unas bromas irónicas conocidas como «tallas», que representan la forma conocida y característica del humor chileno. Esta forma amistosa de agresión verbal debe ser contestada con una broma similar dirigida al agresor. Los individuos ambiciosos y serios suelen ser víctimas favoritas de las «tallas» y pueden llegar a ser tildados de arribistas a menos que renuncien a sus tendencias competitivas.
La ideología chilena de la amistad se cultiva desde la infancia y se refuerza toda la vida. A los niños se les anima a jugar y a visitarse con los niños de los vecinos, compañeros de la escuela, parientes e hijos de los amigos de la casa. Durante la adolescencia comparten sus confidencias con amigos íntimos y una vez adultos suelen compartir cada incidente de la vida en compañía de amigos. La familia de clase media chilena normalmente posee una vida social intensa, hospitalaria e informal en que los amigos llegan a la casa sin aviso previo. Tener muchos amigos no sólo es causa de placer sino también fuente de prestigio y popularidad.
Los chilenos que residen en el extranjero tienden a criticar los valores competitivos de clase media propios de las sociedades industriales, que en su opinión crean una existencia egoísta y aburrida. Ellos extrañan a sus amigos y el estímulo de hacer valer sus recursos personales en contra del sistema, dentro de un contexto estimulante de solidaridad de grupo. A los amigos chilenos se les atribuyen cualidades «humanas» sobresalientes que incluyen la disposición de ayudar al amigo en casos de necesidad. Un buen amigo es generoso en el sentido más amplio; debe compartir lo bueno y lo malo, sus experiencias y sus sentimientos privados y encontrarse siempre en la mejor disposición de hacer favores. En las palabras de Gouldner «existe un altruismo en el egoísmo que es posible gracias a la reciprocidad».[7]
El grado de ambivalencia sobre el “compadrazgo” puede depender de ciertas diferencias dentro de la clase media. En general, el rechazo al “compadrazgo” parece ser más explícito en la clase media superior (hijos de clase alta y de inmigrantes europeos de clase media). Un informante de este grupo calificó el “compadrazgo” como “una institución vergonzosa” aunque posteriormente confesó que la utilizaba para evitar restricciones burocráticas ya que el no hacerlo equivaldría a “suicidio”. La ideología liberal de la competencia y del mérito personal parece encontrarse más arraigada entre este grupo superior que prefiere las posibilidades de ascenso social a la solidaridad de grupo. Sin embargo, ellos también aceptan el “compadrazgo” como un hecho.
En conclusión, las actitudes y los valores propios del “compadrazgo” revelan un conflicto subyacente entre la ideología liberal de competencia y progreso basados en el mérito individual, (el espíritu de la ley) y la ideología de solidaridad de grupo.
7. DISCUSIÓN TEÓRICA
Desde el punto de vista de la antropología económica se analizan los modos de transacción e intercambio de recursos, trabajo, bienes y servicios en una sociedad, en base a tres patrones recurrentes básicos: reciprocidad, redistribución e intercambio de mercados. Cada una de las modalidades está contenida en instituciones específicas insertadas en las relaciones sociales.[8] El “compadrazgo” chileno es una institución de reciprocidad, no tanto bajo la forma de intercambio balanceado de un favor contra otro, sino más bien como una relación de distancia social variable que se asocia a intercambios de favores variables. Este intercambio de favores indican, además, la calidad de miembros de la clase media chilena.
Figura 4: Diagrama de distancia social, desde el punto de vista de EGO, de clase media. El “compadrazgo” opera en el plano horizontal; la distancia social en este plano fluctúa según relaciones de compadrazgo. La distancia social vertical permanece relativamente invariable y tiende a impedir el “compadrazgo”.
Sahlins ha propuesto el siguiente modelo de variedades de reciprocidad: “En un extremo del espectro tenemos la ayuda voluntaria, la dádiva menuda de la relación familiar, de la amistad y de las relaciones entre vecinos, ‘dádiva pura’ para usar el término de Malinowski y que no admite ninguna estipulación abierta de reciprocidad. En el polo opuesto tenemos la expropiación interesada, sea por astucia o por fuerza. Estos extremos son notablemente positivos y negativos en un sentido moral. Los intervalos entre ellos no son solamente grados de equilibrio material en el intercambio, sino también intervalos de sociabilidad. La distancia entre los polos de reciprocidad, es entre otras cosas, la distancia social”.[9]
Las relaciones de “compadrazgo” chileno constituyen en primer lugar un espectro de reciprocidades institucionalizado en una sociedad urbana moderna. La Figura 4 representa el continuo de distancia social desde el punto de vista de una persona chilena de clase media. “El compadrazgo”, es decir, el intercambio recíproco de favores inducido por amistad, ocurre solamente en el eje horizontal que representa la membresía en la clase media. Las denominaciones que tipifican la distancia