Psicoterapia Integrativa EIS. Roberto Opazo

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Название Psicoterapia Integrativa EIS
Автор произведения Roberto Opazo
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789569946646



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      ¿Y cómo sería posible que percepciones tan "multi-versas", desde latitudes tan diversas, confluyeran en el mismo "verso", en temáticas tan complejas? ¿No será que lo "multi-verso" opera mucho en algunos territorios y poco en otros?

      El argumento de los consensos requiere ser abordado también. En ausencia de una realidad alcanzable, la calidad del conocimiento no podría ser evaluada vía aportes a predicción y cambio: "La ciencia no tiene que ver con la predicción, no tiene que ver con el futuro, no tiene que ver con hacer nada sobre las cosas; tiene que ver con el explicar" (Maturana, 1990, p. 20). Desde esta perspectiva, las explicaciones serán satisfactorias si cumplen con los criterios científicos "consensuados". Para Maturana, las explicaciones científicas no requieren del supuesto de una realidad independiente. Y las explicaciones científicas no tienen que ver con la verdad: "La universalidad de la ciencia no está en su referencia a un universo, sino que está en la configuración de una comunidad humana que acepta ese criterio explicativo" (1990, p. 47).

      Desde nuestra óptica, la afirmación anterior bordea el absurdo. Y el decir que bordea, constituye una muestra de aprecio hacia la persona de Humberto Maturana… no así hacia su epistemología.

      La pregunta pertinente que se plantea aquí, dice relación con el porqué la comunidad científica ha consensuado ciertos criterios y no otros. Las mil precauciones metodológicas que adoptan los científicos, no son por obsesión, por vocación ritualista, por caprichos gratuitos, por sincronía cósmica, o por disposiciones coreográficas. No conozco científicos que se conformarían con satisfacer criterios consensuados con sus colegas científicos, manteniendo como telón de fondo el postulado que el conocimiento de la realidad es imposible. ¿Para qué tomarse tantas molestias metodológicas, para intentar conocer aquello que postulan que no se puede conocer? ¿Qué sentido tiene el consensuar conclusiones explicativas, en un contexto en el cual ninguno de los "consensuantes" es capaz de percibir más allá de sus propios cambios biológicos?

      Los científicos buscan descubrir como las cosas operan. No buscan consensos arbitrarios que se recortan contra un telón de fondo de no conocimiento. No conozco científico alguno que se conforme con estar de acuerdo con sus colegas, en torno a reglas del juego que procurarían conocer lo que no se puede conocer. Felices en torno a "aunque nunca conoceremos nada, estamos súper de acuerdo en los métodos para no conocer".

      La confluencia en torno a la metodología científica – léase hipótesis, verificación, réplicas, etc. – no se ha alcanzado por azar o por libre asociación. Se ha alcanzado porque permite alcanzar mejores conocimientos, acerca del cómo y del porqué operan las cosasen la realidad.

      Se ha acuñado que "las verdades de hoy son las mentiras del mañana". Es importante recordar entonces, quela ciencia es humilde y no prepotente, y que no opera con "verdades finales"; para la ciencia el conocimiento es siempre probabilístico, es siempre perfectible.Pero es el conocimiento de la realidad lo que interesa en todo momento, no una mera aprobación de los pares en función de ciertos criterios consensuados. Más aún, esos mismos criterios científicos carecerían de sentido alguno, si el acceso a la realidad fuera totalmente imposible. El ejemplo de Albert Einstein grafica bien este punto. No obstante haber aprobado dos observaciones empíricas de su teoría de la relatividad,y no obstante la aceptación entusiasta por parte de la comunidad científica, Einstein se negó a aceptar su propia teoría hasta tener los resultados de la tercera prueba: el cambio al rojo. Es que para Einstein, era fundamental investigar si su teoría se avenía bien, no solo con los consensos de sus propios colegas,sino fundamentalmente con la forma como opera la realidad. Como lo ha señalado Aubert, si el hombre de ciencia se afana y trabaja luchando con una materia huidiza,es para arrancar a esta sus secretos.

      El tema de las leyes requiere también de cierta atención. Desde mi punto de vista, asumo como efectivo que tendemos a darnos explicaciones antes de tiempo, y que tendemos a percibir regularidades donde no las hay. Sin embargo, considero que "tender a" es distinto de "tener que hacerlo", es distinto de "hacerlo siempre" y distinto de "no podemos remediarlo". Es así como la historia del conocimiento está llena de explicaciones prematuras, que fueron corregidas o reemplazadas, porque las nuevas explicaciones operaban mejor, en la realidad. La evolución de Ptolomeo a Copérnico muestra bien esto; también la mencionada evolución desde Newton a Einstein. Adicionalmente, las ya citadas predicciones de Gamow – en relación a los ecos del Big Bang – ejemplifican, de un modo para mí convincente, que somos capaces de descubrir leyes, no solo de "inventarlas".

      Por otra parte, el uso de leyes supuestamente "inventadas", ha conducido a todo el desarrollo tecnológico actual, lo cual no es trivial en términos de validación.

      Respecto al tema de las leyes, desde la física se ha señalado: "Algunas veces se argumenta que las leyes de la naturaleza son impuestas al mundo por nuestras mentes, con el objeto de darle sentido. Ciertamente es verdadero que el ser humano tiene una tendencia a elaborar patrones… e incluso a imaginarlos cuando no existen. Nuestros antepasados veían animales y dioses entre las estrellas e inventaron las constelaciones. Y todos buscamos rostros, llamas y rocas en las nubes. Entretanto, acredito que cualquier sugerencia de que las leyes de la naturaleza sean proyecciones similares de la mente humana, es absurda. La existencia de regularidades en la naturaleza es un hecho matemático objetivo" (Davies, 1992, p. 81). Al respecto Alan Sokal (1997), experto en física cuántica y profesor de la Universidad de Nueva York, ha dicho: "Quien piense que las leyes de la física son meras convenciones sociales, está invitado a transgredir esas convenciones desde la ventana de mi departamento (vivo en un piso 25)".

      Si Kant, Watzlawick, Maturana, Guidano, etc., realmente hubieran creído que "inventamos la ley de la gravedad" – y no que ladescubrióNewton – habrían aceptado gustosos el desafío de Sokal de saltar desde el piso 25; sin embargo, estamos seguros junto con el lector y todos de que… ninguno habría saltado.

      Muchos "escépticos" lo son con conocimiento de causa, con la mejor actitud, fundamentadamente. Sería absurdo calificar a todos los escépticos como esnobistas, que no entienden mucho de aquello que aplauden tanto. Pero, adicionalmente, siempre habrá personas deseosas de "cuestionar la cuestión"; siempre habrá personas que se sientan atraídas por lo que se ubica más allá de lo obvio; en un nivel de análisis aparentemente superior. Por supuesto, pueden tener razón; en este caso, pienso que no.

      No es cosa de asistir a una conferencia para muy fácilmente dejar de creer en nuestros sentidos. Para girar en 180 grados lo que la humanidad ha vivenciado, valorado, y utilizado con éxito a través de toda su historia, se requiere de algo más que los fundamentos presentados por escépticos, por idealistas, o por constructivistas radicales. Todos los cuales, además, comparten la contradicción vital de no vivir de un modo consistente con sus supuestas creencias.

      Y lasrepercusiones psicoterapéuticasde estas posturas, me merecen a su vez muchas reservas. Evidencias de apoyo acerca del aporte clínico del escepticismo hay pocas; o simplemente no las hay. ¿Para qué buscar un apoyo empírico inocuo, cuando la mejor evidencia emerge del "lenguajear"? ¿Para qué rendirle cuentas a una supuesta realidad, cuando lo consecuente es hacer caso a mis palabras?

      Al respecto recuerdo una conversación personal con Vittorio Guidano. Al preguntarle por evidencias acerca de su enfoque me respondió que "no eran necesarias; si otros desean buscarlas… que lo hagan".

      Por otra parte, el escepticismo dista de ser la única fuente de respeto por los pacientes. Al paciente se lo puede respetar – y mucho – valorándolo, aportándole conocimientos válidos y autocriticándonos "realmente", sin necesidad alguna de negarnos opciones epistemológicas.

      En suma, y sin desear ofender a aquellos colegas – muchos de ellos brillantes – que optan por los caminos "escépticos", todo parece indicar que ese camino involucra "mucho ruido epistemológico y pocas nueces psicoterapéuticas". Involucra generar la ilusión de que los problemas de la psicoterapia se reducirán sustancialmente… vía cambios epistemológicos. Involucra incluso un daño, aunque nadie procure provocarlo; un daño porque, directa o indirectamente, se fomenta el desorden, el "todo puede ser" y el que los pacientes van a cambiar vía "secretaría epistemológica".